Se conoce con el título del Gesticulador a la obra nacida de la pluma del dramaturgo Rodolfo Usigli, la cual fue presentada en el año 1947. No obstante, el contexto y argumento de esta obra teatral, la cual da cuenta de una crítica al ambiente político de la revolución mexicana y su época posterior ocasionó su censura luego de su primera presentación. Sin embargo, la crítica coincide en señalar al Gesticulador como la obra maestra de Usigli.
Sinopsis del Gesticulador
De acuerdo a los críticos teatrales, Gesticulador plantea un viaje interno y vital de cada uno de sus protagonistas, en el camino de lograr la verdad. Sin embargo, su protagonista se encuentra también con la diatriba de debatirse en el dilema entre la mediocridad de su vida o el heroísmo que le permite sentir la impostura de su actitud como un héroe de la Revolución Mexicana. Sin embargo, su autor logra que en algún momento se desdibuje esta diatriba y se reste importancia a su realidad o no, simplemente para reflexionar sobre la capacidad humana de trazarse altos ideales y vivir para ellos, logrando a su vez llevar una historia local y netamente mexicana a un tema universal e inherente humano.
Resumen del Gesticulador
Igualmente, los críticos e historiadores teatrales afirman que el Gesticulador se convirtió en un verdadero ícono del teatro mexicano, por ser la primera obra en integrar lo costumbrista y regional mexicano, con la estructura de tres actos del teatro clásico, así como el tema universal. Resulta entonces pertinente hacer un breve resumen de estos tres actos, lo cual a su vez marca paradigma en la historia del teatro en este país americano. A continuación, cada uno de ellos:
Primer acto
Esta obra comienza cuando su protagonista César, su esposa Elena y sus hijos Julia y Miguel deciden abandonar la capital y mudarse a un pequeño pueblo de la provincia. No obstante, los muchachos se muestran bastante inconformes con la decisión del padre, por lo cual le reprochan constantemente que los haya llevado a ese sitio en donde no podrán seguir con sus vidas. Por un lado, Julia se queja de haber perdido a su novio, y Miguel de no poder continuar con sus estudios. Sin embargo, su padre les responde contundentemente que es ahí donde deben estar. Igualmente, les promete que quizás pueda usar la amistad que tiene con varios políticos de la zona, a fin de convencerlos de hacer una universidad en este sector. A pesar del intento, los hijos comienzan a llevar los reproches del presente al pasado, sacando en cara de su padre algunos de los momentos de mayor miseria, aun cuando él se dedicaba a ser profesor de una Universidad.
La discusión familiar queda atrás, y da paso a la llegada de un nuevo personaje: un norteamericano que manifiesta haberse quedado accidentado, razón por la cual necesita urgentemente un teléfono. No obstante, César no puede ayudarlo por no tener teléfono. Ante la solicitud de hospedaje, César acepta. Sin embargo, su familia se molesta, pues le parece una ligereza dejar entrar a un extraño. En su defensa, César argumenta que de no hacerlo hubiese dejado muy mal a México y su hospitalidad.
César entra entonces en conversación con su invitado, descubriendo que se trata de Oliver Bolton, un profesor de Historia Latinoamericana de la Universidad de Harvard, quien se encuentra en México realizando una investigación sobre dos héroes de la revolución mexicana: Ambrose Bierce y César Rubio, en especial sobre este último. Después de haber acordado una buena cifra de dinero, César accede a contarle a este profesor la historia de César Rubio, hasta cuando quedó sólo en compañía de dos compañeros, y decepcionado de la revolución decidió fingir su muerte para desaparecer en el anonimato. Interesado el profesor quiere saber su ubicación. Haciéndole prometer al profesor que no dirá nada, César le dice que el personaje que busca es él.
Segundo acto
Luego de un mes, a la puerta de la casa de esta familia se presenta el general Navarro buscando a César Rubio, pero sin encontrarlo. César regresa a su casa, y luego de una discusión en donde él manifiesta sentirse vigilado por su familia, su hija le reclama el estar haciéndose pasas por una persona que no era. La familia comienza entonces a hablar sobre la posibilidad de mudarse en otro sitio de México, aun cuando Elena, la esposa de César cree que lo mejor es internarse en Estados Unidos.
Las cosas parecen salirse de control, cuando Miguel le muestra a su padre la primera plana de un diario mexicano que anuncia el regreso de un gran héroe mexicano: César Rubio. En el artículo, se decía a detalle lo que César le había contado al profesor e incluso las señas de dónde podía ser localizado. La familia comienza entonces a decidir a dónde marcharse. Mientras comienzan a organizarse, se dan una serie de visitas, que vienen a averiguar sobre la identidad y paradero del gran héroe mexicano. A cada visita de alguna autoridad, César mantiene su mentira, aun cuando advierte que no tiene papeles para apoyar su testimonio pues se los ha dado al profesor americano.
Tras una suerte de interrogatorios, respuestas acertadas y extrañas casualidades, todos llegan a quedar convencidos de que este hombre en efecto es el mismísimo César Rubio. Así mismo, los políticos de la región le piden entonces que se postule a las elecciones regionales, a fin de vencer al general Navarro. A pesar de la negativa, terminan convenciéndolo, y este falso héroe de la revolución mexicana participa entonces en las elecciones como candidato.
Tercer acto
Sin sospechar las dimensiones políticas que podría traer estar en el foco político, César se sorprende cuando en el pueblo se recibe un telegrama del propio presidente de la nación, quien manifiesta apoyar a César Rubio. Así mismo, se comienza a despertar gran miedo hacia las posibles acciones del general Navarro, quien no se quedaría de brazos cruzados, mucho menos sabiendo que todo el pueblo apoyaba al tal César Rubio. Tal como todos sospechaban, el general Navarro comienza a planear cómo matar a César Rubio. Luego de concretar su plan, Navarro llega donde la viuda y sus hijos para dar sus condolencias y comunicarles que en honor de este candidato fallecido en manos de un católico fanático se fundaría una universidad.
Miguel entonces comienza a declarar que su padre no era ningún héroe y que puede probarlo. No obstante, el general Navarro, quien había asesinado al verdadero César Rubio en 1914, manifiesta que no le interesa lo que dice, y mantiene su actitud de homenaje al héroe revolucionario asesinado. Miguel, quien sigue aferrado a la verdad, decide marcharse de ese pueblo.
Imagen: elpensante.com