Uro
Una de las criaturas más magníficas de la Edad del Hielo en Europa fue el Uro. Antecesor del ganado común, se trataba de un poderoso toro que alcanzaba casi dos toneladas de peso y superaba los dos metros de altura, un monstruo para su época. Fue bastante común aún en tiempos romanos, y era famoso por ser completamente indomable. Escribía Julio César:
Su poder y velocidad son impresionantes: no perdonan a hombre ni bestia al que le hayan puesto el ojo encima
En el pasado (como lo mencionamos en “El ganado asesino que los nazis trajeron de vuelta”) la resurrección del Uro era un asunto de ideología. Los nazis, que lo consideraban un símbolo de la Europa Aria (poderosa, grande, imparable) hicieron esfuerzos considerables para resucitarlo, cruzado razas de ganado que tuviesen un parecido fenotípico con la especie y teniendo como resultado una serie de toros gigantescos y particularmente agresivos. Unos pocos descendientes (cruzados) de este experimento aún viven.
Actualmente, sin embargo, la resurrección del Uro no es un asunto de ideología, sino de ecología. Veamos
Parque Pleistocénico
Ya hemos hablado aquí de la posibilidad de crear un “Parque pleistocénico” (en el artículo “El retorno del Mamut”). El concepto es simple: estudios en biología de las sabanas de pastura han demostrado que la megafauna (esto es, los animales de gran tamaño) es fundamental en el desarrollo adecuado de las pasturas y que su extinción fue nefasta para los ecosistemas europeos, en particular aquellos del occidente. Prácticamente todos los animales grandes (mamuts, rinocerontes, grandes felinos, alces gigantes y, por supuesto, uros) fueron borrados de un plumazo, casualmente por los mismos tiempos que el humano moderno colonizaba la región.
En la actualidad existe el proyecto de crear un “Parque pleistocénico” donde se repliquen las condiciones de aquellas pasturas antiguas y se determine si en efecto vale la pena molestarse en recuperar la megafauna. Las propuestas van desde clonar mamuts y rinocerontes (una opción tecnológicamente viable) hasta aclimatar las especies más norteñas de India y el sur de China en las estepas de Europa Central.
Comparación del Uro con los especímenes más grandes de ganado actual
La apuesta es arriesgada. Domar el campo europeo tomó siglos, y liberar unos elefantes por ahí podría causar algunos muertos. Sin embargo, si los ecosistemas realmente muestran una mejoría sustancial, quizás podría valer la pena.
Y el Uro, por su reciente extinción (Polonia, 1627) es uno de los candidatos favoritos.
La resurrección del Uro
Desde el año 2009 un programa denominado Operación Tauro ha estado extrayendo ADN de los ganados italianos Maremmana y Podolica, así como del ganado Bucha de los Balcanes, buscando las características presentes en su antecesor salvaje. El proceso ha sido lento, pero se han ido cruzando los especímenes adecuados y los investigadores aseguran que ya casi tienen un ejemplar de Uro prácticamente puro.
En vista de que hoy tenemos herramientas genéticas mucho más precisas que las de los tiempos del nazismo (cuando ni se sabía de la existencia del ADN) está claro que seguramente tengan razón. Sin embargo, muchos temen que la “re-salvajización” de los campos europeos destruya la tradicional “campiña” y la convierta en un espacio donde nadie puede estar seguro. ¿Será que realmente vale la pena liberar un monstruo salvaje de dos toneladas en Francia, Alemania o Inglaterra?
Imágenes: 1: animalesprehistoricos.com, 2: cambridgeblog.org