Escena de la película «El Bebé de Rosemary»
El Bebé de Rosemary
Convertida en un ícono del cine de terror y en una película de culto, El Bebé de Rosemary es una cinta dirigida por el magistral director polaco Roman Polanski en la que una joven Rosemary se encuentra, de pronto, en la peculiar situación de ser la madre del hijo de Satán.
La película, ambientada en el famoso edificio Dakota, tiene un aire bastante macabro porque al contrario que otras cintas semejantes (y más recientes) ocurre en un escenario en el que la maldad toma un aire casi mundano. Es fácil sentirse identificado con el escenario que allí se retrata.
Es fácil relacionar una temática como la de esta película con la maldad. Más macabro, sin embargo, fue el destino de varias personas vinculadas con la cinta, que al parecer sufrieron, en carne viva, la maldad misma emanada por la cinta. Veamos:
La muerte sobrevuela el equipo
Todo comenzó en 1969, cuando el director de la película, William Castle, comenzó a recibir una serie de amenazas vinculadas al aire oscuro de la cinta. Poco después enfermó gravemente de los riñones, y tuvo que pasar por un complejo tratamiento que en algún momento pareció que iba a cobrar su vida. Se| cuenta que en repetidas ocasiones, presa de un intenso dolor, repitió “Rosemary, por el amor de Dios, suelta ese cuchillo”, en lo que algunos tomaron como una broma y otros como una evidencia de la maldición de la película.
Mientras Castle se debatía, a su lado yacía Krzysztof Komeda, autor de la banda sonora de la película. Rosemary tendría que tomar la vida de un hombre, al menos, y mientras Castle salió indemne de sus problemas, Komeda no tuvo tanta suerte y murió de un hematoma cerebral que había sido causado por un accidente. Para muchos, su muerte tiene un parecido siniestro con la muerte de Hutch, una amiga de Rosemary que se da cuenta del macabro escenario en el que se encuentra pero muere antes de poder advertirle asesinada por los mismos poderes que hacen peligrar la protagonista.
Roman Polanski, director del filme
La culminación
Estos hechos, sin embargo, no fueron más que minucias frente a lo que estaba por venir.
El director de la película, Roman Polanski, había adquirido hacía poco una propiedad en donde se encontraba su esposa, Sharon Tate, quien tenía 8 meses de embarazo. El 8 d agosto de 1969, mientras Polanski se encontraba de viaje en Londres, Sharon invitó algunos amigos al lugar (Jay Sebring, Wojciech Frykowski y Abigail Folger) y se dispusieron a pasar una agradable velada.
Poco temían ellos que la llamada “Familia” de Charles Manson los estaba vigilando de cerca. En efecto, el anterior inquilino parecía haber tenido problemas con Manson (por negarse a grabar uno de sus discos) y el hombre decidió vengarse contra el lugar, o eso parece. Aún no se entiende si su actuación se dirigió contra Polanski, contra la película o sencillamente contra el apartamento.
En cualquier caso, la llamada “Familia” de Manson irrumpió en el lugar y asesinó de manera horrible a todos los que se encontraban allí. Sharon, con 8 meses de embarazo, fue apuñalada en 16 ocasiones: según los médicos que recogieron su cuerpo, 5 puñaladas habrían bastado, por sí solas, para matarla. Los cuellos de todas las víctimas habían sido conectados entre sí con una soga y con la sangre de la mujer escribieron “Cerdo” (Pig) en la puerta.
Escena de la muerte de Sharon Tate
Aquí terminó la maldición de El Bebé de Rosemary. Para algunos estas fueron las consecuencias que tuvo Polanski al ponerse a jugar con fuerzas cuya profundidad no comprendía del todo, llegando incluso a acusarlo de haber hecho un pacto con el diablo en el proceso de su película. Para otros, fue simplemente un crimen horrible.
Pero fue un crimen que, como vemos, sucedió luego de varios eventos sospechosos. Coincidencia o no, esto profundizó aún más la leyenda de esta película como una cinta llena de maldad.
Fuente de imágenes: 1: criterion.com, 2: pinterest.com, 3: edition.cnn.com