Egipto siempre fue un sitio que encerraba grandes misterios, algo fascinante para la psique europea desde tiempos de la Edad Antigua: motivo de esto, los romanos importaban objetos con gran valor histórico como bustos, joyas o estatuas. Sin embargo, durante la edad media disminuyó el interés por Egipto, ya que se convirtió en territorio islámico.

Con la llegada del Renacimiento, la obsesión por Egipto resurgió, en 1798 Napoleón invadió y conquistó aquel país: “un importante contingente de científicos y expertos que produjeron la monumental Description de l’Égypte, llevando la moda de lo egipcio a su apogeo en Europa.” Y es así como se puede decir que uno de los objetos más buscados, fueron las momias, las cuales se trasladaban a museos o exposiciones privadas o, en ocasiones, eran usadas para mera diversión.

Apostar por conservar el pasado y no por las banalidades del momento

Thomas Pettigrew fue un cirujano que era constantemente invitado a este tipo de acontecimientos. El hombre disfrutaba con el simple espectáculo al estar de pie frente a la audiencia, convirtiendo esos momentos en algo inolvidable para el público. En algunas fiestas se descubrió que una de las momias que debía ser una princesa en realidad era un hombre y que otra de ellas tenía la cabeza llena de arena.

Con el paso del tiempo, este tipo de fiestas se convirtió en algo injustificable, en especial hacerlo en nombre de la ciencia. Algunos dicen que la tradición dejó de hacerse con ánimos de conservar el pasado, pero otros comentan que en realidad lo que pasó fue que los aristócratas se aburrieron, ya que la actuación siempre era más o menos lo mismo. La última fiesta en donde se realizó un desenvolvimiento fue en 1908 y estuvo a cargo de Margaret Murray, quien se convirtió en la primera mujer en ser nombrada profesora de arqueología.

Fuentes:

1. https://www.ancient-origins.es/noticias-historia-tradiciones-antiguas/la-irrespetuosa-profanaci%C3%B3n-momias-las-fiestas-la-inglaterra-victoriana-004819

Imagen: ancient-origins.es