Electrónica
Vivimos en una época en la que la tecnología ha alcanzado niveles impresionantes, inimaginables para los que vivieron tan solo dos siglos atrás. La electrónica no es la única rama en la que estos avances son visibles, pero sin lugar a dudas es la más notoria.
Tenemos hoy computadores capaces de procesar millones de datos en un instante, de catalogar información proveniente de miles de personas, de rastrear acciones al otro lado del mundo. Todo esto es posible por el desarrollo del software y de la capacidad de los procesadores.
Pero hubo un tiempo en el que la electrónica aún no existía. Era un tiempo en el que las máquinas funcionaban aún de manera mecánica, y aunque existían los circuitos eléctricos aún no se habían fabricado computadores, en el sentido moderno de la palabra. Era los tiempos de la tecnología analógica.
Una de las máquinas más fascinantes que nos heredó este periodo fue la Máquina Enigma. Aunque es ante todo reconocida por su papel en la Segunda Guerra Mundial (cuando era utilizada por el ejército alemán), esta máquina tenía una historia anterior que es importante conocer:
La Máquina Enigma
Nacimiento
La Máquina Enigma consistía en un dispositivo de alta complejidad que consistía en un teclado y una serie de lámparas (cada una con una letra del abecedario pintada), todo conectado por partes mecánicas, rotores e interruptores. En esencia, la máquina se configuraba de una cierta manera inicialmente, y así cada vez que se oprimiera un botón aparecería una luz diferente en el teclado superior. La magia del asunto es que la luz que se encendía cambiaba dependiendo de qué botones se hubiesen presionado anteriormente. Es decir, si se oprimía “A” y brillaba una “X” esto no significaba que cada vez que se oprimiera esta tecla brillara esa lámpara: el circuito cambiaba cada vez que la tecla se oprimía (porque los rotores giraban) y esto hacía prácticamente imposible prever el resultado final.
La primera Máquina Enigma fue diseñada por el alemán Arthur Scherbius hacia finales de la Primera Guerra Mundial. Conforme pasaban los años la máquina se volvió más y más segura, pero sobre todo alcanzaría niveles de sofisticación impresionantes a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.
Así funcionaba Enigma
Su uso no fue solo militar. La empresa fundada por Scherbiuso comercializó varios modelos de la máquina que fueron usados por empresas y personalidades. Sin embargo, fue su uso militar lo que la volvió mundialmente conocida.
II Guerra Mundial
Por supuesto, para los alemanes no era suficiente con un modelo comercial, y desde 1930 comenzaron a realizar modificaciones mayores a la máquina. Sin embargo, no sería hasta 1939 cuando la inteligencia alemana añadiera dos nuevos rotores, haciendo la máquina mucho más compleja y complicando la tarea de quienes intentaban descifrarla.
Descifrando Enigma
Gracias a la película El Código Enigma (“The Imitation Game”, en inglés) la Máquina – y el proceso que llevó a su desencriptamiento – es hoy relativamente conocida.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que no fueron los británicos los primeros en descifrar enigma… fueron los polacos.
1929-1938: los esfuerzos de Polonia
Desde finales de los 1920’s estaba cada vez más claro para Polonia que Alemania podría ser una amenaza en el futuro: por esta razón, descifrar los códigos alemanes se consideraba como una necesidad.
Los esfuerzos iniciales del gobierno polaco no brindaron muy buenos resultados. Quienes estaban a cargo del proyecto pronto se dieron cuenta que los matemáticos eran los mejor capacitados para solucionar este tipo de problemas y realizaron una convocatoria para las mejores mentes del país.
En 1929 el joven Marian Rejewski comenzó a trabajar con una máquina Enigma del gobierno alemán que por error había caído en manos polacas. La máquina era, en efecto, indescifrable, pero no así las personas que la manejaban. El joven pronto notó que cada vez que se daba el código de inicio de la sesión este se repetía. Así, si el código del día era ABC (poniendo este código en la máquina se descifrarían los mensajes) los alemanes enviaban el mensaje ABCABC.
La máquina, como dije antes, cambiaba cada vez que una tecla se oprimía, por lo que este mensaje podía aparecer como KNJHUA. Con esta información, Rejewski ya podía determinar que K y H representaban la misma letra en esta combinación, igual que N y H, o U y A. Con un número de pares alto las posibilidades se reducían de varios miles de billones a “solo” 105.456. Con una nueva máquina de rotor, el sistema había sido descifrado para 1937.
Pero entonces los alemanes comenzaron a aumentar la complejidad de Enigma (y de los códigos que se enviaban) y pese a los esfuerzos y éxitos polacos cuando los rotores aumentaron de 3 a 5 (pasando de 6 a 60 posibles combinaciones) el asunto se volvió inmanejable. Poco después Polonia habría de ser invadida.
1939-1941: Inglaterra y la Máquina de Turing
Pero no todo estaba perdido. Con la invasión de Polonia varios matemáticos escaparon a Francia e Inglaterra, llevando consigo valioso conocimiento. Poco tiempo antes este país había enviado a las dos potencias (que ya habían desistido en sus esfuerzos de desencriptar Enigma) información y máquinas robadas o capturadas.
Fue Inglaterra quien tomó la delantera. Tuvo particular importancia la figura de Alan Turing, un matemático que tomó la máquinas Bombe polacas y las rediseñó para convertirlas en el primer ordenador capaz de desencriptar los códigos. Esencialmente, lo que la máquina hacía era eliminar todas las combinaciones que no eran matemáticamente posibles en la máquina Enigma.
Bombe, el computador que derrotó a Enigma
Y así, para 1941 el código había sido revelado.
La Máquina Enigma fue una creación fantástica. De no haber sido por el trabajo de los matemáticos polacos, los británicos y franceses jamás habrían podido llegar a donde llegaron. Sin embargo, tenía un número limitado de combinaciones y eventualmente se desarrolló un sistema capaz de contarlas. Al final, la creación del primer computador – una máquina electrónica – terminó con la supremacía de la última, la mayor de las máquinas análogas.
Como nota final, los matemáticos polacos no supieron la importancia que tuvieron para el final de la Guerra hasta mucho tiempo después. Marian Rejewski, seguramente el más importante de ellos, se sorprendió profundamente cuando se enteró en 1972, poco antes de su muerte.
Imágenes: 1: u-historia.com, 2 y 3: wikipedia.org