El amante nunca imaginó que sus infidelidades con una mujer casada, le llegarían a costar tan caro. El esposo traicionado, logró demostrar que quedó destruido psicológicamente tras descubrir que su peor pesadilla se había hecho real; la mujer de su vida, la madre de sus hijos, lo engañaba con otro hombre. En medio de su tremenda angustia, desesperación y tristeza, pudo hacerse comprender por un juez, quien determinó que se le debería pagar 9 millones de dólares, por el doloroso perjuicio. Esta es la historia:
El dolor en el alma
Keith King, de 48 años en 2018, sufrió una grave decepción amorosa, al descubrir que su cónyuge estaba adulterando. Nunca lo sospechó, porque dice que creía solemnemente que su mujer era ejemplar, cual ninguna, por eso la había elegido como su compañera de por vida y como la madre de sus hijos. Pero un día, se enfrentó al mismo “infierno del alma”, como lo llamó él, ya que describe que el alma puede sentir tanto o más dolor que el cuerpo.
Así lo expresó ante un juez de Carolina del Norte, en el condado de Durham y éste, llegó a comprenderlo a tal punto, que sentenció al amante de su esposa, a indemnizarlo con 9 millones de dólares, por haberle causado el final a su matrimonio y esa pena moral angustiante. En otros países esto pudiese parecer absurdo, pero es que, en ese estado de Estados Unidos, curiosamente se estableció que, si una persona es sorprendida en adulterio y daña un hogar, puede ser denunciado ante una corte criminal.
En este caso, Keith King, debió ser reparado con una fuerte suma de dinero, por los daños y perjuicios físicos y morales. Duró alrededor de tres años engañado por Danielle King, su esposa, quien desde 2015 estaba manteniendo relaciones con Francisco Huizar. Nunca hubiese sospechado nada, pero debido a que cada vez eran más frecuentes las llamadas extrañas a Danielle, Keith lo intuyó.
Cuenta Keith, que un día su esposa dejó el celular a la mano y preciso en ese instante llamó su amante. Él contestó y le pidió que no volviera a molestar a Danielle. Las cosas ya habían tocado fondo y ella lo aceptó. Cuando lo reconoció, decidió irse a vivir junto a su otra pareja, Francisco Huizar. La noticia dejó perplejo al pobre hombre.
Entró en suma desesperación y fue a confrontarlos a ambos. Todo desencadenó en una pelea de golpes entre los dos sujetos. “Lo que he tenido que sufrir es comparable a la explosión de una bomba nuclear”, fue la declaración ante la corte de Carolina del Norte, de la víctima, amparado por a “ley de alienación de afecto”, misma que se estableció durante el siglo XIX y comienzos del XX, en USA. En ese estado continúa la vigencia, al igual que en Utah, Nuevo México y Hawái.
Una victoria vacía
Así dice sentir Keith, el haber ganado el juicio y tamaña suma de dinero. Manifiesta que ni todo el oro del mundo podría sanarle las heridas de su corazón, que mantenía todo el tiempo construyendo un matrimonio y al final, todo cayó como un castillo de naipes. En 2013 nació su hija, quien también salió muy afectada.
Esta pareja se unió legalmente el 3 de abril del año 2010, en el condado de Durham. La mujer nunca mostró comportamientos de esa índole; se conocían desde mucho tiempo atrás y jamás se le hubiera pasado por la cabeza al protagonista de esta historia, que su matrimonio feliz tendría este final amargo, pero dulce a la vez, pues con esa cuantiosa suma a muchos se les pasaría rápidamente el despecho.
Danielle conoció a su amante en una convención del trabajo en Nueva York. Aquella noche se dejó seducir de Francisco Huizar III y continuaron frecuentándose a escondidas durante los siguientes meses y años venideros, hasta que finalmente todo se descubrió.
Keith alegó ante la corte que, por esa difícil eventualidad, sufrió un grave estrés postraumático y debido a ello, su tienda de donde obtenía los recursos económicos para vivir, tuvo que ser cerrada. El juez, de nombre Orlando Hudson, sentenció a Francisco Huizar III a pagar 9 millones de dólares a este hombre, víctima de su indolencia.
Dice un viejo y conocido dicho: «el que la hace, la paga»
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