El Tarot es una baraja, con la que se jugaba antiguamente, pero que en la actualidad es utilizada sobre todo como método adivinatorio, a través de la cartomancia, donde el individuo a consultarse escoge, de forma específica y al azar, algunas cartas para que el lector o cartomántico las interprete. A través del Tarot las personas buscan aclarar sus asuntos referentes al pasado, el presente y el futuro, aunque también se usa para interpretar sueños, premoniciones y mensaje (Ver el Significado de todas las cartas del Tarot).
Origen e historia del Tarot
Se cree que apareció por primera vez como juego de naipes en Italia durante el siglo XV. De acuerdo a Giordano Berti, historiador italiano, el inventor de estas cartas pudo haber sido el duque de Milán, Filippo María Visconti, quien en 1415 inventó un naipe llamado los XVI Héroes, en el cual algunos historiadores creen encontrar símbolos idénticos a los hallados en el Tarot que comenzó a conocerse en Italia en esa época. No obstante, otros historiadores señalan que este naipe se encuentra inspirado en otros antiguos juegos procedentes de Asia, específicamente de la China y la India, donde hacia 1120 existían juegos parecidos, que en algunos casos eran ya usados con fines adivinatorios.
Los gitanos y los cristianos
Algunas teorías plantean que la historia del Tarot le debe al pueblo gitano haber llevado de hacia a Europa este método adivinatorio. Incluso también se le atribuye a los gitanos haberlo difundido por el continente europeo. No obstante, algunos especialistas en simbología, señalan que el Tarot está lleno de símbolos del cristianismo y del imaginario de la Edad Medieval, como la filosofía de los naibis, la cábala, la alquimia, la astrología y la numerología, por lo que su creación probablemente sí haya ocurrido en Europa durante el Medioevo. En este sentido sólo queda aferrarse al dato cierto que nos coloca nuevamente en Italia y en el siglo XV cuando este naipe era ya conocido. De ahí pasó a Francia, y luego a Suiza, Alemania, Austria y Bélgica, no obstante para esa época sólo era un juego de cartas, habrá que esperar hasta el siglo XVIII para que comience a ser usado formalmente como un método adivinatorio.
¿De origen judío?
Así como existe tal gama de teorías sobre su origen, otro tanto ocurre con la etimología de la palabra Tarot. Por un lado, algunos especialistas asocian la palabra tarot con el hebreo théraph que son “tablas del oráculo judío”; así mismo hay quienes afirman que por el contrario proviene del latín terere que significa “barajar”. También se han propuesto otras teorías que señalan la palabra Tarot enlazada con la palabra árabe “tar” que significa “enemigo”, o como dicta la teoría del clérigo suizo Antoine Court de Gébelin tal vez la palabra tarot pueda estar relacionada con dos palabras egipcias: tar (camino) y rog (real) por lo que podría traducirse como camino real, a pesar de que los egiptólogos no han podido encontrar ninguna referencia del Tarot dentro de la cultura de los faraones.
Con los años fueron surgiendo alrededor del mundo varios diseños de cartas, entre los cuales se encuentran las barajas de Carlos V, el de Colleoni, el de Brera, el de Minchiate, el de Erriula, el de Visconti-Sforza, el de Marsella (el cual es el más popular y conocido en el mundo, se cree que se originó en Francia hacia el siglo XVII). Así mismo también existen el tarot egipcio, el Gitano y el Clásico. También encontramos el Tarot Rider-Wite- Smith Tarot, conocido también como el tarot de Rider, el cual fue creado por Arthur Edward Waite en 1910 e impreso por la Rider Company, de donde heredó su nombre, en la actualidad es uno de los más conocidos. Igualmente en los últimos años se dejó un poco al lado el dogmatismo y se originó el nacimiento de nuevos naipes. En realidad toda aquella historia donde se puedan identificar arquetipos universales permite la creación de un mazo de cartas del tarot. En este sentido, a la época existen el Tarot del Señor de los Anillos, el Tarot de Cien Años de Soledad, el Tarot de la Casa de los Espíritus, entre otros.
Las cartas del Tarot
No obstante, más allá de los diseños de cartas, la estructura del tarot no varía, así que básicamente el Tarot está constituido por un total de setenta y ocho cartas, las cuales se dividen en dos grupos de arcanos (palabra que según algunos especialistas puede traducirse del latín arcanum como “secreto”): mayores y menores. Cada una de las cartas tiene un significado y está relacionada con un número, una letra, un elemento y un aspecto de la vida. No obstante, dentro de la lectura del Tarot cada carta también varía su significado según las cartas que la acompañen y el orden en que aparezcan, por lo que la lectura viene dada por la combinación de cartas, más que por el significado individual de cada una de las barajas.
Dentro de los arcanos mayores, conocidos también cono atouts (triunfos), se pueden contar veintidós cartas las cuales en orden correlativo serían las siguientes: El Mago, La Suma Sacerdotisa, La Emperatriz, El Emperador, El Sumo Sacerdote, Los Enamorados, El Carro, La Justicia, El Ermitaño, La Rueda de la Fortuna, La Fuerza, El Colgado o Ahorcado, La Muerte, La Templanza, El Diablo, La Torre (o La Casa de Dios), La Estrella, La Luna, El Sol, El Juicio, El Mundo y El Loco. En algunas barajas la carta de El Loco no está numerada, mientras que en otras representa el número cero. Por su parte, los arcanos menores conforman un grupo de cincuenta y seis cartas, divididas en cuatro palos (oro, espada, copas y bastos) cada uno contentivo de catorce cartas que incluyen las numeradas del uno al diez más cuatro personajes de la corte: reina, rey, caballero y sota.
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