La «Puerta» de Puma Punku
Los grandes avances de la sociedad centroandina
Hace algunos días hablábamos de los Incas – en términos rigurosos, del Tahuantinsuyo – y de los magníficos logros de su sociedad. El imperio no solo organizó un territorio extensísimo, volviéndose la unidad más grande en todo el continente americano, sino que lo hizo siguiendo un modelo único de sociedad basada en la prestación de servicios al Inca y en la integración parcial de regiones más o menos autónomas.
Sin embargo, los Incas no erigieron su impresionante imperio sobre la nada. Antes que ellos decenas de pueblos y sociedades habían realizado impresionantes avances, muchos de los cuales siguen hoy día en el misterio. Las Líneas de Nazca son el ejemplo más conocido, pero no el único y ni siquiera el más espectacular de las ruinas que nos han quedado de esta magnífica civilización.
Tiahuanaco, origen del mundo, y Puma Punku
De acuerdo con las leyendas Incas, Tiahuanaco – lugar de emplazamiento de Puma Punku – fue el sitio desde el que se creó nuestro mundo. De acuerdo con los hallazgos actuales, fue el centro de una sociedad compleja que ocupó una vasta región en el altiplano andino en la actual frontera entre Perú y Bolivia y fue contemporánea de la época clásica de la civilización maya y del imperio perdido de Teotihuacán en el actual México.
El sitio seguramente fue un templo – ciudad que, se calcula, pudo tener hasta 400 mil habitantes en sus alrededores (incluyendo los pobladores rurales). Pese a que no queda mucha información con respecto a la naturaleza de esta sociedad, se sabe que floreció en torno al año 600 d. C., fecha en la que se el templo de Puma Punku ya había sido terminado, y que decayó súbitamente en torno al año 1.000 d. C., cuando al igual que los Mayas, sus hermanos del norte, sencillamente abandonaron las ciudades y se adentraron en terrenos desconocidos.
La desaparición de la sociedad de Tiahuanaco es importante, pero analizarla requiere un artículo propio. Prosigamos con el maravilloso templo.
Las características únicas de Puma Punku
Puma Punku traduce en aimara “Puerta del Puma”. Consiste en una serie de antiguas construcciones líticas que muestran una precisión impactante en sus detalles: ya en esta construcción, unos 1.000 años antes de los Incas, quedaba claro el impresionante manejo de la roca que hacía esta civilización.
Una de las rocas finamente talladas, donde se encuentra un agujero perfectamente circular
Muchas de las características de esta construcción ya las vimos en artículos anteriores, pues aparecen en algunas construcciones posteriores de los Incas. El manejo de piedras de tamaño monumental (en ocasiones de más de 100 toneladas, aunque estas son una minoría), la increíble precisión al ubicar las rocas una junto a la otra de manera que no quede ningún espacio (esto, claro, sin usar ningún tipo de concreto o cemento) y la inclinación y perfección en la colocación de los grandes trozos de piedra. Sin embargo, esta construcción tradicional tiene algunos elementos que no encontramos en las posteriores construcciones incas:
En primer lugar su decoración. Puma Punku se encuentra decorado con símbolos, líneas y figuras talladas en la roca. Aunque la construcción es, en sí, impresionante, es la perfección en la manufactura de estos símbolos la que ha llevado a muchos a afirmar que los antiguos habitantes de los Andes tenían tecnologías ahora desconocidas o bien que recibieron ayuda de otra civilización.
Otra roca que ilustra figuras geométricas talladas con gran precisión
En varios estudios queda claro que la precisión en el corte de las rocas es magnífica. Los ángulos en muchas ocasiones (no en todas) son perfectamente rectos, y los agujeros en la roca son tan limpios que parece haber sido realizados con un taladro. Los cortes que muestran figuras geométricas también se caracterizan por una perfección casi sobrehumana.
La segunda característica que diferencia este centro monumental de las construcciones incas es la aparente construcción en masa de algunas piezas. Hay en particular una pieza con forma de “H” que se repite sistemáticamente, una vez tras otra, encajando cada pieza de manera precisa en la siguiente. Las piezas son muy semejantes entre sí, por no decir idénticas, casi como si se hubiera usado un molde en su construcción. Sin embargo, se trata de objetos de roca sólida que no pudieron ser creados en un molde… a menos, claro, que los indígenas fueran capaces de manipular a su antojo las fuerzas de la naturaleza.
Las rocas que parecerían haber sido hechas en molde
Las rocas de Puma Punku no son extremadamente duras, pero sí tienen una dureza superior a la de otras rocas manipuladas por los habitantes de los andes (principalmente la andesita). Para poder crear figuras tan detalladas era necesario el uso de herramientas metálicas muy duras, y hay evidencias que indican que los habitantes de Tiahuanaco conocían el cobre y lo usaban en aleaciones con níquel y arsénico para crear un metal bastante duro. No está claro el porqué del olvido de esta tecnología o su no aplicación al ámbito militar.
Las leyendas incas sobre Puma Punku
Cuando al Inca le preguntaron los conquistadores quién había construido dichos monumentos, su respuesta fue muy simple: “Dichos monumentos no los construimos nosotros, ni nuestros antepasados. Fueron los dioses mismos quienes lo construyeron, en una noche, un día olvidado antes del Gran Diluvio”.
Dicha afirmación normalmente se sostiene como una de las pruebas más importantes de que en Puma Punku hay algo que no es del todo comprensible. Y junto con las características arriba mencionadas, es la base para justificar la teoría de que no fueron los humanos quienes edificaron aquellas construcciones.
Pero claro, afirmar una cosa así es bastante complicado. ¿Podría ser en verdad una construcción de otra raza u otra civilización? ¿O es sólo la demostración de los grandes avances de la sociedad andina?
Fuente de imágenes: 1: arquivoufo.com.br, 2 y 4: upload.wikimedia.org, 3: arquehistoria.com