Fotografía Kirlian
Creer en la fase espiritual de nuestra existencia es una de las características del ser humano que se remonta a la noche de los tiempos. De hecho, el siglo XX ha sido pródigo en intentos científicos por demostrar la existencia de ese aspecto.
La «fotografía Kirlian» es un ejemplo de ello. Aunque hoy en día algunos de sus partidarios niegan cualquier conexión con el alma y apuestan a su capacidad de diagnóstico, tampoco son capaces de explicar las supuestas relaciones que la imagen tiene con la fisiología del ser vivo.
En 1939, el ingeniero soviético Semyon Davidovich Kirlian, trabajando en la ciudad de Krasnodar, inventó un equipo sofisticado con el que pretendía estudiar a la naturaleza. El equipo recibió posteriormente su nombre: «cámara Kirlian». En los últimos 60 años se ha discutido mucho sobre la interpretación de las fotografías obtenidas, así como el origen de la radiación captada.
Aunque la técnica no alcanza una divulgación popular, sus adherentes suman por millares en el mundo entero: un famoso buscador de páginas de la Internet acusa la existencia de más de 16.000 páginas dedicadas a la cuestión.
La polémica sobre la «técnica Kirlian» comienza desde su origen. En Brasil aducen que el sacerdote Landel de Moura habría inventado su «cámara de electrografía» en 1904, básicamente similar a la de Kirlian, las autoridades ecleciásticas lo obligaron a abandonar los estudios y divulgación de su hallazgo. El sacerdote parece haber tenido una portentosa imaginación ya que, afirman en Porto Alegre, él habría patentado la radio años antes que Marconi en EE.UU.
En todo caso, sea quien fuere su autor, la técnica es la siguiente: se somete el objeto en estudio (generalmente un ser vivo, la mayoría de las veces un ser humano) a altos campos eléctricos (30.000 Volts) con baja corriente, variandola con un determinada frecuencia durante un cierto período de tiempo (100 a 200 segundos). El objeto entonces comienza a emitir una descarga luminosa que es registrada por medio de una película fotográfica.
¿Qué es el aura?
Básicamente, se trata de aire ionizado por causa del elevado campo eléctrico. Nótese en las figuras cómo el aura tiene una estructura filamentaria, con delgados hilos saliendo del objeto en estudio.
Una característica esencial de toda fotografía Kirlian, entonces, es que sea tomada en un ambiente gaseoso: cuando la foto es tomada en cámaras de vacío, el efecto no se produce (se descarta así cualquier interpretación sobrenatural del fenómeno).
Otro requerimiento es la presencia de humedad, fenómeno natural generado en todo ser vivo a partir de la transpiración. Sin embargo, no es necesario que la humedad provenga del objeto en estudio, también puede ser colocada expresamente o pueden utilizarse ciertos tipos de aceite.
Es interesante el hecho de que la fotografía puede ser tomada después de retirar el objeto de la placa sobre la que normalmente es apoyado. Esto es simplemente así porque la humedad se condensa sobre la placa formando la imagen del objeto. Por increíble que parezca, experimentos de laboratorio muestran que la fotografía puede ser tomada hasta tres días después.
A pesar de que la fotografía Kirlian puede ser explicada de manera más o menos sencilla, aún continúa fascinando a muchos. Ocurre que el fenómeno se presenta como una confirmación de algunas ideas religiosas o místicas. El aura sería una manifestación del alma, nuestra contraparte espiritual. Infelizmente para los crédulos, la fotografía no registra en realidad ningún cuerpo etéreo, sino aire ionizado y humedad o vapor de agua.
Otros, sin embargo, no ven en la fotografía kirlian un fenómeno paranormal pero creen que la técnica es útil para revelar el estado, tanto físico como psíquico, de una persona. La primera experiencia al respecto ocurrió por azar: un individuo fue fotografiado antes y después de recibir un susto y se verificó que ambas fotos eran distintas.
Nuevamente la explicación es sencilla: la transpiración de nuestra piel responde a nuestro estado de ánimo circunstancial (fenómeno que intentan explotar los detectores de mentira, por ejemplo); así, ambas fotografías deben ser distintas.
Los kirlianólogos, sin embargo, afirman poder diagnosticar todo tipo de males. El «profesor» brasileño Newton Milhomens afirma que la figura 1 que ilustra este artículo corresponde a una persona en estado depresivo. Con la misma técnica, él dice ser capaz de identificar a un egocéntrico, alguien con una inflamación o a un intoxicado. Milhomens no cree que la kirliangrafía –como la llaman algunos- sea una foto del espíritu, pero provee una exótica teoría para-electromagnética: la explica como un nuevo campo de radiación disponible por la materia.
Esto es lo que en ciencia se llama hipótesis ad hoc; o sea, como no podemos explicar el fenómeno a través de la ciencia conocida, simplemente lanzamos una hipótesis nueva y dejamos a los demás su confirmación. Demás está decir que semejante artificio no es bien visto por al ciencia. Es cierto que a veces es empleado, pero sólo de forma muy especulativa y obviamente que precisa confirmación posterior.
Sólo un efecto curioso
Entonces, si no sabemos de qué se trata un efluviograma –como también se denomina a la kirliangrafía–, hecho reconocido por sus propios partidarios; ¿cómo podemos usarlo para algún diagnóstico? Descartada ya la hipótesis paranormal de que la kirliangrafía retrata el alma humana, lo que resta es apenas un efecto curioso, sin duda de gran impacto, pero vacío de información útil.
La fotografía Kirlian no parece presentar mayores desafíos a la ciencia establecida. No se conoce ningún uso del efecto en área alguna de investigación, aunque los kirlianólogos afirmen lo contrario.
Es dudoso que el efecto represente algún potencial de interés, ya que en los últimos 60 años pocos son los científicos que se dedicaron a él. Su origen aconteció en una época en que la física pasó por un período particularmente fenomenológico.
A fines del Siglo XIX, los investigadores fueron descubiendo una serie de fenómenos que no podían explicar: el espectro de las sustancias gaseosas, los rayos catódicos, equis, alfa, beta y gama.
Pero junto con esta serie de hechos, que más tarde consiguieron explicación racional, otros nunca pudieron ser repetidos en los laboratorios que, o bien nunca fueron replicados por otros laboratorios o simplemente no se mostraron como fenómenos distintos y, por lo tanto, perdieron relevancia.
La fotografía Kirlian sobrevivió al olvido sobre todo por el aspecto místico que algunos quisieron imbuirle. Sesenta años más tarde de su nacimiento, los pocos que aún intentan encontrar una propiedad sobrenatural, o aquellos que pretenden darle un status científico, se aprovechan de los legos crédulos.
Los kirlianólogos, sin embargo, afirman poder diagnosticar todo tipo de males. El «profesor» brasileño Newton Milhomens afirma que con la misma técnica, él dice ser capaz de identificar a un egocéntrico, alguien con una inflamación o a un intoxicado.
Milhomens no cree que la kirliangrafía –como la llaman algunos- sea una foto del espíritu, pero provee una exótica teoría para-electromagnética: la explica como un nuevo campo de radiación disponible por la materia. Esto es lo que en ciencia se llama hipótesis ad hoc; o sea, como no podemos explicar el fenómeno a través de la ciencia conocida, simplemente lanzamos una hipótesis nueva y dejamos a los demás su confirmación.
Demás está decir que semejante artificio no es bien visto por la ciencia. Es cierto que a veces es empleado, pero sólo de forma muy especulativa y obviamente que precisa confirmación posterior.
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