La Alquimia en el Islam
Al cierre de la edición pasada nos encontrábamos en la cúspide de la alquimia occidental, posteriormente limitada por el surgimiento de la Iglesia Católica en gran parte de Europa. Sin embargo, mientras una plétora de razones llevaba al estancamiento europeo, la cultura islámica florecía en una vasta región que iba desde el noroeste de la India hasta el sur de la península Ibérica. Serían ellos los abanderados de la ciencia y, cómo no, de la alquimia en este periodo de la historia.
Durante la edad de oro del Islam, el pensamiento platónico y aristotélico (que ya había sido parcialmente integrado a las creencias alquímicas) tomaron cada vez más importancia en esta disciplina. Los alquimistas islámicos no se limitaron a seguir las instrucciones de la disciplina, sino que continuaron investigando y brindaron muchos de los grandes descubrimientos científicos de la época:
La técnica de la destilación, por la cual comenzaron a producirse los primeros alcoholes espirituosos, se la debemos a estos alquimistas islámicos. También fueron ellos quienes descubrieron el proceso para extraer el ácido muriático, el ácido sulfúrico, el ácido nítrico, la sosa, la potara y otro número considerable de elementos químicos.
El descubrimiento del Agua Regia
Uno de los aportes más importantes del mundo islámico a la alquimia fue el descubrimiento de la llamada agua regia: esta solución de ácido nítrico y clorhídrico era capaz de diluir a la sustancia suprema (el oro), por lo que se consideró como uno de los mayores descubrimientos y habría de fascinar a los alquimistas por el siguiente milenio. Así mismo, la ciencia árabe introduciría los números decimales en la cultura occidental y daría origen a la influencia de la numerología en la alquimia, principalmente por la obra de Abu Musa Jabir ibn Hayyan.
Este filósofo y alquimista medieval desarrolló un sistema en el cual 4 características (caliente, frío, húmedo y seco) serían las que determinaran la naturaleza de un metal determinado. Las características funcionaban en pares, siendo uno externo y uno interno: así, por ejemplo, el oro sería caliente y húmedo exteriormente, mientras que el hierro sería seco y frío. Con base en su teoría este personaje construyó una tabla numérica que involucraba todos los metales conocidos y en la que cada número se asociaba con una característica de acuerdo con el lenguaje arábico. Esta tabla se convertiría luego en un pilar de la alquimia y de la naturaleza de los elementos.
Tenemos que recordar que la Alquimia era un arte hermético (esto es, derivado de Hermes Trimegisto) que pasaba por la purificación del ser de manera simultánea a la purificación del material y al hallazgo de la piedra. Por esta razón la Alquimia árabe (como más adelante la europea) iría de la mano con la filosofía y con el desarrollo del pensamiento, así como con nuevos descubrimientos científicos.
Curiosamente, se conocen más bien pocas leyendas relativas a la existencia de personajes inmortales (o ricos) debido a la obtención de la piedra. Quizás por su antigüedad, el mundo islámico no registró estos casos (o se perdieron en los vaivenes de la Historia), pero lo cierto es que son pocas las referencias a alquimistas exitosos provenientes de esta región. Serían sus contrapartes europeas, más adelante, quienes comenzaran a edificar sobre sus descubrimientos y construyeran leyendas de este tipo.
Lo interesante es que un verdadero alquimista, alguien que logró superar su naturaleza y alcanzar la verdadera inteligencia, no tendría por qué desear la riqueza, no, al menos, con la lujuria que la desean los hombres normales. Quizás por esto no conocemos ningún caso de éxito… si los hubo, serían indiferentes a su propio éxito.
- La búsqueda de la piedra: Historia de la Alquimia, parte 1
- La búsqueda de la piedra: Historia de la Alquimia, parte 3
- La búsqueda de la piedra: Historia de la Alquimia, parte 4
Fuente de imágenes: 1: audistico.es, 2: onislam.net.