Canto Séptimo:
Odiseo fue llevado ante el rey Alcínoo, por Atenea quien estaba disfrazada de una feacia. La reina Arete se percata de que las ropas que lleva puestas Odiseo, las había elaborado ella, así que le preguntó cómo llegó a la costa de Esqueria. De tal modo que el héroe les narra su desgracia, tanto en su prisión en Calipso, como la tormenta de Poseidón y finalmente, cuando fue auxiliado por la princesa Nausícaa.
La historia y el mismo Odiseo resultaron muy impactantes ante los ojos del rey. Por ende, Alcínoo le ofreció la mano de su hija o también la posibilidad de llevarlo sano y salvo hasta Ítaca.
Canto Octavo:
Como el rey Alcínoo estaba tan maravillado con Odiseo, organizó una fiesta con pompas y juegos, celebrando por la estancia del héroe y homenajeándolo. En una escena, Odiseo fue retado por la Odamante, quien lo hizo enojar y fue derrotada lanzando el disco.
Aedo Demódoco declamó un canto que relata un cuento divertido acerca de los amoríos prohibidos entre Afrodita y Ares. Afrodita era esposa de Hefesto. Todo el mundo estaba maravillado con Odiseo, tanto la princesa que le pedía que nunca se olvidara de ella, como toda la corte del rey y los habitantes.
Otro canto fabuloso de Demódoco, fue cuando Odiseo le pidió que cantara sobre la guerra de Troya. Pero fue tan emotivo para el héroe, que no pudo contener sus lágrimas, lo cual llamó de sobre medida la atención del rey, quien detuvo el canto y solicitó a Odiseo explicar las razones de su estado.
Canto Noveno:
Se trata del relato en detalle, sobre las aventuras de Odiseo en la guerra de Troya y su cautiverio en Calipso. Contaba que navegó en doce barcos que partieron desde Troya. En su camino saquearon a los cícones, en Ismaro. Luego arribaron a la nación lotófaga, donde algunos hombres comieron loto y fue muy difícil devolverlos a las embarcaciones.
Al salir de allí, se detuvieron en la isla de los cíclopes. Pero en este lugar no baja toda la tripulación, sino solo los 12 mejores hombres de Odiseo junto con él, a dialogar con los nativos para pedir alojamiento.
Pero uno de los cíclopes era un gigante de un ojo, hijo de Poseidón y se comió a muchos y a los otros los encarceló. El héroe escapó al dejar ciego al gigante y al verse humillado, Polifemo como se llamaba, pidió a gritos la venganza a su padre Poseidón.
Canto Décimo:
Por fin llegan a un lugar donde al parecer no ocurre nada malo, sino por el contrario, son ayudados. Era la isla de Eolia y Eolo de Hipótada le obsequia a Odiseo una bolsa con poderosos vientos que lo llevarían a todo destino, pero la sorpresa fue que el único viento faltante era el que los llevaría de vuelta a Ítaca.
Pero más fue la sorpresa de los hombre de Hipótada, al abrir la bolsa de los vientos pensando que allí estaban los tesoros de Odiseo, quien dormía en esos momentos. Salen impulsados entonces por el aire, destinados a pasar por la isla de los lestrigones. Éstos son unos gigantes que comen humanos y se devoraron todos los hombres de once embarcaciones.
Odiseo ya quedaba con muy pocos guerreros y salieron huyendo hacia la isla de Eea, pero las desgracias continuaron al encontrarse con Circe, una bruja que convierte en cerdos a los hombres de Odiseo. Pero afortunadamente, fueron auxiliados por Hermes, quien les llevó unas hierbas mágicas con las que pudieron contrarrestar la magia de Circe y regresar a la normalidad a la tripulación.
Sin embargo, allí permanecieron por cerca de un año y cuando Odiseo quiso salir de allí, pidió a Circe que los ayudara a regresar a Ítaca. Ella les dijo que para ello debían ir al inframundo, donde vive Hades y allí, preguntarle al alma de Tébano de Tiresias, quien era un gran y poderoso adivino. Y así fue, el anciano los guió, pero cuando toda la tripulación seguía las instrucciones, Elpénor se resbaló y falleció.
Canto Undécimo:
La escena comienza desenvolviéndose en la entrada del infierno. Allí, Odiseo invocó a los espíritus de los muertos. Entonces, apareció el alma de Elpénor, quien ruega a Odiseo que por favor entierre su cuerpo y lo incinere. El anciano Tébano detalla el futuro de Odiseo en sus profecías. En seguida, Anticlea, la mamá de Odiseo, muere esperando frustradamente a su hijo adorado.
Todo esto estaba siendo relatado por Odiseo ante los reyes de Esqueria. Enn cierto momento, la reina detuvo a Odiseo en su relato, para que le fueran entregados más y más regalos, por su heroica aventura. Luego de ser agasajado, continuó relatando sobre la muerte de Agamenón y le precisó instrucciones y consejos para que no se fuera a repetir su historia en el rey Alcínoo.