La mayoría de los países tienen un símbolo patrio que representa su identidad y sentimiento nacionalista a través de la música: el Himno Nacional, melodía que representa a los connacionales de un país determinado. Casi todos se sienten orgullosos de sus Himnos, sobre todo si se está fuera de la Patria o en representación de ella. Pero ¿qué pasaría si de repente descubrieran que la canción que los embarga de emoción es producto de un plagio?
Suena difícil de procesar, pero por mucho que sorprenda muchos de los Himnos Nacionales tienen su origen en préstamos abiertos y a veces no asumidos de otras letras o melodías. Algunos los tomaron directamente de canciones populares, otros de grandes obras de la ópera, y otros más incluso de películas. A continuación te presentamos una lista, basada en un reportaje de la BBC, sobre algunos de los países que cuentan, dentro de sus símbolos patrios, con melodías que al parecer no son tan originales como hicieron ver en un principio sus compositores.
Tal vez el primer antecedente que se tiene tanto de un himno, como de su posterior toma por parte de otras naciones, sea la melodía God Save The King (Dios Salve al Rey) la cual tiene su base en una canción anónima y popular, que regresó a la palestra en 1745 durante la invasión de Carlos Eduardo, a fin de reestablecer los derechos de los Estuardo al trono. A partir de ese momento, God Save The King siguió siendo cantada como símbolo del reino, independientemente de su Rey. Situación que hizo que otros monarcas consideraran importante tener su propio himno. Lo sorprendente es que otros reinos como Dinamarca, Alemania, Rusia e incluso el Reino Unido en Hawái simplemente se apropiaron de la melodía de God Save The King, cambiando solamente la letra, convirtiéndose así en el primer “préstamo” histórico de un Himno.
Sin embargo, estos no son los únicos casos de países que comparten las melodías de sus himnos, aunque sus letras sean distintas. Otro ejemplo de ello lo constituye Liechtenstein, país europeo, cuyo himno Oben am Jungen Rhein (Sobre lo alto del joven Rin) tiene la misma melodía del himno británico, aunque su letra es otra. Por su parte, Estonia y Finlandia, cada quien con su letra, también comparten las melodías de sus Himnos, ademán de que su origen también forma parte de una presunta historia de plagio, pues se acusa al compositor Fredick Pacius de haber tomado la música de una canción popular cantada en las tabernas alemanas.
No obstante pareciera ser terrible, es más común de lo que creemos, pues la mayoría de los Himnos tienen su base en melodías de canciones populares o tradicionales, tal vez con el fin de proveer al pueblo de melodías sencillas, de fácil memorización y entonación, como por ejemplo el Himno Nacional de Venezuela, Gloria al Bravo Pueblo, cuya base melódica pareciera ser la canción popular de cuna “duérmete mi niño que tengo que hacer”.
A veces incluso el compositor del Himno no se ruboriza u ofende ante alguna acusación de plagio, sino que lo admite abiertamente, como por ejemplo Samuel Cohen, compositor en 1888 de Hatikvah (La Esperanza), himno israelí, y quien afirmaba haber tomado la melodía de una canción tradicional rumana, a pesar de que otros lo acusan directamente de haberla “robado” de una pieza de Bedrich Smetana, compositor checo. Prestada o Robada, Cohen empleó una melodía que se escuchaba en Europa durante el siglo XVII.
Y el asunto no se queda en Europa nada más, si pasamos revista por el continente asiático, encontraremos casos como las Maldivas y Corea del Sur quienes compartieron en algún momento las melodías de sus Himnos, las cuales además pertenecían a Auld Lang Syne (canción patrimonial de Escocia, basada en un poema de Robert Burns, escrito en 1788) que Corea tomó de unos misiones originarios de Escocia y que el compositor por Las Maldivas escuchó en un reloj.
También en Latinoamérica han sucedido casos de “préstamos” voluntarios y aceptados, y otros no tanto. Un ejemplo de ello lo constituye el Himno de Uruguay, que escrito por Francisco José Debali, en 1846, pareciera ser un plagio de un fragmento de la ópera Lucrezia Borgia, del compositor Donizetti. Aunque algunos afirman que la coincidencia entre el Himno y la Ópera apenas es de nueve notas, y que puede ser motivado a una mera coincidencia. Un poco más al sur, Argentina también ve a su Himno acusado de ser un “préstamo” de una obra de Clementi.
Por su parte, el continente africano tampoco se queda atrás en estos casos de Himnos cuyas melodías no son originales, sino tomadas de otras piezas. Un ejemplo de esto es el Himno de Sudáfrica, compuesto por Enoch Sontonga, quien ha sido acusado varias veces de haber plagiado la melodía de la pieza Aberystwyth, original de Joseph Parry, compositor galés.
No obstante, este asunto de los plagios a melodías populares para ser usadas como Himnos nacionales no es sólo un asunto de siglos pasados. En décadas recientes, en 1988 para ser más específicos, el compositor Dusan Sesctic escribió una pieza que ganó en un concurso el honor de ser el Himno Nacional de Bosnia, el cual sorprendentemente resultó sumamente parecido a la introducción de la película cómica Colegio de Animales (National Lampoon´s Anima House). No obstante, a pesar del revuelo y de que Dusan aceptó el parecido entre las melodías, éste negó en todo momento que el asunto haya sido producto de un robo.
Por lo visto, en todos los continentes y en casi todos sus países, es natural que sus Himnos, orgullo de sus connacionales, no tengan orígenes tan puros. No obstante, símbolos al fin, su valor viene dado por la sociedad que lo ostenta y en cómo esta se relaciona con él, por lo que este tipo de aclaratorias pasan por debajo de la mesa, sin alterar el amor y respeto que cada uno siente por la Letra y las notas que representan los sonidos de su patria.
Fuente de imagen: taringa.net