En contra de las probabilidades
Es sabido desde hace mucho que el cuerpo humano tiene la capacidad de servir como conductor de la electricidad, incluso cuando esta proviene de la naturaleza, razón por la cual la bibliografía al respecto está llena de historias de personas que fueron alcanzadas por rayos.
No obstante hay una en particular que desafía todas las probabilidades científicas que dictan que un ser humano puede ser alcanzado por una rayo tan sólo 1 vez en 3.000 veces multiplicadas a la séptima potencia. Se trata de Roy Cleveland, un guardabosques de Virginia, quien fue tocado por las flechas se Zeus un total de 7 veces durante su vida.
El caso de Cleveland, registrado en el Libro de Récords Guinness como el “Pararrayos Humano”, comenzó –según el autor Charles Berlitz- en 1942, cuando en ejercicio de su carrera una tormenta eléctrica le sorprendiera a campo abierto. El guardabosque se protegió debajo de una torre de observación, que justamente carecía de pararrayos, razón por la cual varios de estos comenzaron a caer sobre la estructura. Roy Cleveland trató de huir del sitio, fue ahí cuando lo alcanzó el primer rayo que lo tocó en su vida, originándole una quemadura en la pierna, y –según Berlitz- la pérdida de un dedo de uno de sus pies.
No obstante, ese sería apenas el primero. Veintisiete años después, en 1969, el guardabosque Cleveland sería alcanzado por un segundo rayo, del que seguramente no acabó de reponerse, cuando al año siguiente en 1970 lo impactó el tercero. En 1972 un cuarto rayo prendió en fuego los cabellos del guardabosques, razón por la cual, desde ese momento – comenta Berlitz- comenzó a llevar en su carro un recipiente con agua, el cual finalmente usó un año después, el 7 de agosto de 1973, cuando un quinto rayo, proveniente de una pequeña nube, quemara de nuevo sus cabellos.
Pero la historia no cesa ahí, tres años después, Roy Cleveland fue tocado por un sexto rayo el 5 de junio de 1976. Casi exactamente un año después, el 25 de junio de 1977, el guardabosque fue alcanzado por el séptimo rayo que lo impactó en su vida, mientras se encontraba pescando en un tranquilo lago. En esa ocasión, Cleveland fue hospitalizado debido a las fuertes lesiones y quemaduras que sufrió en su tórax.
El final del «pararrayos humano»
El guardabosque Roy Cleveland falleció finalmente el 28 de septiembre de 1983, a la edad de 71 años. Curiosamente su muerte no fue producida por un rayo, sino por el amor, cuando Cleveland cometió suicidio, disparándose un tiro en el estómago, según algunos biógrafos, a razón de un amor no correspondido.
Dos de sus uniformes quemados de guardabosques son exhibidos en el salón de Récords Guinnes mundiales de la ciudad de Nueva York y en la de Myrtle Beach en Carolina del Sur, como testimonio material de la existencia de Roy Cleveland, el «Pararrayos Humano».
Cuéntanos qué opinas de esta historia, y si conoces otras de personas que hayan sido impactadas repetidamente por estos fenómenos meteriológicos háznosla llegar.
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