Una gran película sobre un hombre pequeño
Recuerdo cuando vi por primera vez esta película, siendo un niño. La emisión en televisión causó un gran revuelo entre los críos del colegio que la esperábamos como agua de mayo. Aquellos años eran los de la guerra fría entre las grandes potencias y en los medios se hablaba de energía nuclear y esas cosas que todavía no entendíamos, pero a todos nos parecía que no debía de ser tan malo, pues una nube radioactiva, si bien al protagonista le hacía menguar, bien podía también conferirte extraños súper poderes. Entre mis amigos se formaban acalorados coloquios, discutiendo cual de todos, entre el amplio abanico de súper poderes era el mejor. Solía siempre ganar el poder atravesar paredes o la visión de rayos X.
Centrándome en la película, recuerdo que los efectos visuales eran algo realmente sorprendentes para la época. Todo un mundo gigantesco reproducido a la perfección para llevar a cabo la trama, y esas escenas de lucha contra el gato y la araña que se quedaron grabadas en mi mente para siempre. Durante mucho tiempo, supongo que hasta que otra película de ciencia ficción me hiciera fijarme en otras cosas, observaba los objetos cotidianos del mundo imaginando como serían de ser yo del tamaño de una mosca. Volviendo a ver la película, ya de mayor, me maravilla de igual modo y extraigo el amplio sentido que tiene. Aunque con un trasfondo bastante religioso, pues la moraleja final no tiene desperdicio siendo todo un alago a la creación divina y a la simbiosis espiritual del alma con la naturaleza. En si toda la cinta es un canto a la superación personal del ser humano, de cómo se pueden afrontar con esperanza y fuerzas todos los problemas de la vida.
Una joya de la serie B de los años cincuenta y otro ejemplo más de cómo hacer buen cine con escaso presupuesto. Supongo que tarde o temprano, ante la escasez de ideas en el cine actual, algún director recuperará esta historia para hacer algún remake gastándose unos cuantos millones de dólares, pero dudo mucho, para variar, que supere a la original.
Los actores, Grant Williams y Randy Stuart pasaron bastante desapercibidos, dedicándose más a series de televisión que a cine. Una actuación correcta por parte de los dos, sin grandes pretensiones y bien dirigidos por Jack Arnold, director de un puñado de películas de serie B como “La mujer y el monstruo” y “Llegó del más allá”. Aunque sin duda, el increíble hombre menguante es su mejor trabajo.
Por Sinuhé Gorris. El pensante.
Título original: the Incredible Shrinking Man
Año: 1957
Compañía: Universal
Director: Jack Arnold
Guión: Richard Matheson
Reparto:
Grant Williams (Scott Carey)
Randy Stuart (Louise)
April Kent (Clarice)
Paul Langton (Charlie Carey)
Raymond Bailey (Thomas Silver)
Sinopsis:
Durante un viaje, Scott atraviesa una nube radioactiva. A partir de entonces, su cuerpo comienza a disminuir de tamaño progresivamente. Los elementos cotidianos de su entorno se convierten poco a poco en una amenaza. Los doctores no encuentran remedio a su mal, y Scott se ve obligado incluso a vivir en una casa de muñecas. Pero los peligros son cada vez mayores. Un gato o una simple araña son ahora monstruos inmensos que pueden devorarle si no tiene cuidado.
https://www.youtube.com/watch?v=N0jiUH4dHFw
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