La historia de un escritor visionario
William Blake es un renombrado autor británico que vivió en los tiempos de cambio de las revoluciones francesa, americana e industrial. Tras nacer en un mundo monárquico, rural, campesino, Blake, como todos sus contemporáneos, creció en un nuevo mundo en el que las ideas tomaban cada vez más fuerza y el poder del hombre modificaba a pasos agigantados los hasta entonces plácidos caminos de la Historia.
Era una época de dolor y sufrimiento, pero también de ilusiones incomparables con respecto al (supuesto) brillante futuro de la humanidad. Eran los tiempos en los que los primeros Iluminati organizaban sus conspiraciones para crear un gobierno de la razón, cuando los Ilustrados de todos los países europeos soñaban con el poder de las ideas y la construcción de un mundo perfecto. Fue entonces que el Dios cristiano fue reemplazado por el Progreso y la Razón como las guías para el futuro del mundo.
Los peligos del nuevo mundo
En un éxtasis colectivo, occidente miró de cerca la construcción de la primera sociedad libre, “por y para el pueblo”, en los Estados Unidos de América. Pero no todos estaban convencidos de las supuestas maravillas de estas nuevas ideas. Blake fue uno de los que no quisieron subirse al tren de la victoria y criticó siempre la ilusión (que él consideraba ingenua) de un mundo perfecto. Desde los comienzos de la Revolución Francesa comenzó una serie de obras sobre el mundo en las que entrelazaba la política y la actualidad con su propia mitología personal. Estas obras vendrían a conocerse como los Libros Proféticos.
En total se trata de 14 obras publicadas entre 1789 y 1820 y que involucran toda una plétora de temas. La mayor parte de estos libros están escritos en un lenguaje poético, e involucran un gran espacio para la interpretación. Pese a que no predicen eventos específicos, si cuestionan con gran precisión el espíritu de una época y advierten de los tiempos oscuros que le esperan a la humanidad en el siglo XIX y el XX.
Blake fue uno de los pocos autores en analizar y predecir acertadamente las nefastas consecuencias de la modernidad. En sus profecías supo plasmar un aura gris, que narraba todo aquello que se perdería con el supuesto gobierno de la razón. Entre otras, predijo con mucha precisión la alienación del hombre y la destrucción de la naturaleza que sobrevendrían con el nuevo mundo.
La mitología de Blake
Pero, sin lugar a dudas, lo más impresionante de sus libros es la manera en que construye un universo propio, una mitología única, con la que, cual profeta, busca inspirar las críticas y el rechazo a esta aceptación universal del mundo moderno. Blake solía decir que aquel hombre que no crea su propia mitología, cae presa de la mitología de otro hombre. Su obra construyó un mundo propio, pensado para advertir de los tiempos por venir.
Como muchos genios, Blake fue considerado un loco por sus contemporáneos, que jamás entendieron del todo su obra. No fue hasta después de su muerte que quienes vivieron lo que él había predicho fueron capaces de comprender a cabalidad a qué se refería. Su mitología resulta, al día de hoy, una obra maestra casi incomparable, de una belleza y una sutileza impresionantes. Quizás, esperaba que tomara el lugar del Dios Progreso en el mundo en el que vivió.
¿Podemos considerar a Blake un profeta en toda regla? Es complicado, pero creería que no. Más que un profeta, se podría decir que fue un hombre loco, que recibió de quién sabe qué rincones de su mente una advertencia sobre los tiempos por venir… y fue capaz de plasmarlas como pocos en una obra literaria. Y, aunque su precisión no permite considerarlo un profeta en toda regla, no cabe duda de que acertó en todas sus predicciones.
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