En el sur de África se encuentran algunos de los países más exitosos de aquella región, como Sudáfrica o Botsuana, pero también algunos de los más pobres, como Zimbabue. En general, pese a su éxito, muchos países se encuentran relativamente estancados y muchos otros no han logrado escapar de la pobreza. Y como todos sabemos, con la pobreza y el hambre viene la desesperación, caldo de cultivo para la Guerra.

Mientras los ojos del mundo están centrados en París, tras los recientes atentados de Daech (Estado Islámico, por sus siglas en árabe), Boko Haram sigue creciendo en Nigeria y amenazando los estados contiguos. Una eventual hambruna posiblemente garantizaría su radical expansión.

No se trata únicamente de este grupo. Milicias somalíes radicalizadas y grupos armados a lo largo y ancho del continente se alimentan de la miseria y el descontento. Pese a los esfuerzos de los gobiernos y la comunidad internacional (o quizás, a causa de ellos) millones de personas siguen en la miseria. Las causas de este despojo requerirían un libro, por lo que no es de mi interés publicarlas aquí.

Baste con saber que a todo esto se acaba de añadir un enemigo temible.

Fenómeno del Niño

El fenómeno, que amenaza también al continente americano, se cierne sobre África. Las lluvias, otrora copiosas, han dejado de visitar las regiones del Serengeti y han convertido en tierra árida lo que otrora fueron fértiles regiones de cultivo. Se calcula que Sudáfrica, país con la agricultura más avanzada, perderá entre un 10 y un 20% de su cosecha este año.

El daño es peor en los países vecinos y fluctúa desde un 21% aproximado en Zambia y Malawi hasta un dramático 50% en Zimbabue, un país tremendamente pobre y atrasado que depende muchísimo de las importaciones de alimentos de sus vecinos. En cualquier caso, parece ser un hecho: el próximo año África pasará hambre.

Imágenes satelitales de la NASA que ilustran el problema en Sudáfrica

En el centro la situación no es menos dramática. Kenia, Somalia y Etiopía se encuentran amenazadas, en este caso, por lluvias torrenciales que en conjunto podría afectar a más de 80 millones de personas. En una región caracterizada por los conflictos y el radicalismo islámico (uno de los brazos de Al Qaeda estaba ubicado en Somalia) esto no puede sino generar una grave crisis social. Las lluvias seguramente serán seguidas por la sequía (como ya sucedió en el sur).

La Guerra por venir

En estas páginas hemos hablado bastante de la relación entre el hambre y la inestabilidad social. En una situación como la de África, donde el problema social está más que latente, una hambruna puede destruir el poco orden que queda y convertir la región en un campo de guerra.

Esto, que no es más que una hipótesis en algunas regiones, es casi una certeza en el continente africano. Y la inestabilidad que venga de la Guerra bien podría afectar a países relativamente desarrollados (como Sudáfrica) que sirven de contrapeso en la región a grupos radicales.

Pero ante todo, preocupa la eventual expansión de Boko Haram, que a estas alturas no es más que un brazo armado de Daech, en todo el centro de África. Esta por repetirse la historia de Oriente Medio.

Como este, miles de cultivos están siendo destruidos por la falta de agua

Esto no hará sino aumentar la oleada de inmigrantes a la Unión Europea, que ya está colapsando ante los números y cuyos habitantes comienzan a mostrar un racismo latente tras los sucesos de París. El resultado de estas fuerzas no puede ser nada bueno.

Por esta razón, esperemos que acciones prontas mitiguen la crisis en África. Si no, podríamos estar viendo lo que ya hemos visto en Siria.

Fuente de imágenes: capewatersolutions.co.za, 2: eoimages.gsfc.nasa.gov, 3: africatrademagazine.com