Con el nombre de María, la boba, se conoce dentro de la narrativa latinoamericana a un cuento nacido de la pluma de la célebre escritora Isabel Allende, el cual se encuentra incluido dentro del libro Cuentos de Eva Luna, obra publicada por la editorial barcelonesa Plaza & Janés, en el año 1989, momento desde el cual se ha convertido en uno de los libros más afamados de esta autora.
Argumento de María, la boba
Este cuento de Isabel Allende puede ser descrito básicamente como la historia de la vida de María, la boba, la cual es contada a raíz del fallecimiento de esta, episodio que sirve de excusa a la narradora para contar cómo esta mujer, nacida en una familia de clase alta al sur del continente, terminó siendo la prostituta más apetecida del puerto de una ciudad frente al Caribe, antes de decidir que estaba cansada de vivir, y tomarse una jarra entera de chocolate, la cual acabó con su vida, dejando tras de sí su leyenda.
Resumen de María, la boba
De esta manera, la historia comienza el día del velorio de María, la boba, cuya presentación parte con la aseveración de que esta anciana, dedicada hasta el último día de su vida a la prostitución, creía en el Amor. Así mismo, la voz narrativa la describe como una mujer menuda, de un aspecto frágil, el cual contrastaba con la ferocidad que podía cobrar a la hora de defenderse, razón por la cual pudo ejercer su oficio, con una independencia, respeto y dignidad, ganadas a base de coraje.
Por su parte, su muerte es narrada en el relato, reseñando que esta fue decidida por ella misma, quien un buen día cansada de vivir y esperar, avisó a todos sus conocidos, se puso su mejor vestido, se acostó en el centro de su cama, y se bebió una jarra completa de chocolate, durmiéndose para siempre. Sin embargo, a esta altura, aunque todos en la calle República, en donde había vivido sus últimos años, la respetaban, pocos conocían su verdadera historia, aun cuando por su aspecto y sus modos sospechaban que María, la boba no era de ahí, sino que venía de tierras remotas, y que de seguro escondía una historia sorprendente.
No obstante sus amigas y compañeras de oficio no se quedaron con las dudas, y se interesaron por descifrar esos recuerdos dispersos sobre un baúl asesino y un hombre con olor a mar, que María en algún momento comunicó en su extraña forma de hablar. De esta manera fueron atando cabos y pistas, las cuales terminaron de calzar a la perfección con la caja de recuerdos que encontraron entre las pertenencias de María, luego de su muerte.
Fue así como finalmente las amigas de María descubrieron que esta había nacido en una cómoda familia al sur de este continente, siendo hija de unos hacendados de ascendencia española, por lo que fue criada con finos modales, mucho de los cuales mantuvo hasta el final de su vida. Sin embargo, cuando tenía aproximadamente unos ocho años, el infortunio tocó a su puerta, haciendo que la pequeña María fuese arrollada por un tren, accidente que si bien no le cobró la vida, sí le arrancó para siempre la inteligencia, y sobre todo la malicia.
Consternados con la situación, y preocupados con el futuro de esta hija que ahora no podría hacerse cargo de sí misma, los padres de María decidieron cobrarle a un médico conocido un antiguo favor, consiguiendo entonces que este hombre se casara con ella. Celebrada la boda, la vida conyugal duró lo suficiente para que María diera a luz un hijo, antes de que el médico muriera de un infarto, dejando a la mujer viuda y al cargo nuevamente de sus hermanos y padres, quienes administraban la casa y su herencia.
Sin embargo, aun cuando no tenía malicia, la vida conyugal había revelado a María cierto aspecto de la vida, oculto hasta ese momento, por lo que al poco tiempo empezó a sentir deseos por otros hombres. Dándose cuenta de la situación, los padres de la mujer, queriendo evitar lo peor, decidieron enviar a María a España, para que quedase a cuido de unos tíos. Así, la embarcaron junto a una sirvienta, una vaca, el baúl de sus vestidos y su hijo.
Empero, juntaron esfuerzos para alejarla de su destino, pues en pleno viaje el infortunio volvió a truncar el destino de María. Fue así como en un accidente el baúl de sus vestidos terminó por desnucar a su pequeño hijo, cuyo cuerpo fue lanzado al medio del océano con los honores correspondientes. Luego de horas de desesperación, María salió a dar un paseo en el que conoció al hombre que abriría las compuertas de su pasión y de su tórrido e insaciable amor, y con quien huiría hacia el puerto caribeño que se abrió en el horizonte.
Pese a todo, este hombre poco o nada entendería la mujer que tenía en frente, y que era todo deseo y amor. Asustado y sintiéndose incapaz terminó por desaparecer. María decidió esperarlo, y en realidad aguardó por su marinero griego hasta su último respiro, no así su deseo, el cual a las pocas semanas decidió salir a buscar al primer hombre que pasara. Tomándolo de la mano, lo sumergió en una experiencia única, en donde esta mujer se entregaba por completo en la construcción del máximo amor. La historia rápidamente se corrió por todo el puerto, convirtiendo a María en una leyenda.
Finalmente, con el cuerpo de esta mujer en medio del local en donde trabajó hasta el final de sus días, sus compañeras recordaban cómo incluso después de vieja, algunos marineros de todas partes del mundo llegaban hasta la capital de ese país, a donde María se mudó después de algunos años de vivir en el puerto, detrás de esa leyenda. Algunos la encontraban vieja y se marchaban, mientras que otros por lástima se quedaban, siendo sorprendidos por la fuerza y la pasión de María, la boba, quien creía en el amor.
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