Descubrimiento de la Vacuna
La viruela, enfermedad mortífera de la Colonia
Al llegar los europeos a territorios americanos, llevaban consigo una enfermedad que para ellos era endémica, por lo que no era (tan) mortal. Pero los nativos como no tenían ninguna protección contra ella, comenzaron a morir. Pocos al principio, decenas, centenares conforme pasaban los días y decenas de miles algunos años después, los nativos eran vulnerables ante las horrendas llagas que poco a poco los iban devorando.
Incluso en las cifras que detallan las caídas demográficas indígenas en el continente americano, han señalado que la mayoría de ellos murieron a causa de esta horrible enfermedad. Nadie sabía cómo se propagaba la viruela, las personas creían que era por medio de los climas fétidos: la teoría miasmática explicaba que el humano enfermaba era a causa de sus propios humores (algo así como sustancias que se encontraban en el cuerpo), pero pese a mejorar las condiciones del aire en las villas nada mejoraba.
La teoría miasmática
Inspirada en Hipócrates, el padre de la medicina occidental, y en el romano Galeno, se construyó una teoría que explicaba que los humanos teníamos diferentes temperamentos: como todo estaba constituido a partir de los cuatro elementos básicos (tierra, fuego, aire y agua) en el cuerpo humano había cierta estabilidad de dichos elementos, pero siempre había uno que era superior a los otros.
Los médicos lo que hacían para estabilizar la enfermedad era tratar de que un humor (podía ser melancólico, flemático, sanguíneo o colérico, cada uno asociado a un elemento) no se volviera más que los otros, pues cuando pasaba eso, era cuando las personas enfermaban y morían, según ellos.
Los humores y los elementos que los dominaban
Además la creencia popular decía que el clima, la comida, el desvelo y la mayoría de actividades que se hacen, generaban que un humor sobrepasara otros, así que por medio de cortes sanaban a los que padecían enfermedades donde prevalecía el humor sanguíneo o con alimentos improvisados, respiración de vapores o baños de agua fría se estabilizaban los demás humores.
Ante la viruela las personas comenzaron a ser tratadas para que “los miasmas” no afectaran: estas eran las sustancias que había en el ecosistema (generadas por la descomposición de materia orgánica) que podían agravar a las personas que ya tenían la enfermedad o inocularla en las que no. Aunque con la experiencia previa de la humanidad con la peste, se sabía que había enfermedades contagiosas, pero para que se dieran cuenta de que la viruela lo era, tuvo que pasar mucho tiempo.
La viruela en las colonias americanas
Luego de que la mayoría de nativos murieran, los mestizos y demás poblaciones que habitaban el continente vivían con la viruela. Ella atacaba en intervalos de cada veinte o treinta años, matando alguna parte de la población, pero nadie le encontraba una explicación.
Lo máximo que hicieron fue dejar a las personas en cuarentenas, que eran unos hospicios donde tenían que estar cuarenta días antes de ingresar a una ciudad. Los gobiernos de las ciudades con esto, solían evitar posibles contagios entre sus pobladores, igualmente muchas personas dentro de la ciudad que tenían viruela eran llevadas a lugares donde esperaban que murieran o se curaran.
Dichos lugares eran los hospitales, uno de los primeros focos de contagio de todas las enfermedades, debido a que dejaban a todos los enfermos en grandes salones acostados en espera de la muerte. Los religiosos de la orden San Juan de Dios, eran los encargados de cuidar estos menesterosos y también les hacían los últimos sacramentos: muy pocos se salvaban.
El recorrido de la expedición filantrópica
La salvación: la expedición filantrópica
Se tuvo que esperar hasta 1796 para que el inglés Edward Jenner descubriera la vacuna de la viruela. Jenner detalló que las mujeres que trabajaban con vacas, no les pasaba nada mortífero con dicha enfermedad, sólo las dejaba dos días en cama pero después podían seguir sus oficios.
Así que investigó las ubres de las vacas y vio que esas ubres tenían unas llagas de viruela, se inyectó el pus de dichas llagas y el mismo se inoculó. Fue tan importante dicho hallazgo que el Rey de España aconsejado por su médico real Francisco Javier Balmis, vio que era necesario “vacunar” la población americana. Envió a Balmis desde España a las colonias americanas junto con 22 niños huérfanos que habían sido inoculados con el virus a propósito, para que llevaran la vacuna que luego se le inyectaría a todas las personas en las Indias occidentales.
La expedición corrió desde 1803 hasta 1814, atravesó todo el continente y por primera vez, hubo una medicina eficaz contra la viruela que había hecho tantos estragos en el pasado.
Un curioso método para llevar el antídoto.
Llevar 22 niños con la cura a un virus mortífero fue visto con buenos ojos, debido a que los niños tenían que ir pasando la enfermedad unos a otros y por orden para que “la vacuna” hiciera efecto en todos.
No había ninguna forma moderna de refrigerar el antídoto, un niño huérfano era el recipiente más eficaz y lo más curioso de todo es que tuvo un efecto positivo, pues luego de que las personas fueran inyectadas no volvían a sufrir viruela y por primera vez en más de 300 años hubo una cura que nadie creía capaz de encontrar.
Muchas obras escritas han investigado estos temas, inusualmente el público en general conoce la magnificencia del origen de la primera vacuna y una arma eficaz para combatir las creencias en la teoría miasmática que no hacía más sino agravar los síntomas de las enfermedades mortales.
Imágenes: 1: spainillustrated.blogspot.com.co, 2: bocadosdecultura.wordpress.com, 3: wikipedia.org