El mayor asesino de la historia en Rusia
Uno de los más sanguinarios asesinos en serie, que desmiente con su sola existencia la tesis de que los asesinos en serie son un fenómeno puramente estadounidense. Aunque lo que sí es cierto es que la admiración y la expectación que producen, que llegan a convertirlos en personajes de culto, si es exclusivo de ese país. Mató por primera vez el 22 de diciembre de 1978 y permaneció en activo hasta 1990. Confesó 53 crímenes, la mayoría de niños y adolescentes que captaba en las estaciones de tren o en las paradas de autobús, y no paró hast que le detuvieron, el 20 de noviembre de 1990.
Nació en Yablochnoye, Ucrania, el 16 de octubre de 1936, una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonan en las calles y campos. Lo más cruel para el pequeño Andrei y su hermana era escuchar en el regazo de su madre como su hermano mayor, Stepan había sido raptado y devorado, aunque no era un caso aislado en aquellos duros años treinta. Este hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca, de hecho no existe ningún documento que informe acerca del nacimiento o muerte de Stepan pero la manera en como su madre se los contaba hacia que la historia pareciera verídica.
Fue un niño introvertido marcado por la desaparición de su hermano. Se orinó en la cama hasta los doce años y no era capaz de encararse a nadie para defender su dignidad. Tenía problemas de impotencia que conjuraba violando a sus víctimas.
Chikatilo se casó en 1963 con Fayina y a pesar de sus problemas sexuales tuvo dos hijos. Con su familia era un hombre tranquilo y estable. También era un respetado miembro del partido comunista cuya dedicación rayaba la obsesión. Como todos los ciudadanos soviéticos sirvió en el ejército y luego se dedicó a los estudios, obteniendo tres títulos: en lengua y literatura rusa, en ingeniería y en marxismo-leninismo. Empezó a trabajar como maestro en 1971. Los niños seguían riéndose de él. Le apodaba “el Ganso” e incluso le agredieron físicamente.
El 22 de diciembre de 1978 algo estalló en la cabeza de Chikatilo, que abordó a una niña de nueve años por la calle, Yelena Zakotnova, y la convenció para que le acompañara a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Una vez allí la desvistió violentamente y sin querer le produjo un arañazo. Inmediatamente su pene reaccionó con una violenta erección. Apuñaló repetidamente a la criatura en el estómago hasta que eyaculó. Acababa de “resolver” sus problemas sexuales. Había nacido un asesino. No volvió a matar hasta tres años después, pero entonces ya no paró.
Su segunda víctima fue Larisa Tkachenko, de 17 años de edad. La convenció para ir con él al bosque para mantener relaciones sexuales, pero no fue capaz por sus problemas. Ella se rió de él y Chikatilo presa de la rabia la estranguló y eyaculó sobre su cadáver. Le mordió la garganta, le cortó los senos y se comió los pezones.
Posteriormente se decantaría por el acuchillamiento, que le daba una mayor satisfacción sexual, ya que lo identificaba con la penetración que no podía realizar. Era una auténtica bestia que acuchillaba a sus víctimas entre 30 y 50 veces, les seccionaba los pechos o los pezones con un cuchillo o a dentelladas y les extirpaba los úteros con precisión quirúrgica. Luego les sacaba los ojos, lo que se convirtió en su firma. En su confesión declaró que lo hacía porque “no podía soportar sus miradas”. Comía las partes blandas de sus víctimas y le producía “un placer animal” morder y tragar pezones o testículos. A los niños, que empezó a matar en 1981, los aturdía de un golpe, les daba una serie de puñaladas superficiales para tenerlos bajo control, los mutilaba a mordiscos, les cortaba la lengua y los genitales y los guardaba como un trofeo. Tardaba más en matarlos porque fantaseaba con la idea de que era un héroe que los mantenía cautivos y los torturaba. Les cortaba los genitales porque le recordaban su fracaso.
Algunas de las víctimas La bestia de Rostov
Mientras violaba a sus víctimas se enardecía y les golpeaba con saña en la cara. Para ocultar sus problemas sexuales, les colocaba semen dentro con una rama.
