Inteligencia animal
En el pasado, las cosas estaban claras: los seres humanos éramos los únicos animales inteligentes. Punto. No había nada más que decir.
Pero conforme los biólogos estudiaban más a los animales, comenzaron a darse cuenta de que no éramos tan especiales. Si bien teníamos (y tenemos) una confluencia de factores que nos permiten una gran capacidad mental, ninguno de ellos es único. Muchos animales comparten estas características con nosotros, aunque lo hagan en menor grado o tengan menos de estas características.
Y entonces comenzamos a descubrir inteligencias animales. Desde las diversas especies que son capaces de aprender y solucionar un problema hasta aquellas que aprenden por imitación, y son capaces de usar herramientas. En este último caso apenas entraban un puñado: algunas especies de primates, los elefantes, algunas especies de aves… y los pulpos.
Y estos últimos, en particular, nos resultaban increíbles. Su inteligencia proviene de mecanismos fisiológicos completamente diferentes a los nuestros, es decir, cuando se analiza el cerebro de un cuervo se puede entender el funcionamiento del mismo, y la manera como la información se transmite. Pero con los pulpos la cosa no es tan fácil.
Pero con el paso del tiempo hemos podido entenderlos un poco mejor… y por lo que vemos, son lo más parecido a una inteligencia alienígena que podríamos encontrar acá en la Tierra. A fin de cuentas, sus ancestros se separaron de los nuestros hace más de 500 millones de años, y han seguido desde entonces un camino evolutivo diferente.
Inteligencia cefalópoda
Y esta diferencia evolutiva se nota.
Hay ciertos patrones en las especies inteligentes: son relativamente longevas, cuidan a sus jóvenes, tienen algún tipo de cooperación o al menos relación social y por lo general manejan un cerebro más grande en relación a su tamaño.
Y ninguno de estos factores aplica a los pulpos. La mayor parte son animales solitarios, que viven entre unos meses y dos años, no son muy sociables que digamos (aunque recientemente se encontró una “ciudad de pulpos” que revela que al menos son más sociables de lo que creíamos) y tienen una serie de “nodos” de neuronas en su cuerpo que no se asemejan a un cerebro de vertebrado.
Esto ha resultado misterioso por décadas, y aún nos sigue pareciendo imposible, pero recientes estudios proponen que las causas de ello se deben a razones diferentes que en otros animales, y que quizás esto podría explicar las diferencias en su desarrollo.
Los pulpos cargan conchas a sabiendas de que les servirán en el futuro
Causas de la inteligencia
Verán, normalmente se presume que los animales evolucionaron inteligencias de algún tipo como un mecanismo para lidiar con fuentes de alimentación que fluctúan por temporadas. Las frutas, por ejemplo, son variadas y difíciles de obtener, y es muy útil poder entender los patrones, saber que un árbol con mangos verdes tendrá frutas maduras en unos días, y este tipo de análisis.
Las frutas también son ricas en azúcares, que permiten abastecer un órgano muy demandante de energía.
Pero los pulpos parecen haber llegado a la inteligencia por otro camino. Estos animales contaban en su pasado evolutivo con una concha que los protegía, pero parecen haberla abandonado en la medida en que se volvió ventajoso moverse entre las rocas y los corales.
Y esto los hizo tremendamente vulnerables a los depredadores.
Por esta razón, los pulpos concentran su inteligencia no en buscar alimento, sino en ocultarse y escapar. No han aprendido a calcular las migraciones de los cangrejos o preveer sus cambios, pero sí son capaces de pensar en que una concha les servirá en el futuro para esconderse y llevarla con ellos.
Y quizás por esta razón su sistema nervioso se ha desarrollado de manera tan diferente y, sobre todo, por ello podrían presentar una vida corta y pocas habilidades sociales. Estos son factores relevantes a la hora de buscar alimentos, pero no tanto a la hora de escapar de depredadores.
En últimas, los pulpos nos demuestran, como mínimo, que hay más de un camino a la inteligencia.
Fuentes:
- https://www.nytimes.com/2018/11/30/science/animal-intelligence-octopus-cephalopods.html?utm_source=quora&utm_medium=referral
Imágenes: 1: edgylabs.com, 2: wikipedia.org