Auge y crisis del ferrocarril
Hace principios del siglo XIX fue inventado el ferrocarril.
En aquellos tiempos era considerado el mecanismo más eficiente y deseable de transporte posible. El ferrocarril era sinónimo de modernidad y todos los países del mundo que aspiraban a ser considerados como “civilizados” buscaban construir un sistema de estos.
Pero para principios del siglo siguiente, las cosas habían comenzado a cambiar. La invención del automóvil generó un competidor importante en el transporte a corta distancia, y la llegada de la aviación llevó a que hubiese una alternativa mucho más rápida para viajes de larga distancia. Para el transporte de carga el ferrocarril seguía estando bien, pero en muchos otros aspectos comenzó a perder preponderancia y en algún momento pareció que incluso iba a terminar por desaparecer.
Hacia mediados del siglo XX varios países habían cambiado su enfoque de la construcción de ferrocarriles a la construcción de carreteras. Colombia, por ejemplo, dejó invertir con seriedad en trenes en los 1930’s y los Estados Unidos realizaron una cuantiosa inversión en un sistema nacional de autopistas en los 1950’s que llevaría a la pérdida de importancia del sistema nacional de ferrocarriles.
El Renacimiento Japonés
Pero había un país en el que las personas tenían una idea diferente.
Japón, luego de la Segunda Guerra Mundial, era un país en ruinas. Sin embargo, apalancándose en su considerable capital humano (pues a fin de cuentas, su educada población seguía allí) comenzó un rápido proceso de desarrollo y crecimiento económico que lo convertiría tres décadas más tarde en el líder indiscutible de la tecnología mundial.
Para finales de los 1950’s Japón ya era una economía pujante con serios problemas por la densificación de sus ciudades. Como el resto del mundo, en este periodo las aerolíneas y autopistas habían sustituido en gran medida a los sistemas de ferrocarriles, sin embargo, los japoneses no estaban convencidos con este modelo y los crecientes atascos en las autopistas les hacían pensar que tenía que haber una solución más eficaz.
Shinkansen
En 1958 el tráfico entre las dos principales ciudades de Japón: Osaka y Tokio, se había vuelto inmanejable. Estaba claro en este momento que las autopistas tendrían que crecer de manera desenfrenada para dar abasto a la cantidad de vehículos requerida. Por esta razón, el gobierno comenzó a realizar convocatorias para encontrar la mejor solución al problema.
Fue en este contexto que dos japoneses: Shinji Sogo y Hideo Shima, propusieron el primer tren de alta velocidad del mundo. El objetivo era usar motores eléctricos y rieles más anchos que permitían al tren superar con comodidad los 200 km/h.
El primero de octobre de 1964 el tren realizó su primer recorrido. En apenas cuatro horas logró llegar a Osaka desde Tokio, reduciendo de manera considerable el trayecto en vehículo (de más de seis horas) y a un precio más accesible que las aerolíneas. El experimento le mostró al mundo que en países densos un sistema de trenes bala podía ser rentable y mejorar de manera significativa la movilidad, y fue replicado por la mayor parte de países europeos y, posteriormente, por China.
En las últimas cuatro décadas la cantidad de kilómetros de líneas férreas de alta velocidad se ha multiplicado de manera exponencial, pasando de 500 kilómetros en 1963 a más de 45.000 en la actualidad.
Fuentes:
- https://www.bloomberg.com/news/videos/2018-09-13/how-japan-s-bullet-trains-changed-travel-video
Imágenes: 1: blog.gaijinpot.com, 2: internationalpress.jp