El Pensante

Mitología. Las Moiras y las Parcas, las hilanderas del destino

Mitos y leyendas - abril 23, 2010

Imagen 1. Mitología. Las Moiras y las Parcas, las hilanderas del destino

Hilando vidas

Las Moiras son las personificación del destino de cada cual, de la suerte que le corresponde en este mundo. En principio, todo el mundo tiene su Moira, que significa su parte (de vida, de felicidad, de desgracia, etc.).

Luego, esta abstracción se convirtió muy pronto en una divinidad, tendiendo a parecerse a Ceres, aunque sin llegar nunca a ser un demonio violento y sanguinario como ella. Impersonal, la Moira es inflexible como el destino; encarna una ley que ni los mismos dioses pueden transgredir sin poner en peligro el orden del universo.

La Moira es la que impide a tal o cual dios acudir en socorro de un héroe determinado en el campo de batalla cuando ha llegado su “hora”.

Imagen 2. Mitología. Las Moiras y las Parcas, las hilanderas del destino«El triunfo de la muerte o los tres destinos» de Andreagrossmann.

Poco a poco parece haberse desarrollado la idea de una Moira universal que domina el destino de todos los humanos, y, sobre todo, después de la epopeya homérica, la idea de tres Moiras (Parcas), Cloto, Láquesis  y  Átropo que, para cada mortal, regulaban la duración de la vida desde el nacimiento hasta la muerte, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba y la tercera cortaba cuando la correspondiente existencia llegaba a su término.

Estas tres hilanderas son hijas de Zeus y de Temis, y hermanas de las Horas, divinidades de las Estaciones y que en una época más tardía llegaron a personificar las Horas del día. Según otra genealogía, eran hijas de la Noche, como las Ceres, y, por consiguiente, pertenecían a la primera generación divina, la de las fuerzas elementales del mundo.

Tienden a veces a formar un grupo con Ilitía, divinidad, como ellas, del nacimiento. Asimismo se encuentran citadas junto a Tique (la Suerte), que encarna una noción afín.

Las Moiras no poseen leyenda propiamente dicha. Apenas son más que el símbolo de una concepción del mundo, mitad filosófica, mitad religiosa.

Imagen 3. Mitología. Las Moiras y las Parcas, las hilanderas del destino

Las Parcas

En Roma, las Parcas son las divinidades del Destino, identificadas con las Moiras griegas, de las cuales se han asimilado casi todos los atributos. Al principio, parece que las Parcas fueron, en la religión romana, demonios del nacimiento. Pero este carácter primitivo despareció muy pronto ante la atracción de las Moiras. Se las representa como hilanderas que limitan a su antojo la vida de los hombres.

Como las Moiras, son también tres hermanas: una preside el nacimiento; otra, el matrimonio, y la tercera, la muerte.

En el Foro, las tres Parcas estaban representadas por tres estatuas, llamadas corrientemente las Tres Hadas (tria Fata, los tres “destinos”), y sus nombres eran Nona, Décima y Morta.

Imagen 4. Mitología. Las Moiras y las Parcas, las hilanderas del destinoRepresentación de Las Parcas

Equivalencias:

  • Cloto (equivalente a la romana Nona): lleva un ovillo de lana en una rueca e hila el destino de los hombres.
  • Láquesis (equivalente a la romana Décima): devana el hilo en un huso, eligiendo la longitud del hilo, y dirige el curso de la vida.
  • Átropos (equivalente a la romana Morta): corta el hilo de la vida con sus tijeras terminando con la vida y eligiendo la forma de la muerte.

Nota:

Las Ceres de las que se habla en este post son unos genios que desempeñan un importante papel en la Ilíada. En las escenas de batalla y de violencia, son generalmente la imagen del Destino, que se lleva a cada héroe en el momento de su muerte. Son representadas en forma de seres alados, de color negro, con grandes dientes blancos, horribles, con largas y afiladas uñas con las que desgarran los cadáveres y beben la sangre de los muertos y heridos. No confundir con Ceres de la mitología romana, diosa de las cosechas, la agricultura y la fecundidad.

Fuente:

Diccionario de mitología griega y romana, Pierre Grimal.

Ilustración de portada: El hilo de Oro, de John M. Strudwick 1849-1937. (1885)

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