Generalidades de la Industria Farmacéutica
El mundo de la industria y la empresa se mueve por el afán de lucro. Esto puede funcionar bastante bien (incluso en términos del “bien común”) siempre y cuando se cumplan una serie de condiciones: sería injusto negar que hoy la persona promedio tiene acceso a muchos más bienes que los que podía tener hace un par de siglos (que esto derive en nuevos problemas es algo diferente).
Sin embargo en muchos casos el afán de lucro puede llevar a consecuencias nefastas. Esto parece ser lo que sucede en el caso de la Industria Farmacéutica, uno de los sectores más cuestionados incluso por los mismos representantes de los grandes poderes. Un caso que veíamos hace unos días del hombre que aumentó en un 5.000% el valor de una medicina vital para miles de personas ilustra el asunto, pero no es sino la punta de un iceberg particularmente grande.
En esta serie iremos viendo los cuestionamientos que se le hacen a esta industria, comenzando por los más leves y pasando a los más graves al final. No cabe duda de que muchas de las farmacéuticas se comportan como verdaderos monstruos, decidiendo quién vive y quién muere… y ganando millones en el proceso, por lo que les dejo a ustedes decidir qué tan lejos creen que va la conspiración de la Industria.
¿Cómo funciona esta Industria?
Hay un término que podríamos definir como “de incentivos perversos”. Este se ajusta perfectamente a la Industria, que tenemos que admitir que no hace más que maximizar su lucro usando los medios que tiene a su disposición, pero que también está sometida a presiones que no tienen otras industrias parecidas.
Cada una de estas empresas debe invertir millones de dólares en investigaciones sobre productos nuevos y potencialmente beneficiosos. En los países desarrollados por lo general la legislación es bastante rígida, y aunque a veces puedan omitirla (usando las típicas artimañas de cualquier industria corrupta) por lo general sus medicamentos deben pasar una serie de pruebas antes de ofrecerse al público.
Esto significa que al final menos del 10% de las investigaciones terminan por generar un medicamento que pueda venderse. Dicho medicamento, sea lo que sea que cure, tiene que pagar por las otras 10 investigaciones que no funcionaron o de lo contrario la empresa se arriesgaría a quebrar.
Aquí vemos cómo un sistema puede convertir a una persona, originalmente bienintencionada, en alguien que mide constantemente los riesgos y que podría estar dispuesto a cancelar un proyecto beneficioso para la humanidad si con ello arriesga los beneficios de otro producto, por ejemplo. Es decir que los problemas de la industria están arraigados en algo más que la simple “maldad pura” de sus dirigentes y tienen que ver con un sistema que hace complicado sacar una cura definitiva.
Sin embargo una industria podría decidir sacar la cura en cualquier lugar y cobrar por ella una cantidad alta (que compense lo que dejará de ganar en otros productos) pero que igual le signifique un ahorro a la persona que con una sola inversión dejará de estar enferma, ¿no? Esto, aunque en teoría podría funcionar, parece verse limitado por el interés de las empresas en no afectar los intereses de algunas supuestas competidoras. Y es aquí donde comienza todo:
Oligopolio, o de cómo las verdaderas curas se mantienen ocultas
El problema aquí es que la Industria Farmacéutica pareciera no consistir en empresas que buscan crear curas mejores (que, por lógica, tendrían mayores ventas), sino en empresas que parecen coordinarse para obtener el mayor beneficio posible para la Industria en su conjunto. Esto en economía se conoce como “Oligopolio” y consiste en un número limitado de empresas que negocian entre sí para que ninguna se vea afectada.
El problema es que cuando una empresa que vende una cura mediocre negocia para no verse afectada el resultado es que las curas más eficientes se quedan en proceso experimental o, peor aún, dejan de estudiarse del todo. Esto pasa, indudablemente, en la industria farmacéutica, el debate está en qué tan lejos llegan estas negociaciones.
Algunos claman que la Industria esconde deliberadamente las curas contra enfermedades como algunos tipos de cáncer y el SIDA, algo posible, pero poco probable. Es más fácil pensar que dichas curas no se desarrollan con la rapidez con que deberían ya que no se invierte en ellas tanto como en otros productos cuya venta sea más rentable.
Sin embargo, un sector considerable de quienes critican a las farmacéuticas considera que muchas curas pertenecientes a remedios naturales – entendidos como aquellos que cualquiera puede sembrar o extraer de una fuente biológica sin que medie una manufactura industrial – son deliberadamente ocultados, destruidos o monopolizados con la intención de evitar un daño a las finanzas de las industrias.
Son muchos los clamores que le apuntan al descubrimiento de nuevas curas contra enfermedades graves (principalmente el cáncer o el SIDA) que provienen de remedios enteramente naturistas. La Marihuana es el ejemplo más claro: varios estudios han demostrado que los principios activos de la planta pueden limitar el crecimiento de varios tipos de cáncer y en ocasiones que incluso lo reducen, funcionando como una cura bastante efectiva. Dada la facilidad del cultivo de la planta, cualquiera podría acceder a ella como una alternativa económica… si supiéramos exactamente qué es lo que hace.
Porque no todas las variedades de marihuana son iguales. Podría ser un componente específico presente solo en una variedad el que, digamos, enfrentara el cáncer de mama. Dicho componente podría a su vez ser inútil contra el cáncer de garganta, que a su vez requeriría consumir otro componente presente en otra variedad. Decir que “la marihuana cura el cáncer” es pecar de ingenuidad, decir que algunos tipos de marihuana podrían controlar algunos cánceres es algo casi verificado, solo que seguimos sin saber cuáles.
Pero no sabemos cómo funciona… porque no se ha estudiado. Y no se ha estudiado porque… bueno, porque las farmacéuticas parecen poco interesadas. Sospechoso, ¿no?
Hace algunos años Thomas Steintz, premio Nobel de Química, denunció públicamente que las investigaciones en productos que curan definitivamente son sistemáticamente canceladas por las farmacéuticas. Esto, aunque es de esperarse, no deja de resultar indignante… y lo que es peor, es solo la acusación más general que se le hace a esta industria. En la segunda parte veremos las más graves y los argumentos que se dan a su favor.
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