Tropas australianas avanzando en las campañas de Nueva Guinea
Luego de Midway
Quedamos en el artículo anterior en una Armada Imperial Japonesa fuertemente golpeada por una severa derrota en la Batalla de Midway, que llevó a que por primera vez los aliados (dirigidos aquí por los Estados Unidos) tomasen la delantera en la Guerra.
Sin embargo, es importante notar que aún con las pérdidas de Midway los japoneses tenían una clara ventaja en términos de hombres y armamento en el Pacífico. La derrota en esta batalla fue un duro revés, pero su flota seguía siendo superior (no lo sería por mucho, pero lo era por ahora) y sus tropas terrestres eran mucho mejores y tenían mejor experiencia en combate.
Australia, como colonia británica, había enviado sus principales contingentes a apoyar el esfuerzo de guerra del Reino Unido. En particular, los soldados australianos mejor entrenados habían sido claves en la defensa de los dominios británicos del Medio Oiente y África del Norte. Por esta razón, cuando comenzó la guerra con Japón (que, si recordamos, empezó dos años después de la guerra con Alemania) Australia no tenia tropas para defenderse. En aquel periodo inicial, la amenaza de una conquista japonesa era muy real.
Y fue esto, entre otras cosas, lo que le permitió a Japón avanzar con tanta velocidad al principio de la guerra, y lo que le garantizó sus victorias tempranas en Nueva Guinea y las Islas Salomón. Pero como los estadounidenses, los australianos pronto comenzarían a mostrar sus mejores cartas y los japoneses se darían cuenta que luchar una guerra en cinco frentes no es sostenible.
Nueva Guinea y las Islas Salomón
Como lo mencionamos en el artículo anterior, el objetivo de los japoneses era controlas las islas del Pacífico para aislar a Australia y evitar la coordinación de este país con Estados Unidos.
Fue con este motivo que comenzó la invasión a las islas de Nueva Guinea y Salomón, en el que se enfocaría gran parte del Ejército Japonés (aunque la mayoría seguía atrapado en China, luchando contra una resistencia que pensaban mucho menor).
En la primera mitad de 1942 los japoneses habían lanzado una ofensiva en estos territorios, parte de la cual se orientaba a la conquista de Port Moresby y la fallida Batalla del Mar de Coral. Pese su estancamiento en esta batalla específica, el ejército avanzó aún más por tierra y seguía conquistando más y más territorio y cercando las tropas australianas.
En Julio de 1942 los australianos por fin pudieron responder. Aquel mes volvieron al Pacífico tropas de la Segunda Fuerza Imperial Australiana, hasta entonces estacionadas en el Mediterráneo, y relevaron a voluntarios y reclutas que habían sufrido mucho bajo el asedio de las tropas de élite japonesas.
Y entre el 25 de agosto y el 7 de septiembre de 1942 se peleó una de las batallas simbólicamente más importantes de la Guerra. La Batalla de la Bahía de Milne, en donde los japoneses sufrieron una senda derrota cuando intentaban tomar los campos aéreos ubicados en esta bahía en la punta de Nueva Guinea, fue la primera victoria aliada decisiva en tierra, y marcaría ella también un cambio en el rumbo del conflicto en tierra, como lo hizo Midway en el océano.
Claro, Milne fue una batalla pequeña, y la derrota japonesa se debió más a un asunto de inteligencia (creyeron que estaba peor defendida) que a una verdadera superioridad de los aliados. Pero es también el primer momento en el que el desciframiento de los códigos japoneses comenzó a brindar frutos a las tropas aliadas, que podían prepararse mejor para los ataques enemigos.
Y en este contexto los aliados se encontraron con una serie de construcciones en la Isla de Guadalcanal, ubicada en el Archipiélago de las Islas Salomón. Los japoneses buscaban construir allí una serie de pistas de aterrizaje con el objetivo de incrementar su control en los mares de aquella región.
Tropas estadounidenses en Guadalcanal
Ante las recientes victorias en Milne y Midway y la evidencia de que los japoneses estaban claramente sobreextendidos para los aliados era evidente que era el momento de contraatacar. Y Guadalcanal, extremo de la ofensiva japonesa, era el mejor lugar para empezar.
La Campaña de Guadalcanal
La Isla de Guadalcanal se convirtió entonces en el eje de una guerra que se luchaba en un amplio territorio.
Los japoneses, liderados por el Almirante Gunichi Mikawa, lograron una decisiva victoria en el mar, hundiendo 4 cruceros pesados aliados sin perder ninguno propio. Pero en este momento quedaba más y más claro que el arma definitiva, el barco supremo que gobernaría el Pacífico, sería el portaviones. Y resulta que Japón apenas tenía tres en construcción, mientras que Estados Unidos tenía 10.
Y peor, Mikawa supuso que las tropas aliadas de desembarco en Guadalcanal eran apenas una división de reconocimiento y no hizo lo necesario para detenerlas. El resultado fue que permitió a los aliados ocupar el territorio y formar una cabeza de playa desde la cual comenzarían sus operaciones.
La Campaña de Guadalcanal duró seis largos meses, de agosto de 1942 a febrero de 1943. Más que deberse a una serie de acciones decisivas fue una guerra de desgaste en la que la logística y la capacidad de mantener refuerzos y tropas en operación era clave. Y aquí, como hemos mencionado, los aliados llevaban la delantera.
