El grupo de féminas estaba lleno de sabiduría y habilidades únicas que las hacían ser fuertes y útiles para solucionar diversidad de problemas. La gente del pueblo, las buscaban para eliminar demonios, hacer limpias y dar amuletos de protección.

Persecución

Sin embargo, como sucede con las mujeres o con las personas que presentaban conocimientos inusuales para la época, la discriminación y el temor las condenó a la muerte. La Santa Inquisición, liderada por un grupo de soldados españoles, las atrapó y las llevó a la cima del Cerro de la Horca, donde fueron azotadas; la primera en subir para ser ahorcada fue María Antonia y mientras sus amigas veían en su líder el destino que les esperaba, un grupo de aldeanos salieron de los arbustos para liberar a las mujeres.

Con hachas y machetes se enfrentaron a los soldados, pero el Capitán de la tropa atrapó a Leonelda que con un movimiento ágil logró terminar la vida de su captor. El aquelarre agradeció la valentía de los pobladores y de inmediato huyó para evitar nuevas persecuciones.

Venganza

Las mujeres no se quedaron tranquilas con lo sucedido y con fuertes maldiciones castigaron a sus verdugos. Cada uno de los miembros del grupo murió en diferentes momentos hasta finalmente quedar Leonelda, quien se rumora aun vaga por el Cerro de la Horca, lista para asechar a todo aquel que tenga malas intenciones contra las mujeres.

Los pobladores del lugar tienen la fuerte convicción, de que el alma de la hechicera se encuentra todavía con ellos, protegiendo a su pueblo de los desastres y ladrones, y para honrar su memoria en el centro de la explanada principal se encuentra una estatua de Leonelda.

Fuentes:

1. https://mitoyleyenda.com/leyenda/colombia/las-brujas-de-burgama/

Imagen: mitos-cortos.com