Suspiros al viento
La tierra tiembla. El cielo se ensombrece La luna se vuelve roja. Primera trompeta.
Un ángel baja. Luces rojas. Pentagramas en las montañas. Las iglesias se derrumban.
El animal toma vida. Transformaciones. Empieza la batalla
En el mar empieza a librarse una batalla épica. Truenos y relámpagos empiezan a volar tratando de dar en el objetivo. Una de las alas de un ángel explota, dando muerte al primero de muchos.
La razón muere. Empieza el miedo. El sol se apaga Todo se libra a la luz de la luna.
Sale fuego.
Empieza a abrirse el sello y una garras se asoman por él. Cuando todo está en la oscuridad una luz infernal lo ilumina y se deja visible la cara de un macho cabrío que empieza a subir a la superficie para finalizar la comenzada guerra.
La tierra llevaba muchos años pidiendo que el momento llegara y llegó.
El sello se rompe y
Lucifer sube completamente y deja que todos lo vean.
Muchos mueren al instante.
La tierra arde en llamas. Cristo acude de emergencia cuando todo parece perdido.
Una ola de fuego lo ataca, pero implorando a su padre, logra que se detenga. Empieza a fallar, la gente ya no cree en el y su poder es débil.
En un momento crítico, una persona reza en nombre del demonio y Jesús siente como su piel se quema. Los demás reaccionan y piden por el salvador. Lucifer siente como su corazón muerto empieza a quemarse.
Debe apurarse y terminar antes de que todo se haya perdido.
Unos Ángeles bajan en socorro de Cristo y lanzan rayos de luz al demonio para vencer, pero este con una mirada los deja fuera.
Inmediatamente Miguel y Uriel acuden para poner fin a esto y son simplemente quemados por las brasas infernales que Lilith ha mandado hacia ellos. Empieza una batalla cuando Adán resucita junto con Eva y empiezan a orar por el salvador.
Este ve el esfuerzo de sus hijos de protegerlo, y empieza a ganar poder.
Inmediatamente lanza rayos fulminantes al demonio para eliminarlo de la faz de la tierra. Trata con todas sus fuerzas de hacer que perezca, pero sin crueldad en su corazón. Sabe que la más mínima muestra de odio puede ser aprovechada por él.
Sabe que toda la vida pende de un hilo, y esta vez es realmente así. Los mares se vuelven sangre. Las montañas caen destruyendo todo.
La gente pierde la fe en él, y alaban al cabrío. Dios ve lo que está pasando, y todos sus ángeles bajan a hacer justicia y salvar a su hijo, uno de entre mucho.
Desde el cielo, él empieza a hilar el destino de todos, los que alabaron a su favor y contra ya saben lo que les depara, pero igual siguen como empezaron.
El demonio se levanta y destroza el pecho de Cristo. Su inmaculado corazón queda al descubierto y no deja de sangrar, pero no es de él. Sino de ella.
María acudió a tiempo a rescatar a su hijo, pero por un gran precio.
El hijo ha visto a su madre perecer frente a sus ojos. Su furia es incontrolable y empieza a fulminar al macho cabrío. Ya nada tiene salvación. El demonio ha logrado su cometido y el odio ha entrado en el corazón de nuestro salvador
Dios actúa rápido y sale de su morada.
Todos quedan asombrados. El Padre, El hijo y el Espíritu Santo se han reunido para acabar finalmente con Satán.
Este no se queda quieto y llama a Caín y Lilith,
Quienes acuden inmediatamente.
Se entabla una batalla épica y nunca antes predicha por nadie. Michel de Nôtre-Dame desde su tumba ve lo única que no pude advertir a sus iguales.
Jesús no tiene fuerzas, pero sus padre se fusiona con él al igual que el Espíritu Santo, formando a La Luz absoluta. Esta ataca por completo a toda la legión de demonios, exterminándolos por siempre.
Satán se resiste a morir, y daña gravemente a La Luz. Los pocos mortales vivos ponen toda su fe en La Luz.
Esta adquiere un poder inimaginable. Un poder infinito y que no puede ser superado por nada en el Cosmos.
El demonio grita ante su derrota y su extinción final, pero ríe por la muerte de sus rivales también.
Su cometido se cumplió, al igual que su temor, pero finalmente ambas partes lo logaron. Vencieron al enemigo. Al rival. Al opuesto. Al distinto
Ahora los humanos deberán arreglárselas solos…
Querían el Juicio Final.
Llegó para todos.
Miles de años pasarán antes de regresar a donde estaban antes. La civilización estará en su Ultimátum. Ya no puede sobrevivir más. Los padres devoran a sus hijos y las madres no dan leche. Los animales son flácidos y las plantas secas.
La tierra se ha muerto y el agua se ha secado por completo.
Todos los días son noches.
Las noches son muertes.
Las muertes el descaso
El descanso una despedida.
Una despedida que desaparece.
Al son del viento y no vuelve jamás.
Pidieron tanto y lo obtuvieron.
El Final.
Apocalipsis.
Armagedón.
No hay ningún lugar habitable.
Solo hay desiertos y rocas.
Arena y polvo.
Todos llegaron al final de todo.
Un suspiro será la despedida de todos y cada uno de los terrestres sobrevivientes.
Ninguno podrá escapar.
Como una rata en las alcantarillas,
Simplemente navegarán
Buscando nada y algo.
Buscando Luz y Sombra.
Pero ya nada de eso es posible.
Ellos mismos los destruyeron.
Si uno se va, el otro igual.
Con una mirada al cielo se puede leer la historia completa escrita en el aire.
El humo levantado nunca baja. Intoxicando a todos y nadie.
Las bacterias finalmente han desaparecidos,
Pero igualmente los alimentos y bebidas.
Todos se arrepientes de haberlo hecho.
Provocaron el final y ahora desean un nuevo comienzo.
Siempre una segunda oportunidad. Nunca aprenderán
Pero no podrán.
Finalmente solo quedan cinco personas.
Cuatro. Tres.
Dos.
Una.
Un último suspiro al viento.
Relato cedido a Tejiendo el Mundo por Alan Dalloul. Derechos reservados por el autor.
Imagen de portada de Heretikha
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