En las selvas de Guadalcanal murieron valiosos veteranos japoneses y se perdieron armas de gran calidad que eran imposibles de reemplazar. Los aliados, en cambio, contaban con la inmensa población y capacidad industrial de los Estados Unidos (de tres y diez veces el tamaño de la japonesa respectivamente) y podían reemplazar e incluso incrementar su fuerza en el campo de batalla.
Tras seis largos meses de desgaste los japoneses se dieron cuenta de que no podrían mantener la posición. Habían perdido casi tres veces más hombres que los aliados, pero peor, dichas pérdidas se habían debido más al hambre y la enfermedad que a las batallas. En total, unos 20 mil japoneses perdieron su vida en esta isla.
En febrero de 1943 los japoneses se retiraron de Guadalcanal. No solo habían sufrido una derrota y sacrificado valiosos veteranos cuya experiencia no sería fácil de reemplazar, sino que sus convoyes habían sido duramente golpeados durante la campaña. Cada vez les sería más difícil retomar la ofensiva, que para este momento había pasado definitivamente a manos aliadas.
China y los avances aliados
Muchos no saben que durante la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses persiguieron la política de “Europa Primero”, esto es, era más importante derrotar a Alemania que a Japón. En teoría, un máximo del 30% del esfuerzo de guerra estadounidense debería haber ido al Pacífico. En la práctica, sin embargo, fue mucho más. En tiempos de Guadalcanal, por ejemplo, Estados Unidos tenía 300.000 hombres en el Pacífico y apenas 100.000 en Europa.
Soldados del Ejército Imperial Japonés celebrando una victoria en China
Pero así como Estados Unidos tenía tropas y recursos ocupados en el Atlántico, Japón se encontraba luchando una guerra sin fin en China. Si recordamos el artículo China, la Guerra del Opio y el Siglo de Humillación, parte 4, Japón había realizado su invasión a China mucho antes de Pearl Harbor (en 1937 para ser exactos) y contaba con una rápida victoria.
Pero pese a ser un gigante enfermo y moribundo, China respondió con energía. Lo que Japón esperaba que fuera un conflicto de meses se convirtió en una larga guerra de años y años que requirió la presencia de casi un 70% del ejército japonés.
Cuando hablamos de la Segunda Guerra Mundial, todos piensan en Inglaterra, la Unión Soviética y los Estados Unidos como los participantes clave. Pero de no haber sido por China Japón habría dispuesto del triple de efectivos en el Pacífico, haciendo campañas como la invasión de Australia a principios del conflicto una posible realidad. Con Australia fuera de juego y Japón en control de toda la región, le habría sido a Estados Unidos mucho más difícil retomar la ofensiva.
China es un cuarto actor importante, cuyo papel en la derrota del Eje fue clave. Sin China, Japón habría estado en una posición mucho mejor para derrotar las fuerzas aliadas en el Pacífico. Y a partir de 1942 los chinos también fueron capaces de detener el avance japonés, atando aún más de sus soldados y enfrentándolos en una guerra de desgaste en la que el gigante asiático, con 10 veces la población japonesa, tenía todas las de ganar.
En China quedaron atrapadas la crema y nata del ejército japonés. Esto, más Guadalcanal, le permitió a los aliados el contraataque en Nueva Guinea y Burma (hoy Myanmar), y más adelante las islas Salomón.
Por supuesto, la presencia japonesa en aquellos territorios llevaba ya tiempo y les había permitido fortificarse. Los aliados, por ejemplo, no comenzarían a ganar victorias importantes en Nueva Guinea hasta enero de 1943, cuando recuperarían las playas de Buna y Gona. En Burma, en cambio, no tendrían éxitos importantes hasta 1944.
Mapa (en alemán) denotando los avances aliados. En rojo oscuro están sus dominios iniciales, en rojo más claro los avances para noviembre del 43, en un tono más claro los de abril del 44, en uno aún más claro los de octubre del 44 y casi en blanco los de agosto del 45
Pero para principios de 1943 la situación japonesa ya se veía muy complicada. Guadalcanal no podía ser retomado y los aliados avanzaban, si bien lento, en todos los frentes. Peor aún, los estadounidenses venían con más y más flotas que los japoneses no tenían cómo combatir. Y en abril de aquel año los japoneses se darían cuenta que sus códigos habían sido rotos por el enemigo.
¿Cómo? Simple. Los estadounidenses lograron perseguir y asesinar al Almirante Supremo Isoroku Yamamoto, revelando así que sabían su itinerario, es decir, que tenían acceso a información clasificada japonesa. El Comandante, pese a sus errores, entendía mejor que ningún otro japonés el ethos estadounidense (y canadiense, y australiano); en parte por ello había insistido que el ataque a Pearl Harbor no era prudente y traería desgracias al pueblo japonés. Por esta razón, su muerte sería un duro golpe a la dirigencia japonesa e indicaría el comienzo del fin del conflicto.
Un fin muy largo. Muy, muy largo.
Pero de él hablaremos en nuestro próximo y último capítulo.
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Imágenes: 1, 2 y 4: wikipedia.org, 3: highgatefleetsystems.com