Las comunas de Medellín
Un caso común
En las reconocidas ciudades americanas, es muy usual la existencia de grupos de ladrones barriales que tienen una forma de vida muy característica. Ellos han desarrollado una fama atroz por sus crímenes por cometer robos, violaciones y expendio de drogas.
Desde las favelas de Sao Paulo, pasando por las comunas de Medellín y los clandestinos barrios de Ciudad de México, Buenos Aires y Caracas, los desconcertantes contextos de los Maras en todo Centroamérica y los barrios latinos en las ciudades Norteamericanas, se nos revela unas lógicas de ilegalidad muy parecidas. Todas ellas consideran que alcanzar la maldad los hace mejores que los demás.
Lo que más vale notar es la cosmogonía que tienen. El demonio para ellos es un ser de mal, pero cuando los ladrones se vuelven más asesinos comienzan a adorarlo. Intentan hacer que Lucifer les ponga cuidado, haciendo numerosos ritos, donde tienen que matar bebés, perros y gatos, así como personas familiares que les tengan mucho afecto.
Lograda esta primera parte, los rezos, así como rituales de sangre y con música pesada, son llevados a un encuentro con el diablo. Se dejan poseer y comparten la maldad con el demonio que entró en ellos. Cuando mueren, dicen que van al Infierno y se sientan a la derecha del diablo.
Los pactos de “los Paisas” con la Virgen
En la reconocida ciudad colombiana de Medellín, se organizaron muchos pobres y desplazados por la guerra para vivir una vida digna en los potreros que circundaban la ciudad. Pero no faltó mucho tiempo para que estos llegados comenzaran a delinquir y cobrar por asesinato, convirtiendo la ciudad en un caos, donde nadie respetaba a nadie.
Los jóvenes establecieron cierto control para conseguir armas y defender sus territorios, era normal que cada semana murieran más de diez personas sólo por caminar hacia la zona de otros delincuentes sin querer. Esto sucedió en los años ochenta, incluso de aquí es el patrón del Mal, Pablo Escobar.
Escobar fue el que organizó todos esos delincuentes para crear “El Cartel de Medellín”, ellos fueron concientizados de ser más asesinos, así, el Patrón les pagaba mucho, incluso les construyó un barrio entero para que vivieran allá.
Los jóvenes del Cartel, que entraban allí por falta de empleo, se hicieron muy conocidos por todo el terror con el que actuaban, no respetaban la vida y el sueño de muchos era ser la mano derecha del jefe, aunque para ello debían matar mucho, antes de que se cumpliera el sueño de ellos.
Muerto Escobar en 1993, todos los jóvenes comenzaron a matarse entre ellos. No se respetaban ni siquiera entre hermanos y terminaron creando pandillas encargadas de hacer una guerra con el dinero del narcotráfico. Porque sus actividades ilícitas para el control de territorio, tenían como mayor propósito el expendio de cocaína y marihuana entre “los paisas”, nombre con el que se conoce a los habitantes de esta ciudad.
Especialmente entre la “Comuna 1” y la “Comuna 13” de la ciudad, la guerra se volvió descomunal. El asesinato a sangre fría utilizando cuchillos y pistolas, fue robándose toda la paz de esta ciudad, creando una cultura basada en los valores del narcotráfico. Nunca más se volvió a sentir la tranquilidad de los viejos tiempos, cuando las personas iban al pueblo con sus vaquitas a vender la leche todas las mañanas.
La llegada de los Paramilitares
Con “los paracos”, la guerra se tornó cruda. Estos personajes eran un ejército al margen de la ley, cuyo propósito era acabar con todos los comunistas del país. Incluso hicieron un genocidio de miles de personas durante todo el final del siglo XX. Ellos financiaban las armas a los ladronzuelos de barrio y a los ex integrantes del Cartel de Medellín, aunque nunca los lograron unificar, por ello se seguían dando bala.
Incluso comenzaron a utilizar bombas, granadas y lanzacohetes para destruirse los barrios, era una masacre total y nadie respetaba a nadie. El caos se apoderó del corazón de los policías cuando se les prohibió ir a estos lugares, es por ello que la ilegalidad sobrevivió mucho tiempo
Es en ese marco donde la santería se tomó la región. Comenzaron a adorar a Pablo Escobar y crearon un elemento de crimen impresionante. No dejaron nada en manos del destino. Mataban hasta sus propias madres y todo lo relacionado con la muerte era para ellos un placer. Aunque esto se acabó en una toma por parte del ejercito donde mataron a la mayoría a punta de fusilazos y cuchillo.
Demonios y figuras del delito
Tristemente quedaron muchos delincuentes que aun viven en esta ciudad, ellos han interpretado el satanismo como la salvación, por ello se envuelven en el manto del delito y cubren su frente con el típico asesinato del inocente. Así se vuelven más fuertes.
Se benefician del dinero del narco, aunque también del sicariato. Se supone que aquí ellos pueden ganar su dinero y mucho de él se lo dan a sus demonios. Legiones enteras de demonios están en el corazón de estos ladrones inhábiles que necesitan buscar en el crimen la solución, haciendo imposible la vida de los que intentan vivir en paz.
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