Esta cultura es una de las más valiosas e importantes de la historia latinoamericana. De ella, se gestó uno de los imperios más sorprendentes, llamado “Tahuantinsuyo”.
Toda su historia se originó desde la ciudad de Cusco, que se sospecha se fundó cerca del año 1200 d.c. en Perú. Está rica en historias mitológicas como la cultura griega, sólo que esta se desenvolvió en la región Andina de Suramérica, a lo largo del Pacífico y los prominentes Andes occidentales.
Descendientes directos de los Mayas, por lo que su recorrido de expansión se estima desde Colombia hasta Chile y Argentina. Se caracterizaban por entablar relaciones con otras culturas y pueblos, lo cual enriqueció el saber Inca, con más de 700 lenguas nativas parladas en sus tierras, pero principalmente el Quechua, es el idioma oficial.
El trono se heredaba al hijo del Rey más íntegro y hábil, que se batía en duelos de competencias sorprendentes con sus otros hermanos. El Hanan Cusco o Cuzco Alto, y el Hurin Cuzco o Cuzco bajo, fueron las dos dinastías predominantes, las cuales se rotaban el poder.
El Sapa Inca Atahuallpa fue uno de esos príncipes vencedores, y quien además resultó haciendo historia porque fue el que recibió a los españoles asesinos conquistadores, siendo luego asesinado por éstos en el año 1533 d.c.
La historia que se tiene oficial de los Incas, provienen de las crónicas realizadas por Garcilaso de la Vega, quien creó la “Leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo”; junto con Juan Díez de Betanzos, quien creara la “Leyenda de los hermanos Ayar”. Dichas leyendas eran transmitidas de manera oral.
Luis Valcarcel modificó la versión de los hermanos Ayar en 1984, la primera crónica que se conoció sobre el origen Inca, en el año 1551. El relato de Valcarcel lo plasmó en un libro intitulado “Historia del Perú antiguo a través de la fuente escrita”
Al igual que la cultura griega, los Incas desarrollaron toda su mitología alrededor de la naturaleza. Amaban e idolatraban la Pachamama. También eran politeístas, es decir, creían en varios dioses. A pesar de que estaban constituidos por cientos de pueblos en diversos lugares de la América del Sur, tenían en común la suprema deidad de la madre Naturaleza o Pachamama, junto con el Dios Inti o, que es la deidad que representa al Sol.
Se les ha denominado panteístas porque divinizaron como tal a las lagunas, a las lluvias, a las montañas, etc. Se pensaba que todo era divinal y prácticamente, que el Universo era el mismo Dios. Creían que el Sol era un Ser Vivo y toda una deidad que da vida a todos los seres de la Tierra y del Sistema Solar. Eran unos astrónomos intachables y supremamente avanzados, tan así, que ni la ciencia oficial ha podido igualar sus cálculos tan precisos.
Por encima del Sol, o Dios Inti, los sabios Incas adoraban a Viracocha o Apu Kon Titi Wiracocha, en idioma Quechua, el Padre de Inti y creador de todos nosotros. El Padre del Padre.
Además, por el hecho de que la agricultura era su modo de vida y su economía, también atribuían todos los caracteres divinales a la siembra y sus cosechas guiadas por Inti y por su esposa Quilla, Diosa de la Luna.
Escrito por: Diego Felipe Baquero Rodríguez.