Ustachas en la Segunda Guerra Mundial
Un partido no tan amistoso
El 13 de mayo de 1990 más de 20.000 espectadores presenciarían el partido de futbol que iniciaría una guerra que dejaría más de 190.000 muertos y una descomunal pérdida material e histórica de la gran Yugoslavia.
El Dínamo de Zagreb era el equipo anfitrión y el estadio Maksimir recibió con mucha violencia más de 3.000 hinchas serbios que querían presenciar el encuentro. El partido fue muy violento, varias tarjetas rojas y amarillas se sacaron y al final ganó el Estrella Roja 3 a 1.
Al final, la hinchada de Estrella Roja estaba orgullosa de su equipo y empezaron a insultar a los jugadores croatas. Con la tensión los croatas empezaron a lanzar a la cancha cuchillos, piedras y otros objetos: los hinchas del Dínamo se sentían resentidos por la goleada. Además la policía ayudó a los serbios golpeando a los anfitriones.
Todo se salió de casillas y la violencia se tomó el lugar. El capitán del Dínamo, Zvonimir Boban, golpeó ante las cámaras a un oficial de policía con una patada voladora y encendió la brecha de violencia en las calles. Los croatas ofendidos por la derrota abrazaron la bandera independentista que iniciaría una guerra de 5 años.
Nacionalismo croata: Franjo Tudman
Desde los años ochenta, el historiador y político Franjo Tudman, empezaría una campaña por toda Europa Occidental para apoyar la independencia de Croacia. Para entonces pertenecía a la república socialista de Yugoslavia.
Luego de la Segunda Guerra Mundial se había creado un estado socialista que aglutinó muchos países de etnias diferentes y que además, se odiaban entre ellas. Los croatas ocasionaron más de 100.000 serbios muertos en la Segunda Guerra Mundial.
Bajo la bandera de un grupo nacionalista y terrorista llamado “Ustacha” que se había creado en 1929 y cuya idea central era una nación croata, fanática del catolicismo, perpetuaron sus crímenes con ayuda del clero y de los nazis.
Los muertos habían sido sobre poblaciones judías y musulmanes y gracias a Tito, Croacia pudo olvidar por 50 años su tormentoso pasado y fue anexada a Yugoslavia sin que se presentase conflicto alguno.
En la campaña nacionalista de Franjo Tudman, los valores ustacha salieron a luz. Los croatas se volvieron a sentir identificados con la bandera ustacha que con el tiempo se convertiría en el símbolo de la nación croata. Además se creían más occidentales (o civilizados) que el resto del país.
Por ello al momento en que se presentaron los disturbios futbolísticos entre Yugoslavia, que era gobernada por el serbio comunista Slobadan Milosevic, los croatas salieron a la calle a organizarse con armas y el ejército y los políticos croatas reclamaron la independencia.
El inicio de una brutal guerra
El apoyo de la OTAN fue evidente desde el inicio. Serbia estaba sola y débil y no podía permitir la independencia de los croatas por lo que envió su ejército para pacificar. En ese momento el ejército seguía llamándose Ejercito Popular Yugoslavo (JNA).
Los croatas se organizaron y miles de mercenarios de la Europa occidental llegaron para apoyar la resistencia. Además los croatas permitieron la entrada de los medios de comunicación más conocidos de Occidente: periodistas y cámaras retrataron la guerra en las ciudades y en los campos.
Aun así, nadie se esperaba ver tantas atrocidades. Los croatas se sentían occidentales y deseaban establecer lazos económicos con dichos países y muchas cámaras lograron ver los tanques desolando ciudades, lanzallamas explotando edificios, torturas a enemigos serbios, entre otras cosas. La brutalidad de la guerra fue demasiado impactante.
Uno de los símbolos más representativos es la torre de agua de Vukovar, pues ella está destrozada por bombas enemigas. Muchas casas y civiles terminaron enrolados en el conflicto que estuvo hasta 1995. Al final más de 20.000 croatas habían muerto y 150.000 serbios.
Lo que deparó un partido de futbol.
El fuerte nacionalismo croata aprovechó el fanatismo futbolístico de 1990 para separarse de la nación yugoslava. Las personas se sentían identificadas por la creencia de que eran diferentes y mejores que los serbios y las otras etnias que vivían en el país.
Sentían que su país era salvaje por culpa del socialismo, de los musulmanes y los judíos que vivían en las costas mediterráneas. Deseaban a toda costa que el catolicismo fuera la religión oficial y apoyaron la Unión Democrática Croata, desconociendo las masacres que habían hecho por el mismo fanatismo nacionalista medio siglo antes.
Actualmente, este partido de futbol junto con otra decena, son la fehaciente prueba de la conexión entre el futbol, la política y la guerra. Los intereses que movía el nacionalismo de Tudman beneficiaron a pocos aunque se aprovecharon de las masas futbolísticas.
El país croata tuvo su independencia a costa de miles de muertes, pobreza, desplazamiento de millones de personas y miles de civiles desaparecidos. En estos momentos no ha terminado la tensión entre ambos países y se presume que la frontera entre Serbia y Croacia es una de las más peligrosas del mundo.
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