De acuerdo con los datos de la medicina oficial, el siglo XXI trae consigo un gran avance en cuanto la obtención de fórmulas farmacéuticas y procedimientos para curar diversas enfermedades. Pero al mismo tiempo, el desarrollo acelerado de la tecnología y su consecuente afectación al estilo de vida, ha generado que aparezcan nuevas y temidas patologías que reducen la calidad de vida de las personas. Las que más se resaltan son la diabetes, el cáncer y la obesidad; sin embargo, existe un mal que aqueja a un número de humanos considerable, pero no es tan mencionada: “la miopía, la enfermedad del siglo XXI”. Veamos:
La cruz que deben cargar muchos estudiantes
Las cifras de afectados por la miopía crece de modo significativo desde la década de los 70’s, sobre todo en naciones como Estados Unidos, en casi un 50%. Ya no cabe duda de que alrededor del 97% de los jóvenes en Corea del Sur, sufren de algún grado de la enfermedad. Ni qué decir de China, donde las cifras son alarmantes y un claro indicativo de que la problemática es de grandes magnitudes y su causa está en los hábitos frente a las pantallas de los distintos dispositivos y computadores.
A través de muchos análisis, se pudo evidenciar que al permanecer más tiempo al aire libre, los ojos reciben un mejor trato y no se presenta la miopía a gran escala, pero no se ha podido definir aún si la causa es por el sol, por el aire que refresca el sistema ocular o por enfocar objetos a larga distancia. Por consiguiente, la metodología escolar estaría contribuyendo a empeorar el mal, pero sería muy complicado trasladar todas las clases, de todos los colegios y universidades del mundo, a lugares al aire libre. Además, la exposición al sol también genera daños en los ojos y en la piel.
Para los especialistas ha sido muy difícil poder estudiar la miopía, por lo que han seleccionado los animales que más se adaptan para analizar el mal en éstos. Desde un principio se descubrió que no se podía efectuar en ratas o animales de pequeñas proporciones; los más opcionados son los monos y extrañamente, esta rama de la medicina actualmente se basa en unos experimentos realizados con unos pollos privados de luminosidad. Pero si se va a buscar en el mundo animal unos ojos parecidos a los humanos, es casi imposible.
Lo único cierto, es que todos los ojos animales estudiados, reflejaron que al pasar del tiempo todos se convierten en miopes. Para poder avanzar, la ciencia no ve otro camino que llevar a cabo experimentos en humanos. Dirigir la mirada a un dispositivo de cerca de cinco pulgadas, todos los días y a cada rato, es uno de los causales más señalados de que esta enfermedad se prolifere a pasos acelerados.
Si todo sigue como va hasta el momento, los pronósticos de los profesionales auguran que para el año 2050, uno de cada dos seres humanos serán miopes, un aproximado de 4.800 millones de personas. El contador de la miopía se mueve incansablemente cada segundo y mantiene alarmadas a las autoridades de salud.
La preocupación por el futuro de los ojos de la humanidad
En España, los niños son las mayores víctimas de la miopía y de otras patologías visuales. Uno de cada cinco niños tiene problemas en su vista sin haber sido detectado. Pero cada vez que se revisa la salud ocular de los niños con serios problemas de aprendizaje, casi el 40% de ellos es a causa de la deficiencia en los ojos, mismos que se cansan rápidamente al leer. Para determinar estas cifras, se tomaron como muestra más de cinco millares de colegios españoles.
En todo el mundo, casi una tercera parte de los niños que han sido examinados por optometristas, no pueden ver bien en la pizarra, de hecho, ni si quiera ven bien ni de cerca ni de lejos. La quinta parte, en ciertas oportunidades ven doble y el 25% siente dolor de cabeza, picazón de ojos y mucho cansancio cuando intentan leer el tablero del salón de clases.
Una de las principales preocupaciones de los profesionales, no es tanto en sí la enfermedad, sino la falta de interés por parte de los gobiernos en mitigar el problema de la miopía, teniendo en cuenta que casi la mitad de los jóvenes de 25 y 30 años, sufren de lo que se considera como “la pandemia del siglo XXI”. «No hay que dejarlo para más adelante porque los niños de hoy son el futuro, son los profesionales del mañana», advierte la doctora Paula Betancourt, optómetra.
Una de las soluciones más prácticas son los ejercicios oculares, así como tomarse varios descansos durante la jornada, saliendo a un espacio abierto y si hay mucho sol, con los lentes pertinentes. Igualmente, es de vital importancia intentar reducir al máximo el tiempo de exposición frente a aparatos electrónicos.
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