El Pensante

Los mejores poemas de amor

Literatura - abril 23, 2016

En el ámbito de los sentimientos, el Amor pareciera llevarse el protagonismo, siendo deseado y concebido por todos como el sentimiento más sublime y satisfactorio de todos, en otras palabras el motor que mueve el mundo e impulsa a los hombres en su buen accionar.

Así mismo, se habla de amor a los padres, a los hermanos, a los hijos, las mascotas, los amigos, el trabajo, la carrera y la vida. Sin embargo, el amor a la pareja, es decir, el amor romántico parece llevarse todas las miradas, siendo un estado idealizado por poetas y cantores, que ven en él la realización misma de la vida. De esta forma, para el inconsciente colectivo, el ser humano nace con el propósito de encontrar alguien a quien amar y compartir su vida eternamente.

Más allá de que en los últimos tiempos este tópico está en debate, sin que eso impida que las personas sigan enamorándose, aun cuando el “eternamente” haya disminuido unos años, cada vez que un ser humano llega a sentirse embargado por este sentimiento sublime, que lo hace querer ser mejor persona, entregarse a otro, fundirse en él y disfrutar del mundo que lo rodea, al cual ve como algo maravilloso, también se hace costumbre buscar en las canciones y poemas las palabras precisas para expresar lo que se siente.

Para estos casos, entonces, siempre será bueno tener a mano algunas antologías de Poemas de Amor. A continuación una breve recopilación, en base a los mejores poetas de la Lengua española, que usaron sus versos para recitarle al Amor:

Garcilaso de la Vega

Soneto V

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribistes, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero;

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

Este poema, nacido de la pluma de Garcilaso de la Vega, militar y escritor español, quien llegó a convertirse en uno de los máximos representantes del Siglo de Oro Español puede dar cuenta de cómo era concebido el amor en el siglo XV, visión que todavía contenía mucha herencia del amor caballeresco. Como se puede apreciar en sus líneas, el poeta declara su vida y alma consagrada a la figura amada, dándole al amor la noción de destino, el cual una vez encontrado toma mucho más valor que la propia vida.

Francisco Quevedo

Amor postrero más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.

También del Siglo de Oro Español llegan estos versos de otro de sus más grandes representantes, Francisco de Quevedo. En sus líneas se puede apreciar el pensamiento de esta época, caracterizada por los romanceros, la herencia del amor cortés y la visión del ser amado como un ideal a alcanzar. Así mismo, Quevedo expresa también otro de los rasgos de la poesía de amor de estos años: la creencia en el amor eterno, es decir, más allá de la muerte. Buen verso para jurarle al ser amado Amor bajo cualquier circunstancia.

Gustavo Adolfo Bécquer

Volverán las oscuras golondrinas

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;

pero aquéllas que el vuelo refrenaban          
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres…
ésas… ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;

pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día…                   
ésas… ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;                       

pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…, desengáñate:   
¡así no te querrán!

Otro de los grandes poemas de amor de todos los tiempos, lo constituye éste, escrito por el célebre autor español Gustavo Adolfo Bécquer, quien pasó a la historia como el poeta del amor, por sus románticas y sentidas rimas, que han servido a cientos de enamorados, durante generaciones. Igualmente, en estas líneas, aun cuando no se le lanzan flores al ser amado, sino que por el contrario se le hace una seria advertencia, también se puede ver reflejada la idea del amor único, irrepetible e irreparable.

Pablo Neruda

Poema XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Así mismo, este poema del poeta chileno Pablo Neruda, titulado Poema XX, constituye uno de los versos de amor de la Lengua española más cotizados en el mundo de los corazones románticos que viven una pena de amor. En sus versos, el poeta le habla a un amor que ya no tiene, colocando incluso en duda que siga amándolo, eso sin embargo no impide que lo añores, pues como el mismo Neruda afirma “es tan corto el amor, y tan largo el olvido”.

Olivero Girondo

12

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangunlan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.

También de América Latina, pero de Uruguay, llegan estos versos del afamado escritor Olivero Girondo. Es este poema, titulado 12, el poeta construye una composición en donde solo se mencionan verbos reflexivos. Sin embargo, el autor logra reconstruir el acto amoroso en sí, a través de estos verbos, donde se narra paso a paso el encuentro entre dos cuerpos enamorados. Así mismo, este poema constituye uno de los más recitados por los amantes que buscan en la Poesía un reflejo de su amor.

Imagen: pixabay.com