Erks, o una antigua ciudad perdida

Existen varias leyendas que involucran al cerro Uritorco al menos desde mediados del siglo XIX. Impulsadas por los avistamientos comunes de ovnis en la región, así como en la aparición de huellas y de fenómenos no explicados satisfactoriamente (como fuegos espontáneos), estas leyendas comenzaron a afirmar que había algo raro – sobrenatural, quizás – en esta montaña y que allí existían energías por fuera de lo ordinario. Con el tiempo, la región se fue convirtiendo en un centro importante de creencias esotéricas y muchas de estas personas (psíquicos, hechiceros y personas con poderes sobrenaturales) comenzaron a declarar a mediados de los años 50 que en la montaña se encontraba un portal hacia otra dimensión, hacia una ciudad ubicada en un plano superior de energía. En algún momento se bautizaría como Erks a esta misteriosa metrópoli.
La información que los defensores de la existencia de la ciudad brindan sobre esta está más bien dispersa, con lo que resulta complicado expresar una sola versión sobre la misma. La versión más simple (que también es la menos popular) afirma que se trataría de una región subterránea habitada por antiguos indígenas y fuera del alcance de la civilización moderna.
Sin embargo, la mayor parte de las versiones hablan de una ciudad netamente energética, ubicado en un plano diferente de existencia y por lo tanto fuera del alcance de los hombres ordinarios. Esta ciudad estaría vinculada con una serie de portales alrededor del mundo de los cuales Uritorco sería el más importante. Sin embargo, la existencia de la ciudad, debido a sus características, resultaría imposible de probar (o de refutar): algunas personas incluso hablan de la existencia de una raza de antiguos (o de ancianos) que manejan la ciudad desde tiempos inmemoriables (y cuyas puertas habrían sido entregadas a los indígenas como custodia); otras hablan de un portal intergaláctico en el centro de la ciudad la cual sería manejada por el “Gobierno Central Celeste” de la galaxia: en este caso la función de la ciudad sería adoptar a aquellos humanos que se prueben dignos de entrar en ella.

Extrañas fuentes de energía

Por supuesto, estas teorías se han visto enfrentadas a serias críticas por parte de muchos científicos. Sin embargo, algunos investigadores han apuntado que, efectivamente, en la ciudad existen fuentes energéticas anómalas o, cuanto menos, poco comunes:

Por lo visto, la región posee algunos yacimientos (ocultos) de uranio y otros materiales radioactivos los cuales efectivamente harían que los niveles energéticos (radioactivos) de la misma fueran muy superiores a los de las regiones aledañas. Así mismo, la particular composición del suelo (rico en cuarzos, feldespatos y turmalinas, entre otros materiales) favorece el surgimiento de un fenómeno conocido como piezoelectricidad, que se caracterizaría por la capacidad de almacenar una abundante energía estática (producto de la abundante actividad tectónica), la cual, a su vez, desencadenaría fenómenos de descargas que fácilmente podrían explicar los abundantes avistamientos de luces e incluso la aparición de fuegos misteriosos, localizados en regiones específicas y bastante pequeñas.
Esta particularidad del cerro Uritorco ha sido vista por algunos como la prueba de que efectivamente allí existen dinámicas desconocidas, fuentes energéticas que no responden, necesariamente, a las explicaciones que brindan estas personas. Para otros, es la prueba de que allí ocurren fenómenos que, aunque extraños y poco comunes, no responden a causas sobrenaturales sino a fenómenos no del todo comprendidos.

Pero lo más interesante el que el cerro Uritorco parece ser un imán de eventos extraños. Más allá de los rituales esotéricos que allí se llevan a cabo, en este escenario se han cometido diversos crímenes célebres, el más importante de los cuales involucró a Ángel Cristo Aglocanis, un médico griego famoso por sus ceremonias en el cerro. Este hombre habría sido asesinado por Rubén Antonio el 19 de abril de 1986, quien luego habría entregado su arma en una comisaria mientras afirmaba: “acabo de matar a un brujo y estoy muy aliviado”. Tras su liberación, algunos años más adelante, una breve conversación entre este hombre y su hermano llevaría a su suicidio. El hermano (José Antonio) jamás revelaría qué se dijo en esta última conversación.
La leyenda construida en torno a este evento afirmaría que Aglocanis sería el guardían de las laves de Erks, quién se supone las entregaría a su sucesor algunos días después de su muerte. Esta entrega jamás se produjo y la ciudad habría cerrado sus puestas a los seres humanos, al menos por ahora.
¿Tenemos algún lector Argentino? (O que haya visitado la Argentina) ¿Conocen la montaña? ¿Pudieron sentir, como afirman allí, algo extraño mientras la visitaban?
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