El comienzo de un asesino
Para finales de 1998 fue atrapado un asesino muy particular en Ucrania. Este individuo había cometido más de 50 crímenes en menos de seis años y la mayoría en menos de medio año, siendo el azote de su región, donde las personas preferían esconderse para no ser una víctima más. Lastimosamente el asesino prefería entrar a las casas y cometer ahí sus barbaridades. Según testimonio de las víctimas que lograron quedar con vida, Onoprienko se hacía llamar “la bestia de Zhitomir” o “el mejor asesino del mundo”.
Cuando los periodistas preguntaron a este sujeto cómo había sido posible que hubiese ocasionado dicha masacre, él calificaba en lo que parecía ser un sano juicio que esa conducta había sido adoptada por la difícil vida llevada desde que su madre murió cuando él no era más que un chiquillo. Su padre lo internó en un orfanato y sufrió por todas las miserias de sus cuidadores, siendo incluso abusado sexualmente de los chicos más grandes.
Fue así como comenzó a nacer el monstruo que se saciaría con la sangre de varios niños, hombres y mujeres, e incluso de algún bebe de tres meses que mató al sentir una mirada fija en su cara luego de que matara a la madre y al padre con un cuchillo para robarles algún dinero.
Viajes que lo marcarían para siempre
Cuando ingresó a la marina rusa, Onoprienko debutaría como uno de los mejores soldados, recibiendo un entrenamiento despiadado pues estaban en los años de la Guerra Fría. El joven gracias a sus méritos en la academia pudo viajar alrededor del mundo e incluso llegó a conocer la estatua del Cristo que está en Río de Janeiro, la cual lo identificaría por las cruces hechas en los cadáveres en un tiempo futuro.
También visitó ciudades que tenían maquinarias de tortura para reprimir poblaciones locales, de ellos aprendió el sadismo de la tortura y diría después que conociendo eso quiso salir de la Marina para poder ejecutar sus propios crímenes.
El regreso a casa y su actitud despiadada
Efectivamente llegó a Zhitomir, una de las ciudades rusas más antiguas, ubicada en la región ucraniana de Yitomir, con una población no mayor de los 300.000 habitantes. Aquí sin conocer a nadie empezó a trabajar en diversos oficios, pero por las noches comenzó a salir a reconocer la soledad de las carreteras ucranianas.
Su primera víctima fue una familia de una pareja que venían con sus hijos en un auto. El despiadado atacó el parabrisas del auto con un escopetazo y a punta de cuchillo apuñaló a los infantes y a la señora que no podía parar de llorar de agonía al ver lo que le hacían a sus hijos. El crimen fue cometido para robar el poco dinero que llevaban.
La policía luego de ver este suceso se percató, pero rápidamente cerraron los archivos aludiendo a que era una venganza personal o a alguna cuenta pendiente que tenían los asesinados con la mafia rusa. Luego tendrían que volver a abrir el caso.
Los demás asesinados
Muchos inocentes murieron, y no solo niños o mujeres. Personas con problemas mentales fueron sus víctimas preferidas y su mayor diversión era atacar a todo aquel que se sintiera seguro, por ello llegó a matar incluso abogados de la pequeña ciudad en la que habitaba.
Entraba a las casas de las víctimas y sólo por el macabro placer de matar con su cuchillo, no violaba ni buscaba apagar su sed sexual como hacían muchos asesinos, prefería matar por matar: decía en el juicio que era su naturaleza y simplemente veía a los demás como borregos mientras él se sentía como un lobo.
Prefería matar a todos y se justificaba diciendo que “no quería levantar sospechas”, después, robaba joyas, dinero y se iba, dejando la mayoría de las cosas en su lugar. Gracias a eso obtuvo una pequeña fortuna con la que pudo realizar su viaje al exterior.
El viaje a Austria
Cuando viajó a Europa occidental, empezó a robar en cada ciudad hasta llegar a Austria. Sus robos eran violentos y se caracterizaba por dejar heridas a sus víctimas, aunque posiblemente mató a una viejita en un tren luego de robarle sus joyas.
Las autoridades lo hallaron y lo detuvieron por lo que estaba haciendo, fue encarcelado por unos meses y al poco tiempo lo extraditaron a su país, donde volvió a cometer actos crueles, solo que ahora tenía la costumbre de quitarle las manos y los dedos a sus víctimas para hacerse con los relojes y anillos.
Su detención final
A su regreso fueron halladas en su casa las cosas de muchas personas asesinadas, lo que permitió su captura y su posterior traslado a la capital de su país donde las personas pidieron a gritos su muerte. Pero Ucrania la había abolido en 1994, por lo cual no pudieron aplicarle la sentencia.
Las personas pedían a gritos la pena capital pero el juez no pudo hacer más que detallar los 52 crímenes oficiales conocidos de Onoprienko; se presume que fueron muchos más, pero los testigos no dieron cuenta de eso. Al final, Anatoli murió en prisión, dicen muchos que sin haberse arrepentido de sus actos.
Fuente de imágenes: 1: wikipedia.org, 2: camada30.fullblog.com.ar, 3: kukistanterror.blogspot.com.co