Quizás lo más conveniente, previo a abordar la definición y demás aspectos del sufijo –al, sea revisar de forma breve algunas definiciones, que permitirán entender esta secuencia lingüística dentro de su contexto morfológico preciso.
Definiciones fundamentales
En consecuencia, puede que también sea prudente delimitar esta revisión teórica a tres nociones específicas: en primer lugar, la de la propia definición de Sufijos, pues esto permitirá tener presenta la naturaleza específica del morfema –al. Así mismo se hará necesario pasar revista sobre los conceptos de Sufijos adjetivizantes y Sufijos nominalizantes, por ser estas categorías en donde se encuentran incluidas el sufijo –al. A continuación, cada una de estas definiciones:
Los sufijos
De esta manera, se comenzará diciendo entonces que la Lingüística considera a los sufijos como uno de los cinco afijos, que se pueden distinguir en las Lenguas naturales, conformando grupo con los prefijos, los interfijos, los infijos y los circunfijos.
Por otro lado, esta disciplina ha señalado que los sufijos pueden ser definidos también como morfemas tónicos, que se unen o anexan de forma posterior al lexema (o raíz de la palabra) creando una nueva forma. Así también, la Lingüística ha referido que los sufijos son los únicos sufijos que cuentan con la capacidad de cambiar la categoría gramatical de la palabra que le ha dado origen.
En cuanto a sus funciones morfológicas específicas, la disciplina lingüística le reconoce a los sufijos dos: la primera, relacionada con la Flexión, siendo entonces el morfema que se une de forma posterior a la palabra para generar una de las formas correspondiente a los distintos accidentes gramaticales que esta puede sufrir; la segunda, identificada como derivativa, es decir, un morfema que se une de forma posterior al lexema para generar nuevas palabras con independencia semántica y gramatical.
Sufijos adjetivizantes
En otro orden de ideas, será menester también pasar revista sobre la definición de sufijos adjetivizantes, los cuales han sido concebidos como morfemas derivativos, que cumplen con la tarea de anexarse de forma posterior a un lexema, con el fin de originar una nueva palabra, clasificada gramaticalmente como un adjetivo.
El proceso morfológico por medio del cual un sufijo adjetivizante se une a una palabra, creando a su vez un adjetivo, se conoce con el nombre de Derivación adjetival, mientras que los adjetivos que se generan se distinguirán entre sí según la categoría gramatical de la palabra que le ha servido de origen: Adjetivo deverbal (si ha sido un verbo), Adjetivo deadjetival (cuando le da origen un adjetivo) o Adjetivo denominal (en caso de que le sirva de origen un sustantivo).
Sufijos nominalizates
Finalmente, será pertinente también echar luces sobre la definición de Sufijos nominalizantes, explicados por la Lingüística como aquellos morfemas tónicos derivativos, que se unen de forma posterior a una palabra, para generar una nueva palabra, clasificada gramaticalmente como un sustantivo.
Los sufijos nominalizantes son a su vez los protagonistas del proceso morfológico conocido como Derivación nominal, mientras que los sustantivos creados en este proceso diferirán según las palabras que le han dado origen: Sustantivos deverbales, Sutantivos deadjetivales y Sustantivos denominales.
El sufijo –al
Teniendo presente estas definiciones, a lo mejor ciertamente sea mucho más sencillo abordar la definición del sufijo –al, el cual es entendido básicamente como un sufijo derivativo, es decir, que está constituido por un morfema tónico, que cumple con la función de crear nuevas palabras. Sin embargo, este sufijo cuenta con la propiedad de crear palabras que pueden ser clasificadas en distintas categorías gramaticales, tal como se muestra a continuación:
Sufijo adjetivizante
En primer lugar, el sufijo –al podrá ser considerado como un sufijo derivativo adjetivizante, puesto que podrá unirse a lexemas –casi siempre constituidos por sustantivos- para así dar origen a palabras clasificadas como adjetivos, y cuya carga semántica estará relacionada directamente con la idea de “relación o pertenencia”. Algunos ejemplos de este uso del sufijo –al, serán los siguientes:
Semana (sustantivo) + -al= Semanal (perteneciente o relativo a la semana)
Cultura (sustantivo) + -al= Cultural (perteneciente o relativo a la cultura)
Sufijos nominalizante
Por otro lado, el sufijo –al puede fungir también como un sufijo nominalizante, es decir, aquel que se une de forma posterior a una palabra, para generar un sustantivo. Sin embargo, estos sustantivos tienen distintas cargas semánticas, pudiendo referirse a nociones como por ejemplo:
Lugares: rosedal, arrozal
Abundancia: dineral, mundanal
Agrupación o conjunto: historial, humedal
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