Con el título de El Hombre de Hierro se conoce una de las más afamadas e importantes novelas del escritor venezolano Rufino Blanco Fombona, la cual fue publicada originalmente en el año 1907, gracias al trabajo de la casa editorial Imprenta Americana, y que actualmente se encuentra bajo el sello editorial de la reconocida Monte Ávila Editores.
Descripción de El Hombre de Hierro
De acuerdo a los críticos que han abordado el análisis de esta novela de Rufino Blanco Fombona, este texto representa una de las obras más importantes del modernismo, dentro de Venezuela, destacándose también por presentar un abordaje del entorno doméstico, totalmente diferente al concebido hasta ese momento, iniciando la novela con una descripción sórdida de una casa y una familia en decadencia, como si el autor a través de este simbolismo quisiera denunciar que la modernidad sólo puede significar la decadencia y la pérdida de la familia y la casa.
Así mismo, algún crítico ha indicado la analogía que puede existir entre el espacio doméstico presentado por Rufino Blanco Fombona y la concepción de nación, la cual es presentada como un valor a punto de perderse, ante lo inhumano y despiadado que presenta el mundo moderno y su desarraigo. En cuanto a sus personajes estos han sido detallados como personajes planos, sin falta de profundidad, los cuales parecieran emular más bien caricaturas, que sirven para representar una burla hacia las personalidades políticas y burocráticas de una Venezuela, que aun sangrando por la herida que le había dejado la Guerra Federal, se encontraba deslumbradas por los albores de la modernidad y por la intención de su presidente (Cipriano Castro) de convertirla en una pequeña París.
Resumen de El Hombre de Hierro
En cuanto al contenido de esta obra literaria de Rufino Blanco Fombona, esta comienza con una exhaustiva descripción de la casa en donde vivía Crispín Luz con su esposa. De esta forma, desde el primer momento se crea una analogía entre lo lúgubre de la descripción del espacio doméstico y el apellido de su dueño, el cual resulta también una sátira, de una personalidad aburrida y sin iniciativa.
Una vez descrita la casa, la cual se señala que huele a éter, como si de una funeraria se tratara, comienza a contarse la historia de María, esposa de Crispín Luz, quien acaba de morir. A través de este ejercicio retrospectivo, el autor comienza a narrar la historia de cada uno de sus personajes, pertenecientes a una familia de clase media venezolana, en decadencia, que hace vida en la Venezuela de Cipriano Castro.
Sin embargo, esta pobreza y miseria no siempre fue así, pues tanto Crispín como sus hermanos nacieron cuando la familia Luz brillaba. Sin embargo, la muerte del padre de esta familia, signa a su viuda e hijos a tener que verse con una situación más precaria. No obstante, lo peor está por venir de la mano de los negocios truculentos que establece Ramón Luz, los cuales hacen que este hombre –hermano mayor de Crispín y preferido de su madre, Doña Felipa- pierda todo el dinero de la familia en manos de un empresario extranjero, llamado Perrín, hecho que es resaltado por algunos críticos, quienes ven en la escogencia de los nombres usados por Rufino Blanco Fombona una cara intensión a la sátira, y no bautizos inocentes.
En este sentido, el autor escogería el nombre de Crespín, en quienes muchos ven una clara referencia al presidente Joaquín Crespo, hecho recalcado en las funciones de burócrata gris que cumple Crespín Luz en sus funciones. Así mismo, el apellido de la casa y la familia de esta historia: Luz, contrasta totalmente con lo lúgubre y la decadencia de la casa, como si simplemente los nombres no pudiesen cambiar la realidad que se vive. Al respecto también destaca en nombre del jefe de Crespín, quien es bautizado Perrín, sin que sea necesario destacar su relación con perro, y que además cuenta con el extra de ser extranjero, en un momento en el cual las potencias extranjeras quisieron imponer un bloqueo a las costas venezolanas, e invadir su territorio, a fin de hacerse con el petróleo.
De esta forma, sin dinero y sin prestigio, a Crispín Luz no le queda otra suerte que emplearse a las órdenes de este comerciante y empresario extranjero, quien es el autor del sobrenombre “El hombre de Hierro”. Así mismo, la enfermedad también llega a la vida de este insípido personaje, que aun enfermo de tuberculosis, decide casarse con María, hecho que termina por contravenirlo con su familia, quien se opone desde el primer momento a esa relación.
Como resultado, los Luz comienzan a atormentar a la joven esposa, hasta que logrando desesperarla, esta huye y engaña a su marido, traición de la que nace un hijo deforme, que viene a sumar aún más vergüenza para la familia Luz, en una época donde la diversidad funcional y la diferencia es estigmatizada por la ignorancia. Así mismo, la salud de Crispín comienza a deteriorarse, estableciéndose un paralelo con la situación de la familia, la cual entre más enfermo se presenta Crispín Luz más miseria parece vivir. Finalmente fallece, sumiendo a los Luz en la miseria y la decadencia total. En su funeral, su esposa lucirá terriblemente triste, hecho que confunde a todos, pues para nadie parecía ser un secreto el rechazo que sentía la mujer hacia su viejo esposo. No obstante, María es consciente de todo lo que simboliza la muerte de su esposo para su vida, la cual a partir de entonces se perfila como un estadio de abandono, olvido y miseria.
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