Una de las partes del cuerpo más expuestas a golpes y raspaduras son las rodillas, puesto que por lo general son ellas las que recibirán el impacto de una caída o tropiezo, situación que afortunadamente baja su frecuencia desde la niñez hasta la adultez, aun cuando ningún individuo está exento de sufrir accidentes que lo lleven a terminar con un golpe en esta zona.
Consecuencias de los golpes en la rodilla
Siendo una articulación bastante fuerte y flexible, la rodilla pareciera estar diseñada para resistir el gran esfuerzo físico de caminar, soportar el peso del cuerpo, correr, trepar, entre otras actividades. Así mismo, es sumamente resistente a los golpes y raspaduras, las cuales suelen parecer las protagonistas de los primeros años infantiles, desde que el niño aprende a caminar.
En este sentido, siempre que no se trate de una grave lesión que requiera una visita al médico y la respectiva intervención terapéutica o quirúrgica, los golpes en la rodilla no pasarán de manifestarse con dolor, ardor cuando se trata de una raspadura, e incluso un poco de inflamación, síntomas que deberían ir cediendo con los días, en la medida en que la rodilla vaya mejorando.
Remedios para los golpes en la rodilla
De esta manera, ante un golpe o raspadura –tanto si sucede en la rodilla como en otras zonas- el cuerpo dispara procesos de defensa y de curación, destinados a la regeneración de tejidos, entre los que se encuentra la inflamación, los moretones e incluso la segregación de fluidos, en caso de presentarse lesiones que impliquen la ruptura de la piel que envuelve la rodilla. Sin embargo, existen ciertos productos y tratamientos naturales que pueden ser empleados a la hora de tratar algunos golpes y lesiones menores, y siempre y cuando se tenga la plena seguridad de que no se trata de una situación que requiera la visita a un especialista.
Entre los remedios naturales más recomendados a la hora de tratar un golpe o raspadura en las rodillas, se encuentran los siguientes:
Frío local contra la inflamación
Una reacción natural del cuerpo ante un esguince o torcedura es la de producir una inflamación en la zona afectada, a fin de enviar glóbulos blancos que pueda combatir la posible exposición del cuerpo ante el medio externo, en caso de presentarse una fractura. Así mismo, la inflamación hace que instintivamente el individuo evite mover la parte afectada, logrando entonces un efecto inmovilizador que prevenga una lesión mayor en el miembro involucrado.
No obstante, una vez que se ha visitado el médico, y se tiene un tratamiento indicado, o incluso si se trata de un golpe menor que haya producido una leve inflamación en el lugar de impacto, una buena forma de combatir la inflamación es la aplicación de frío local. Para esto bastará colocar algunos cubos de hielo dentro de una prenda de algodón, y colocarlo por algún tiempo sobre la zona inflamada, al menos por 20 minutos, tratando de que la aplicación no sea ni directa ni prologada, por lo que se debe alternar los sitios en donde se proporciona el frío. De acuerdo a las distintas fuentes, este tratamiento se debería repetir alrededor de tres veces al día.
Calor como desinflamatorio
Sin embargo, la Medicina también recomienda el uso del calor local para ayudar al cuerpo a combatir y reducir la inflamación, producida por un traumatismo. En este sentido, algunas fuentes recomiendan aplicar una comprensa caliente o una bolsa de agua caliente, por cerca de quince minutos, al menos dos o tres veces al día, a fin de ayudar al cuerpo a reducir los procesos inflamatorios relacionados con un golpe.
Calor y frío también sirven
Así también, se recomienda contra la inflamación la combinación de frío y calor local como tratamiento para reducir este síntoma. De esta forma, algunos médicos aconsejan aplicar una compresa fría o hielo por unos quince minutos en la zona afectada, para después aplicar una compresa caliente en el mismo sitio, intercalando este tratamiento, al menos tres veces seguidas, recomendándose repetir la operación al menos dos veces al día. De acuerdo a lo que indican algunas fuentes la aplicación alternada de calor y frío incentiva la circulación sanguínea en la zona afectada, al tiempo de que también produce un efecto analgésico.
Arcilla y hojas de mango
Por otra parte, existen otros métodos naturistas que pueden usarse a la hora de coadyuvar a la rodilla a recuperarse de un golpe. Entre ellos, se encuentra la arcilla y las hojas de mango. En este sentido, algunas fuentes naturistas indican que ante un golpe que deje como consecuencia un fuerte dolor e incluso inflamación, se deberán tomar algunas hojas del árbol de mango, las cuales deberán ser machacadas en un mortero, a fin de crear una pasta con ellas. Cuando se haya conseguido el objetivo, se deberá aplicar directamente sobre la parte afectada, así mismo, se debe cubrir la pasta de hojas con arcilla, a fin de que estas queden entre la piel y la capa de arcilla. Se dejará actuar hasta que la arcilla se seque y comience a agrietarse.
Sábila contra cortaduras
Una de las consecuencias más molestas que pueden acompañar un golpe en la rodilla son las raspaduras o cortadas, las cuales además de encontrarse en una zona bastante expuesta al contacto con otras superficies, debido a su propia anatomía pueden cursar un proceso de cicatrización bastante lento e incluso doloroso, por lo que no está demás aplicar algún producto que puede acelerarlo. En este sentido, resalta la sábila y sus poderes curativos. Al respecto algunas fuentes naturistas han indicado como recomendación cortar una penca de sábila de forma transversal, aplicando en la cortada o raspadura, la cual debe haberse lavado anteriormente con agua oxigenada, el líquido viscoso que sale de la planta, dejándolo actuar directamente sobre la lesión cutánea. De acuerdo a lo que indican algunas fuentes, los componentes de la sábila ayudará al tejido afectado a recuperarse rápidamente.
Imagen: misremedios.com