Un recurso ¿limitado?
Todo lo que sabemos hoy día le apunta a la inexorable desaparición del petróleo como recurso energético en el mediano plazo. Los yacimientos, generados tras millones de años de procesar, poco a poco, los restos orgánicos de millones de criaturas, están siendo borrados de un plumazo del manto terrestre por la avaricia de los seres humanos.
Y no es que esto sea algo malo por sí mismo. Al contrario que muchos recursos el petróleo, que sepamos, no tiene función alguna en los ecosistemas y por lo tanto su extracción per se (es decir, con las medidas adecuadas de seguridad) no tiene por qué causar mayores destrozos. Lo que vemos, por lo general, se debe a la irresponsabilidad de las empresas o a su eterno deseo de abaratar costos. Y de vez en cuando a la mala suerte.
Acabar el petróleo podría tener otro posible beneficio y es que al hacerlo tendríamos que migrar a energías más sostenibles que no emitan tal cantidad de gases de invernadero. Incluso si asumimos que el mundo no se está calentando a un ritmo tan rápido (o que no lo hace por influencia del hombre) las consecuencias de la contaminación en las ciudades bastan y sobran para buscar un método de locomoción que no involucre la quema de combustibles fósiles.
Sin embargo, una corriente de geólogos (hoy minoritaria) afirma insistentemente que estamos errados: el petróleo no es un recurso que provenga de la transformación de materia orgánica, sino que tiene orígenes muy anteriores y es muchísimo más abundante de lo que creemos. De acuerdo con esta teoría a gran profundidad en la Tierra hay una abundancia casi infinita de hidrocarburos.
La teoría de formación abiótica
Si hablamos de teoría biótica significa que el petróleo se habría formado a partir de agentes orgánicos. Por su parte, la teoría abiótica le apunta a una formación desde la génesis misma del sistema solar.
La teoría no es tan irracional como podría pensarse en un principio. Muchas regiones del Sistema Solar abundan en hidrocarburos a pesar de no tener (que sepamos) un pasado biológico: Titán es sólo el ejemplo más impresionante. Y parece ser también que hidrocarburos simples se encuentran en la corteza de todos los planetas rocosos (esto de acuerdo con las evidencias de Marte y Mercurio).
Los pozos que se vuelven a llenar solos
Así mismo, existen evidencias de que algunos pozos abandonados porque ya habían alcanzado el máximo de su capacidad productiva volvieron a mostrar la aparición de petróleo para extracción. Es particularmente célebre el caso de una plataforma llamada Eugene 330 y ubicada a unos 130 kilómetros de las costas de Louisiana cuyas reservas aumentaron en un lapso de 5 años de 70 a 400 millones de barriles. Casos semejantes, aunque menos espectaculares, están bien documentados.
Todo esto parece apuntarle a la teoría de la formación abiótica, al menos de manera parcial. Sin embargo, muchos – empezando por las empresas petroleras – no parecen estar nada convencidos: se cuentan por decenas las compañías que han rechazado el apoyo de Thomas Gold, el físico de la Universidad de Cornell que es el más célebre defensor de esta teoría.
El principal argumento es que la existencia de hidrocarburos en las profundidades de la tierra, aunque puede haber sido cierta es irrelevante ya que las altas temperaturas pronto la convertirían en metano que escaparía por las filtraciones. Lo que de hecho sucede, aunque a un ritmo un tanto lento, indicando que dichas reservas han de estar casi agotadas.
Para terminar, es bueno pensar en una pequeña reflexión sobre la situación actual de la humanidad. Si bien es cierto que tener petróleo de manera indefinida podría servir a los intereses económicos de muchas personas, también lo es que dicho recurso puede ocasionar un daño potencial muy grande a los ecosistemas terrestres. Por esta razón personalmente espero que el Sr. Gold esté equivocado.
Fuente de imágenes: 1: madrimasd.org, 2: elproyectomatriz.files.wordpress.com