Leyendas del Medioevo
Para muchos, la brujería en la actualidad es poco más que una antigua superstición. Para muchos otros, involucra el manejo de fuerzas tenues, imperceptibles, que pueden mover los hilos del destino. Sin embargo, siempre que lo hace ocurre de manera más o menos sutil.
En el Medioevo las cosas no eran así. Se creía que conjurando los hechizos adecuados cualquier persona podría, por ejemplo, adquirir poder sobre una serie de demonios (los cuales, por supuesto, hacían presencia en el mundo físico). Que la invisibilidad, o la inmortalidad, estaban sólo a unos pasos de distancia. En el principio, ni siquiera se pensaba que esto implicase la condena eterna, pero con el paso del tiempo se fue creando esta noción.
La brujería no era para nada sutil.
Por esta razón, no es de sorprenderse cuando se lee una leyenda relativa a un monje que habría escrito un libro poseído por el demonio, expresando la lengua prístina, enseñada a Adán… o quizás un idioma desconocido, proveniente del Averno.
La escritura del Diablo
El relato aparece en una obra llamada Introductio in Chaldaicam linguam, Syriacam atque Armenicam et decem alias linguas characterum differentium alphabeta circiter quadraginta et eorundem invicem conformatio. En ella, se narra la historia de un joven sacerdote llamado Ludovico Spoletano, quien había sido poseído por el diablo y terminado con un extraño manuscrito imposible de comprender.
Las letras mismas recordaban al antiguo idioma Amárico, el cual se creía se había hablado en el Edén. La dramática historia, de tintes sobrenaturales, popularizó el escrito en este periodo; los escritos crípticos, arcanos, incendiaron la curiosidad de las masas y pronto miles de turistas comenzaron a llegar a la Universidad de Queens, donde se encontraba la copia más conocida del escrito.
De acuerdo con la leyenda, el escrito sería producto de una pregunta que Ludovico realizó al demonio. Éste cumplió su parte del trato y respondió la pregunta, pero lo hizo de manera que nadie, nunca, pudiese conocer la respuesta: un clásico de la ironía que caracteriza los pactos demoniacos.
Criptografía
Quienes no creen que lo que hay en este papel sea efectivamente un escrito del mismo Lucifer consideran que se trata de un texto criptografiado, es decir, oculto tras el velo de un sistema matemático. La criptografía, sin embargo, puede ser descifrada si se conoce cierta información sobre la misma.
El problema es que no sabemos nada del manuscrito del Diablo y por esta razón, pese a que han pasado más de 500 años, nadie ha sido capaz de descifrarlo. Para algunos, esto significa que o bien se trata de un manuscrito sin sentido alguno o bien quien lo realizó tenía muy buenos conocimientos de criptografía.
Para otros, es la prueba reina de que se trata en verdad de la escritura misma de Satanás.
Imagen: ciphermysteries.com