Si Chikatilo no fue detenido antes fue por la gran incompetencia de la policía rusa.
Dos días después, la policía encontró el cadáver de la niña cerca de la cabaña de Chikatilo. Le interrogaron, pero lo descartaron como sospechoso e inculparon a otro criminal sexual, Alexander Kravchenko.
La policía detuvo a Chikatilo como sospechoso de los crímenes en septiembre de 1984, pero no pudieron inculparle porque se comprobó que su grupo sanguíneo era A mientras que el semen encontrado en los cadáveres era del grupo AB. Lo tuvieron que dejar en libertad por falta de pruebas.
Chikatilo seguía matando a pesar de la auténtica caza al hombre que se había puesto en marcha: había cerca de 700 hombres buscándole.
En noviembre de 1990 un detective que estaba buscando al asesino vio a un hombre vestido de traje y corbata salir de un bosque. Tenía la cara manchada de sangre. El detective se acercó a él y le pidió los datos. Una semana después encontraron un cadáver y lo relacionaron con el sospechoso. Detuvieron a Chikatilo el 20 de Noviembre.
Irónicamente, su sangre era del grupo A, mientras que su semen era del grupo AB.
Éste es un fragmento de su declaración, en la que hacía hincapié en su desgraciada niñez y su impotencia, con la que buscaba que le absolvieron por enajenación mental:
“Me detuvieron el 20 de noviembre de 1990 y he permanecido bajo custodia desde entonces. Quiero exponer mis sentimientos con sinceridad. Me hallo en un estado de profunda depresión, y reconozco que tengo impulsos sexuales perturbados, por eso he cometido ciertos actos. Anteriormente busqué ayuda psiquiátrica por mis dolores de cabeza, por la pérdida de memoria, el insomnio y los trastornos sexuales. Pero los tratamientos que me aplicaron o que yo puse en práctica no dieron resultados.
Tengo esposa y dos hijos y sufro una debilidad sexual, impotencia. La gente se reía de mí porque no podía recordar nada. No me daba cuenta que me tocaba los genitales a menudo, y sólo me lo dijeron más tarde. Me siento humillado. La gente se burla de mí en el trabajo y en otras situaciones. Me he sentido degradado desde la infancia, y siempre he sufrido. En mi época escolar estaba hinchado a causa del hambre e iba vestido con harapos. Todo el mundo se metía conmigo. En la escuela estudiaba con tanta intensidad que a veces perdía la consciencia y me desmayaba. Soy un graduado universitario. Quería demostrar mi valía en el trabajo y me entregué a él por completo. La gente me valoraba pero se aprovechaba de mi carácter débil. Ahora que soy mayor, el aspecto sexual no tiene tanta importancia para mí, mis problemas son todos mentales.
En los actos sexuales perversos experimentaba una especie de furor, una sensación de desenfreno. No podía controlar mis actos. Desde la niñez me he sentido insuficiente como hombre y como persona. Lo que hice no fue por el placer sexual, sino porque me proporcionaba cierta paz de mente y de alma durante largos periodos. Sobre todo después de contemplar todo tipo de películas sexuales. Lo que hice, lo hice después de mirar los vídeos de actos sexuales perversos, crueldades y horrores”.
Chikatilo, mostrando a la policía como acababa con sus víctimas
El juicio de Andrei Romanovich Chikatilo se inició en abril de 1992 y duraría hasta octubre de ese mismo año. Éste, con la cabeza rasurada, presenció su juicio desde un cubículo de metal. El primer día deleitó a los fotógrafos esgrimiendo una revista porno, pero más tarde, abatido, se quitó la ropa y meneó su pene gritando:
“Fíjense que inutilidad, ¿Qué piensan que iba a hacer con esto?”.
Los jueces no dudaron en anunciar el veredicto que habían nominado: el 15 de octubre de 1992 fue sentenciado a la pena capital, y ejecutado con un tiro en la nuca en la prisión de Moscú el 14 de febrero de 1994.
Fuentes:
El libro de los asesinos, de Alicia Misrahi. (T&B Editores)
eglima.wordpress.com
wikipedia.org
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