Iceman, fuera del cómic
Yo, que soy totalmente incapaz de meter una uña en agua que esté a menos de 20º, veo en este personaje a todo un superhombre. Wim Hof, conocido como “el hombre de hielo”, es el poseedor del récord de permanencia cubierto de hielo, con nada más y nada menos que 1 hora y 42 minutos enterrado en cubitos.
El tipo se ha pasado los últimos 20 años entrenando en condiciones climatológicas extremas para batir ese récord que no se puede decir que tenga mucha utilidad, pero vaya, en estas cosas de la superación personal ya se sabe que los límites se los pone uno mismo. ¿Y cómo se entrenaba uno para convertirse en hombre pingüino? Pues fácil; no hay más que comprarse unos pantalones cortos y echar a correr por cumbres nevadas, descalzo, por supuesto, y si se pasa cerca de algún lago helado hacer un boquete y pegarse un buen chapuzón. Así, día tras día, uno acaba quiera o no por inmunizarse contra esas temperaturas polares.
El bueno de Hof, holandés de nacimiento, se dio cuenta un buen día tras darse un chapuzón en las aguas de un pequeño lago en un parque, que tenía cierta capacidad innata para soportar el frío y que aparte, sentía también cierto gustirrinín en ello. A partir de ese momento ya fue el no parar y en su casa el agua caliente solo se ha usado para cocer patatas.
En 2000, vestido sólo con un traje de baño, se sumergió bajo el hielo en el Polo Norte y obtuvo un récord mundial Guinness por la mayor cantidad de tiempo nadando bajo el hielo.
Desafiando temperaturas de menos tres grados en el agua, la temperatura bajó hasta un mínimo de 30 grados bajo cero cuando salió del agua.
«El primer gran reto fue a nadar una distancia de 60 metros bajo el hielo cubierto de un metro de espesor más allá del Círculo Polar», recuerda.
«Mis gafas se congelaron y he perdí de vista la salida y probablemente fue por eso por lo que batí el récord”. -. Alrededor de 80 m.
Para el Hombre de Hielo, Wim Hof, poseedor también del récord de permanencia durante mayor tiempo en una pileta llena de cubos de hielo (1h 42m 22s), una de las soluciones para evitar este problema es que la gente se exponga más al frío: «Como ya todo el mundo se cubre con sacos y abrigos, la piel no está entrenada para resistir bajas temperaturas». El método para hacerse resistente al frío según Hof es el siguiente: empiece por tomar duchas cortas de agua fría, así se entrenan las venas para cerrarse de tal manera que la temperatura interna se mantenga a buen nivel.
El verano en que cayeron las Torres Gemelas fue especialmente caliente. Me iba al gimnasio y me quedaba hasta 30 minutos en la piscina de agua helada, con todo el cuerpo sumergido hasta la nariz. Parecía un hipopótamo o cocodrilo, casi sin movimiento. Estudié las reacciones de la gente cuando entraban a la piscina: muchos sentían ya el frío antes de tocar siquiera el agua. Comprendí que aparte del entrenamiento de la piel, es muy importante también vencer el frío en la cabeza.
Tomar duchas de agua fría es una vieja práctica aconsejada para calmarse –si mal no recuerdo hasta Jung escribió en sus memorias que la practicaba de vez en cuando. Y es cierto: a medida que pasa el tiempo en la pileta la mente se despeja y después de 7 u 8 minutos es posible escuchar los latidos del corazón. El experimento me dura hasta que el cuerpo empieza a tiritar de frío: ahí me salgo.
Wim Hof dice que una temperatura de menos 17 grados centígrados no es fría: «Yo la llamo refrescante. Cuando caminé media maratón en el círculo polar ártico con pies descalzos a menos 30 grados sí que sentí frío». No se si su mujer estará muy de acuerdo con su afición, que todos sabemos lo que les pasa a ciertas partes del cuerpo masculino con el agua fría…
Para este 2010, Hof tiene un nuevo desafío: caminar 50 kilómetros en el Sahara a plena luz del día sin tomar una gota de agua.
Fuentes:
Libro Guinness de los récords 2010
https://en.wikipedia.org/wiki/Wim_Hof