Han surgido películas, incluso desde los años 70’s, que han puesto en tela de juicio si es posible manipular la mente hasta el punto de que uno crea que es real lo que no lo es. ¿Podemos manipular la memoria? Es el tema que ahora nos concierne. Veamos:
¿Podemos manipular la memoria?
Y no es algo disparatado, es posible, pero muy peligroso, porque el estudio de la mente está, no en pañales y tal vez, ya ha alcanzado la niñez y dentro de muy poco llegará a la adolescencia, pero su funcionamiento, todavía da muchas sorpresas, algunas a las que no se encuentra explicación, y las consecuencias de hurgar en la mente humana son impredecibles y muy peligrosas, consideran los expertos.
No todas las mentes funcionan igual, hay gente más receptiva que, con una simple hipnosis, un hecho imaginado o inducido por el hipnotizador puede quedarse grabado como un recuerdo real. Suele ocurrir en muchos casos de regresiones y casualmente, suelen ser dos tipos de recuerdos falsos los que se quedan grabados, o abusos íntimos en la infancia por parte de alguna persona cercana, o abducciones extraterrestres.
Nuestro cerebro lo guarda todo, incluso lo que no nos hemos dado cuenta de haber percibido. Durante el sueño tiene que hacer una limpieza y separar la información útil de la inútil, pero para ello no sigue ningún criterio fijo, solo la respuesta física que esos recuerdos producen.
Philip K. Dick, en sus relatos de ciencia ficción ya escribió sobre ello, en «Podemos recordarlo por usted al por mayor», la empresa Rekal Incorporated se dedica a implantar falsos recuerdos, o más bien a manipular las mentes.
La memoria humana es muy fácil de engañar, a partir de un recuerdo real o fragmentos, reales o inventados, se puede sugestionar hasta tal punto que se crea un recuerdo ficticio y el individuo está completamente convencido de que lo ha vivido.
Quién más ha investigado en este campo es la doctora Elizabeth Loftus, famosa no por sus investigaciones, sino por desmoronar testimonios en juicios, por la facilidad con la que la mente confunde hechos reales con imaginarios. La doctora Loftus afirma que el 25% de la población es más susceptible a crear falsos recuerdos a partir de influencias externas.
Los investigadores de la universidad de California, realizaron un experimento. A un grupo de personas se les indujo a creer que de niños, pasaron un día feliz en Disney World, donde Bugs Bunny los había abrazado. Recordaban el contacto con la piel del personaje e incluso lo mucho que se habían divertido acariciando sus enormes orejas. Más de la tercera parte de los voluntarios recordaban el momento cómo si lo hubieran vivido, algo imposible porque Bugs Bunny no es un personaje de Disney.
La memoria está implantada en la corteza cerebral, y depende de los estímulos sensoriales, cuando a un recuerdo se une un olor, un sabor, el tacto de un muñeco de peluche, hay muchas más posibilidades de se creen falsas experiencias, que se recordarían como reales volviendo a activar los mismos sentidos.
El olfato es uno de los sentidos que más recuerdos nos trae, verdaderos, y más sensaciones nos produce: estas se han plasmado en nuestra memoria inconscientemente, por lo tanto son más fáciles de manipular.
Nos fiamos mucho más de lo que nos muestran los ojos, que son los que más nos engañan, porque el cerebro tiende a adelantar la información que captamos por este sentido, para completarla luego. Ahí está el famoso test del cuadrado que casi todos ven con solo cuatro esquinas dibujadas, piensas que ves un cuadrado, cuando lo que estás viendo son cuatro ángulos rectos en distintas posiciones.
Elizabeth F. Loftus considera, sin embargo, que la memoria puede ser traicionera, no sólo porque es muy fácil olvidar, sino porque la mente puede confundir escenas imaginadas con la realidad. Los recuerdos se modifican más fácilmente, por ejemplo, cuando el paso del tiempo permite que el recuerdo original se desvanezca.
Los estudios muestran incluso la forma de implantar recuerdos falsos en las personas. Más aún, demuestran que la gente puede ser conducida a recordar el pasado de formas diferente a cómo ocurrió, e incluso que pueden ser inducidas para que también «recuerden» eventos completos que nunca sucedieron.
La investigación sobre los falsos recuerdos ha ido más lejos hasta llegar a lo imposible, jugando con episodios inmediatamente posteriores al parto. Es altamente improbable que un adulto pueda recordar memorias episódicas genuinas del primer año de vida, en parte porque el hipocampo, que juega un papel clave en la creación de recuerdos, no ha madurado lo suficiente como para formar y almacenar recuerdos de larga duración que puedan ser recuperados en la madurez.
Nicholas Spanos y sus colaboradores de la Universidad Carleton, desarrollaron un procedimiento para implantar recuerdos «imposibles» acerca de experiencias que ocurrieron poco después del nacimiento.
Descubrieron que la gran mayoría de los sujetos fueron susceptibles a estos procedimientos de implantación de recuerdos. Tanto los participantes que fueron hipnotizados como los guiados contaron recuerdos de la primera infancia.
Spanos puso en tela de juicio las técnicas de hipnosis, regresiones, recuerdos conducidos por un terapeuta, que en muchos casos era el que creaba el falso recuerdo. Murió en circunstancias extrañas (hay quien opina que fue un sabotaje) cuando su avión se estrelló nada más despegar en 1994.
Mucha gente prefería creer que había abducido por los extraterrestres o víctima de rituales satánicos antes de admitir su verdadero problema, el que fuera, que enmascaraban con un falso recuerdo, por fantástico, menos dañino.
¿Y tú? ¿Estás seguro de lo que recuerdas?.
Tejido por Angélika
Fuentes:
Nature, vol 4, marzo 2003, pag 231-233. Dr Elizabeth Loftus.
Identidades múltiples y falsos recuerdos. Nicholas Spanos