Tanto en occidente, como en oriente, oír hablar de brujas, es algo común de todas las épocas y culturas. Rusia no es la excepción, incluso, esta nación ha sido epicentro de eventos paranormales que se han podido hasta grabar en videos, desde el siglo pasado cuando Helena Petrovna Blavatsky materializaba almas ante la vista de los escépticos científicos. Otro de los fenómenos del más allá, muy famoso en Rusia, es el caso de “la bruja que hipnotiza a sus víctimas para comérselas”:
Su nombre es Baba Yaga y generación tras generación, se han escuchado sus historias. Esta tenebrosa bruja según concuerdan las leyendas, tiene el poder de hipnotizar a sus víctimas y lo hace con un fin específico: practicar el canibalismo, porque así lo estipulan sus rituales oscuros. Dicen que asecha principalmente a los niños, porque le otorgan más poder y vitalidad. En algunos relatos, aparte de estos antecedentes, se menciona que tiene la misión de servir de guardián entre el mundo de los mortales y el más allá.
La ogra del bosque
En el folclor eslavo, Baba Yaga es la bruja más conocida. Esa anciana terrorífica que asedia en los bosques rusos, es el terror de los niños y de las familias. Necesita la energía vital de sus infantiles víctimas, los cuales ofrece a los demonios que le dan a cambio poderes del mal. Algunos la describen como un ente del mal, que como todos, tienen un lado bueno y se pueden hacer negocios con ella, pero hay que saber la forma.
En las pinturas clásicas que se realizaron en siglos pasados, se le ve como una malévola criatura, adoptando una posición parecida a una rana, con sus brazos estirados y raquíticos, como si fuesen ramas de un árbol seco. Va montada en su vieja escoba, sosteniéndose con sus nefastas garras. Sus labios son oscuros y delgados. Su pelo alborotado, canoso y largo. Su piel verrugosa y seca, sin vida. Prepara pociones mágicas con los hongos rojos del bosque.
De su casa, se desprenden dos enormes patas de gallina que la sostienen y en los árboles de alrededor, hay cráneos colgados y brillantes. Cuenta la leyenda, que sale en búsqueda de los jóvenes y niños, a quienes intenta convencerlos con una apariencia bonachona, mientras gana su confianza y los hipnotiza para llevarlos al ritual.
Uno de los relatos más famosos de Europa, en los que figura la temible bruja Baba Yaga, es el de “Vasilisa la Hermosa”, quien es una bella joven que vive atormentada por la madrastra y sus dos hermanas mezquinas que pretenden asesinarla. Siempre habían tenido la intención maldadosa de enviar a la inocente chica con Baba Yaga, para que la sacrificara y la devorara. Por fin un día, con varias artimañas, lo lograron.
Cuando ya estaba en poder de la bruja, ella decidió que iba a hacer algo especial con la joven Vasilisa, en lugar de comérsela. Quiso convertirla en su esclava y la puso a clasificar granos de arroz y de trigo en las madrugadas. Se hizo buena amiga de Baba Yaga y un día, esta le obsequió uno de los cráneos luminosos que alumbra la casa de la siniestra bruja y entonces, de su llama, salió un fuego abrazador que consumió la casa de la familia de Vasilisa y la liberó para siempre de ese suplicio. Al final, la afortunada chica terminó contrayendo nupcias con el Zar.
Baba Yaga a través de la historia
Los antiguos escritos rusos, cuentan que la anciana Baba Yaga era la diosa de toda la tierra eslava, antes de los demás míticos dioses. En algunos mitos, se le menciona como la guardiana de las aguas de la vida y de la muerte, un líquido especial que concede la vida y juventud eternas y cura todas las heridas. Tal como si fuese un espíritu elemental de la naturaleza, que también influye en el ciclo de las estaciones y del tiempo.
Si miramos la etimología de su nombre, se nota que proviene de las antiguas tradiciones eslovacas: “Baba”, significa anciana y “yaga”, es el diminutivo del nombre Jadwiga, como dicen que era como se identificaba antes de convertirse en esa bruja tan desarrollada. Hay quienes la llaman “la abuela del diablo” y cuentan que tuvo 41 hijos.
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