Lady Triệu nació en la Vietnam del siglo III, entonces una región asolada por la guerra y bajo tutela china. No se conocen con certeza sus orígenes, pero se sabe que en torno al año 248 comenzó una rebelión que se extendió por vastos territorios en Vietnam y que buscaba deponer las autoridades chinas entonces en el poder.

De la rebelión no se sabe mucho. De acuerdo con las fuentes vietnamitas parece haber sido bastante exitosa, alzando a más de mil hombres en armas dirigidos personalmente por su comandante. Lo interesante aquí son los relatos que nos han llegado de la mujer en cuestión.

Cuentas las crónicas vietnamitas que medía más de dos metros de altura y tenía senos de casi un metro de longitud, los cuales se colgaba en la espalda para combatir. Dirigía su ejército montada en un elefante y con una gigantesca espada en cada brazo, con las cuales era imbatible en el campo de batalla.

Por supuesto, seguramente se trata de exageraciones, pero exageraciones que nacieron precisamente por la importancia histórica de la figura.

Es una lástima que no haya muchas fuentes sobre la historia vietnamita de este periodo. Sin embargo, si nos ha quedado una de las frases más poderosas jamás dichas por mujer alguna. Se cuenta que Lady Triệu se la espetó a su hermano cuando éste cuestionó sus decisiones y le recomendó buscar una familia:

Deseo cabalgar tormentas, matar tiburones en el mar abierto. Expulsar a los agresores, reconquistar la patria, desatar los nudos de la servidumbre y jamás doblegar mi espalda para volverme concubina de hombre alguno.

Tras oír estas palabras, su hermano se convertiría en su primer servidor y lugarteniente.

Boudica

Britania fue la última frontera del Imperio Romano (y, como dato al margen, una de las primeras en caer con la crisis del siglo VI. Durante el primer siglo después de Cristo el Imperio comenzó una rápida expansión por la isla, gobernando en poco tiempo más de la mitad de la actual Inglaterra. Sin embargo, su gobierno se impuso en muchos casos a las tribus locales sin demasiado consentimiento.

Fue este el caso de Prasutago, Rey de los Icenos. Aunque por tradición celta se suponía que al momento de su muerte su hija tomara el mando (en ausencia de hijos varones), los romanos no reconocían el papel de la mujer y consideraban que el reino debía quedar en mano de los pretores imperiales.

Pronto toda la nobleza icena se vio humillada y vilipendiada por romanos que pensaban que su dominio de la tierra estaba asegurado. Pero lo único que consiguieron con esto fue aglutinar toda la oposición británica en torno a la única persona con legitimidad para gobernarlos: Boudica, hija de Prasutago.

Pronto la rebelión asoló las ciudades imperiales. Boudica demostró ser una comandante brillante, repitiendo (a menor escala) la tragedia del bosque de Teutoburgo cuando acorraló una legión romana a cargo del gobernador Quintilio Perilio. Sólo el gobernador y un fragmento de la caballería sobrevivieron.

Lamentablemente, las cosas no terminaron bien para la reina. Su ejército se enfrentó a lo que quedaba de los legionarios romanos en desigual batalla (tenían ventaja de 5 a 1) pero le permitieron a sus enemigos una posición muy favorable y una línea romana no puede ser rota excepto por infantería pesada muy bien armada y entrenada. Al no poder flanquearlos el ejército iceno fue derrotado y Buodica se suicidó para evitar caer en manos de sus enemigos.

Hua Mulán

Mulán es seguramente (gracias a Disney) una de las mujeres guerreras más reconocidas de la Historia. Contrario a la historia de Disney, no es una mujer desvalida que se encuentre buscando marido, sino que había recibido desde niña enseñanzas en el uso de la espada, el manejo del arco y la práctica del kung fu.

Al saber que su padre era demasiado anciano y estaba demasiado débil para combatir en las fronteras Mulán decidió presentarse como voluntaria. De nuevo la historia oficial difiere de aquella de Disney, pues sus padres son conscientes y aprueban su decisión, que jamás es un secreto para las autoridades imperiales.

Hábil en el manejo de las armas,, vestida con parafernalia militar, Mulán pasaría 12 años combatiendo en las fronteras antes de finalmente retornar a su hogar. En el proceso ganaría innumerables condecoraciones y sería una de las personas más respetadas por sus compañeros. Al volver, cuando le ofrecieron una comitiva oficial, la rechazó y sólo aceptó un caballo.

De acuerdo con la historia, al volver a su hogar y despojarse de su uniforme por sus tradicionales vestidos, dejó atónitos a todos sus compañeros, quienes jamás creyeron que una mujer pudiese tener tal destreza con las armas.

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Imágenes: 1: amazingwomeninhistory.com, 2: tumblr.com, 3: ancient-origins.net