Para la Lingüística, la Comunicación hecha en base al Lenguaje será esencialmente verbal, puesto que esta disciplina concibe a los elementos que intervienen dentro de este proceso como hechos y capacidades netamente ligadas a la oralidad, es decir a la capacidad del individuo de generar y comprender un Lenguaje, conformado en base a signos lingüísticos.
Comunicación Escrita
Sin embargo, hace miles de años, el hombre primitivo se encontró también con la necesidad de plasmar en un medio físico aquellos que podía comunicar o entender a través del lenguaje verbal, inventando entonces la escritura, y con ello la Historia. No obstante, para la Lingüística la escritura se reduce al registro que puede hacer un hablante de lo que previamente ha ideado en palabras, puesto que para esta disciplina el pensamiento también va hilado a través del Lenguaje.
No obstante, más allá de las discusiones que pretenden dilucidar si la escritura se puede considerar lenguaje o no, lo cierto es que esta constituye una forma de comunicación, entre un escritor y un lector, la cual usa un medio físico para su transmisión. Incluso, si se revisan los elementos que influyen dentro de la Comunicación escrita se puede llegar a la conclusión de que realmente se trata de una forma o sistema comunicativo, el cual cuenta con los siguientes elementos:
- Emisor: papel que cumpliría el escritor
- Receptor: función desempeñada por el lector o grupo de lectores
- Mensaje: que estaría constituido por el contenido del mensaje transmitido.
- Medio: conformado por el soporte material en el cual el emisor plasma el mensaje.
- Código: el cual estaría conformado por la Lengua en la cual está escrito el mensaje, y que en teoría debería ser manejada por ambos participantes, a fin de lograr la correcta codificación y decodificación del mensaje, procurando su entendimiento, fin último de todo proceso comunicativo.
Características de la Comunicación Escrita
Así mismo, estas diferencias sustanciales con respecto a la Comunicación Oral, hacen que la Comunicación Escrita cuente con ciertas características o aspectos un poco diferentes, lo cual viene a reforzar la afirmación de los lingüistas de contar con dos formas distintas de comunicación, cuando de registros orales y escritos se trata.
En este sentido, resulta pertinente señalar cuáles son esas características totalmente inherentes al acto comunicativo que se da por medios escritos. A continuación, algunas de las más relevantes:
Sobre la inmediatez
A diferencia de la comunicación oral, la cual es simultánea e inmediata, la comunicación escrita no necesita del factor instantáneo para poder realizarse, puesto que el emisor puede dejar su pensamiento por escrito, siendo éste leído por el receptor incluso siglos después. De esta forma, la Comunicación Escrita no necesita del factor inmediato para realizarse.
Sobre el contacto de los involucrados
En este sentido, los participantes de un proceso de comunicación escrito, así como no necesitan encontrarse en el mismo espacio y tiempo, tampoco deben conocerse, al contrario de lo que sucede la comunicación oral, en donde emisor y receptor deben sostener una interacción personal para que se dé el proceso como tal. Por el contrario, en la escrita no necesitan siquiera ser de la misma época, o que el emisor se encuentre vivo en el momento de que el receptor lee el mensaje.
Sobre la retroalimentación
Sin embargo, el hecho de que sea una comunicación diferida, a distancia y en donde los involucrados no llegan a conocerse también involucra que este tipo de comunicación carezca de retroalimentación, es decir, que el emisor no tiene forma de saber cómo fue tomado su mensaje por parte del receptor, a diferencia de la oral donde la retroalimentación es inmediata. No obstante, el receptor –en caso de que sean contemporáneos- puede responder igualmente por escrito, exponiendo sus apreciaciones.
Sobre el carácter comunicativo
Finalmente, las Ciencias de la Comunicación han indicado que la comunicación escrita debe perseguir en todo momento intención comunicativa, es decir, que el escritor proceda a registrar sus ideas sobre un soporte físico, a fin de que un lector -contemporáneo o del futuro- pueda leerlo y enterarse de este contenido. En este sentido, esta característica haría que no todos los textos escritos pudiesen ser considerados formas de comunicación escrita. En esta caso, los libros, poemarios, enciclopedias, páginas virtuales, mensajes de textos, entre otras formas pueden ser consideradas o catalogadas como formas de comunicación escrita, porque han sido creadas por un escritor a fin de que un lector los reciba, procese y entienda.
No obstante, otras formas escritas como los diarios, aun cuando hacen uso de la palabra escrita, no son consideradas formas de comunicación escrita, pues su intención es personal e íntima, es decir, en el momento en que el escritor las creó no lo hizo teniendo en mente ningún lector. Sin embargo, algunos teóricos literarios han indicado que la afirmación anterior puede no ser tan cierta, basando su apreciación en la teoría de que por naturaleza toda persona que escribe lo hace pensando en un lector ideal, aún cuando no tenga intenciones de compartir lo escrito, lo que entonces lo hace comunicación, aún cuando no llegue a transmitirse, pues su pulsión inicial así la ha concebido.
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