El siguiente personaje ganó su espacio en la historia al demostrarnos su gran espíritu y deseo de superar la adversidad y hoy en día es horado como mártir tanto por la iglesia ortodoxa como la católica romana. Pues Jacinto fue uno de los tantos perseguidos por el imperio a principios del siglo II, pero su devoción lo convirtió en héroe para muchos.
Antes de la conversión y adoptar una nueva fe
Jacinto era oriundo de Capadocia (Turquía), región en la que tenía el cargo de camarlengo. Como maestro de las recamaras del monarca debía pasar mucho tiempo con él y acompañarlo en los actos y rituales para conmemorar a los dioses. Empero, al convertirse al cristianismo muchos de sus hábitos cambiaron, al igual que su actitud; cosa que no pasó desapercibida para el monarca.
Una de las situaciones que expuso a Jacinto delante de todos fue a la hora de comer los alimentos, previamente consagrados a los dioses, el emperador le preguntó porque ya no comía con ellos y éste sin dudar admitió su fe cristiana delante de todos.
Torturas y hambre
El hecho no le gustó al monarca, quien capturó a Jacinto y lo sometió a azotes y torturas. Al ver que su fe seguía intacta ordenó que encerraran al joven y le ofrecieran los más exquisitos platos, que previamente habían sido ofrecidos a los dioses del imperio.
Jacinto se negó día tras día a probar bocado y terminó muriendo de hambre; sus restos fueron conservados gracias a seguidores cristianos del momento. Fue tal la historia de Jacinto y el valor que presidieron sus hechos que hoy en día podemos encontrar la totalidad de su esqueleto, el cual se conserva en su totalidad y está vestido en su totalidad de joyas, la reliquia se puede encontrar en Baviera en la iglesia de Fürstenfelfbruck.
Fuentes:
- https://www.religionenlibertad.com/santo_de_hoy/50595/san-jacinto-cesarea-martir.html
Imagen: lavozdetarija.com