Samurái
Los guerreros japoneses, mejor conocidos como samurái, uno de los grupos más famosos y respetados en la historia de las artes militares. Sus espadas, las katanas, estaban diseñadas para tener un altísimo filo y ser capaces de atravesar prácticamente cualquier cosa. Asimismo, la disciplina de estos soldados en la legendaria y su voluntad de combatir hasta la muerte incomparable en casi cualquier ejército del mundo antiguo.
Pero como todo, la fama de los samurái ha sido un tanto exagerada. Como vimos en el artículo sobre el Capitán Pessoa, ya allá en el siglo XVI fueron combatidos con eficacia por un pequeño destacamento portugués, y si bien sus espadas eran muy afiladas esto venía a costa de la fortaleza estructural, haciendo que se rompieran con facilidad si golpeaban un objetivo acorazado. En esto la comparación con los sables europeos, diseñados para martillar a través de la armadura, es muy interesante.
Uno de los combates más interesantes del siglo XX ocurrió no entre ejércitos, o entre batallones, sino entre dos hombres que representaban diferentes estilos marciales: Lekso Saicic, del ejército imperial ruso, y un samurái cuyo nombre no llegó a nuestros tiempos al servicio del ejército imperial japonés.
La guerra ruso japonesa
En 1904 chocaron los ejércitos de Japón y Rusia en un duro conflicto o por las regiones ubicadas al oriente de Siberia. El conflicto, en caso de que quieran saberlo, se saldó con una victoria japonesa, convirtiendo este país en la primera potencia no blanca en derrotar a una potencia blanca en combate en la época contemporánea.
Pero antes de la victoria japonesa ocurrieron innumerables batallas en las que los rusos tuvieron alguna ventaja. Y la más importante de estas no fue el choque ejércitos, sin un particular duelo que ocurrió cerca de la ciudad de Vladivostok.
En el segundo año de la guerra, es decir, en 1905, un jinete solitario proveniente del frente japonés se aproximó al campamento ruso. Buscaba un voluntario para enfrentarse en duelo contra un samurái experto que combatía en su bando. Los rusos no podían creerlo: esta costumbre era común en la Edad Media, pero no a principios del siglo XX. Pronto organizaron un comité: si rechazaban la proposición de los japoneses quedarían como unos cobardes, ¿pero a quién iban enviar como paladín?
La Espada de Montenegro
Resultó que lo tuvieron que buscar mucho. Apenas corrió la voz entre los batallones de soldados uno de ellos se levantó y se puso al frente de sus generales.
-Aleksandar Saicic, de Berane, Montenegro, leal servidor del Conde Nicolás, hoy bajo el mando de Su Majestad el Emperador, preparado para enfrentarme al enemigo.
Sus palabras fueron decisivas. No hubo un asomo de duda. Y fue así como los rusos consiguieron a su caballero para el duelo que se aproximaba.
No podían haber encontrado un mejor sujeto. “Lekso” había sido de lejos el mejor espadachín de su graduación y había derrotado en duelo a diversos espadachines, incluyendo a un reconocido maestro italiano que había desarmado fácilmente en Cetinje.
La Espada de Lekso Seisic aún se mantiene en un Museo de Moscú
El hombre, que gustaba el combate mano a mano (quizás un nostálgico por tiempos pasados), de inmediato buscó una espada que se ajustase sus necesidades. Tardó más tiempo encontrando su caballo, pues quería una montura que respondiera de manera milimétrica a sus órdenes, incluyendo el moverse hacia la derecha o hacia la izquierda.
El duelo
Un hombre no hace mayor diferencia en un ejército. Pero su caída en un duelo muerte puede ser crítica para la moral de las tropas. Y por esto, este combate era muy importante tanto para los japoneses como para los rusos.
El samurái estado preparado, cubierto con una gruesa piel oscura que lo protegía el frío y de las estocadas enemigas. Más tarde, Saicic afirmaría que le recordó a algún carroñero oscuro de tierras olvidadas. Pero era éste el momento de la lucha, no de la nostalgia.
Ambos soldados cabalgaron hacia el enemigo. El acero templado chocó, y el vibrante sonido acalló la gritería de los soldados de ambos ejércitos. Los dos guerreros cargaron una, dos, tres veces, ambos eran demasiado hábiles para caer con facilidad ante los golpes de su oponente.
Pero eventualmente el samurái cometió un error. Un corte certero a la cabeza de Saicic le hizo cantar victoria antes de tiempo y bajar su guardia, el montenegrino, mientras tanto, pudo limpiar la sangre de su frente y atravesar de lado a lado su oponente antes de que éste pudiera reaccionar.
Fue un golpe duro para los japoneses, y un momento de orgullo para el Ejército Imperial Ruso. A Saicic le sería otorgada una medalla y, eventualmente, un ascenso a Capitán y una pensión vitalicia producto de sus servicios. Su espada se convertiría en un símbolo de la pericia y la fortaleza rusas, y al día de hoy está presente en el Museo de Historia Militar de Moscú.
Sí, es cierto que los rusos perdieron esta guerra. Pero su siguiente enfrentamiento, en la guerra contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial, otro gallo cantaría. Y en la memoria de los soldados estaría vivo el vibrante acero de Saicic y la letalidad con la que derrotó a su enemigo.
Fuentes:
- https://www.telegraf.rs/english/1474153-the-world-trembled-from-his-sword-this-man-killed-japanese-samurai-in-an-epic-battle-video
- https://www.slavorum.org/montenegrin-lieutenant-against-the-samurai/
Imágenes: 1: portalanalitika.me, 2: slavorum.org, 3: kafenisanje.rs