La situación siria parece haber sido solo el principio
Segunda Guerra Mundial
Hacia finales de 1945 el mundo estaba devastado. La Guerra había asolado las regiones más prósperas del mundo y había destruido por completo la práctica totalidad de Europa y Japón. China, India, el sudeste asiático, el Medio Oriente y el Norte de África también habían sido afectados por la Guerra, y gran parte del Pacífico (desde Filipinas hasta Hawái) estaba devastado.
En este escenario se gestó la peor crisis humanitaria de la historia reciente. Eventos dramáticos posteriores (como la hambruna en Bangladesh, la guerra de la ex Yugoslavia o la crisis en China durante el Gran Salto Adelante) no alcanzaron el drama humano que representó la crisis en este momento.
Hubo que esperar hasta el presente para superarla.
La crisis humanitaria
El concepto fue presentado por Stephen O’Brien, Secretario General Adjunto de la ONU para asuntos humanitarios, quien aseguró, precisamente, que la crisis actual no tiene parangón en las últimas 7 décadas y es la peor que ha enfrentado la ONU en toda su historia (recordemos que la ONU fue fundada en 1945, luego del final de la Segunda Guerra Mundial).
Además de la situación en Oriente Medio (de por sí crítica) y de las recientes amenazas de guerra en el Lejano Oriente (con el rearme de China y Japón y las intenciones de Corea del Norte) en la actualidad más de 20 millones de personas se encuentran en peligro crítico de inanición. Los países de Yemen, Sudán del sur, Somalia y Nigeria se encuentran en crisis y podrían arrastrar sus respectivas regiones a un conflicto o una catástrofe.
Yemen
Yemen es el país más pobre del mundo árabe, y de acuerdo con la ONU un tercio de sus habitantes (o casi 19 millones de personas) necesitan ayuda. De estos, 7 millones están pasando hambre y en palabras del Secretario “no saben de dónde saldrá su próxima comida”. En un mes, el número aumentó en 3 millones, por lo que la situación podría empeorar rápidamente.
Yemen se encuentra al borde de la catástrofe
Yemen se encuentra en medio de una Guerra “indirecta” entre Arabia Saudí (que sostiene al gobierno) e Irán (que impulsa una fuerza rebelde compuesta mayoritariamente por hutíes chiitas). Esto lo ha convertido en un escenario tétrico del que miles de personas escapan cada día. Pero más importante, lo convierte en un terreno ideal para el surgimiento de radicalismos que luego podrían salirse de control, como ya sucedió con Daesh en Siria e Irak.
Somalia
Tradicionalmente se relaciona la palabra Somalia con la palabra hambre. Este país, ubicado en el cuerno de oro de África, ha sido uno de los más pobres del mundo por bastante tiempo y se ha visto afectado por diversas crisis.
En la actualidad una gigantesca sequía se encuentra asolando la región. El asunto ya se declaró catástrofe nacional y tiene a casi 2/3 de la población en peligro (6,2 millones de personas). De estas, alrededor de 3 ya están pasando hambre. Somalia, además del hambre, es famosa por los piratas que asolan las aguas del Índico y no cabe duda de que la crisis ha tenido algo que ver en el resurgir de estos temibles grupos. Así mismo, el país es vecino de otros bastante pobres (Etiopía, Eritrea) por lo que una crisis allí podría desencadenar una catástrofe en el Este Africano que quizás llevaría la crisis, a su vez, a Egipto y al sudoriente mediterráneo.
Sudán del sur
Recientemente independizado, Sudán del sur es uno de los países más violentos y miserables en todo el continente. La hambruna aquí no es natural, sino consecuencia de la violenta guerra civil que asola el territorio. Se trata de un país ubicado en el corazón de África, y aunque la situación a su alrededor no es particularmente buena (ni la República Centroafricana, ni Uganda, ni el Congo son particularmente prolíficos) la guerra aquí podría extenderse por toda la región.
Nigeria
El análisis del Secretario terminaba con Nigeria, uno de los países más afectados con la caída en los precios del petróleo y en el que actualmente hay casi 3 millones de desplazados por el conflicto con Boko Haram. Aunque no se presentan cifras, se afirma que en la región del nordeste la situación es tan crítica que muchos adultos ya no pueden sostenerse en pie y decenas de poblaciones han perdido todos sus infantes.
El ocaso de la Civilización
África y el Medio Oriente no son regiones particularmente prósperas, y durante toda su historia se han caracterizado por un contexto de violencia. Las causas son múltiples, y no es el objetivo de este artículo discutirlas.
Lo importante aquí es que podrían considerarse (junto, quizás, con el sudeste asiático) como el eslabón más débil de nuestra actual civilización. En el intercambio internacional han llevado las de perder y pese a las buenas intenciones de múltiples organizaciones (y quizás, gracias a las malas intenciones de muchas otras) nunca han logrado realmente despegar.
Pero hoy no nos encontramos ante un estancamiento, nos encontramos ante un derrumbe. La crisis es inimaginable y en la medida en que no se controle podría expandirse a otros países de la región, en los cuales a su vez alcanzaría nuevos territorios. Es un terrorífico efecto dominó.
El mundo desarrollado vive en la ilusión de una vida digna y una economía próspera. Pero ellos dependen del resto del mundo tanto como el mundo depende de ellos. Cuando Roma cayó, la capital (y las prósperas provincias de África del Norte) fue lo último en colapsar, antes de ellos habían caído la Galia, Iberia, las regiones al norte del Danubio e incluso parte de los Cárpatos. Lo más grande, lo más poderoso, solo pudo comprarse un poco más de tiempo.
¿Estaremos ante un escenario semejante?
Imágenes: 1: amnesty.org.nz, 2: world.time.com, 3: businessinsider.com