Como crear un parque de esculturas milenarias
En algunos países del oriente asiático como Tailandia, Laos o Vietnam es normal encontrar templos y recintos centenarios que en su día fueron erigidos como centros espirituales de las religiones budista o hindú. Miles de estatuas, entre pagodas y templos, adornan estos lugares resistiendo al tiempo, quizás protegidas por esas deidades para las que fueron talladas.
Suelo decir en muchas ocasiones que en nuestros tiempos ya no somos capaces de construir maravillas como estas reliquias. El acero y el cristal han ganado terreno a la roca y al adobe y me parece una verdadera lástima, porque puedo imaginar que poco quedará de la arquitectura moderna dentro de unos siglos, por no decir milenios.
Pero como excepción de la regla, viajamos hoy hasta el sureste de Vientiane, en Laos, hasta una pradera en la ribera del río Mekong. Allí podremos dar un paseo por el Xieng Khuan, o Parque de los Budas. Un peculiar parque de esculturas budistas e hindúes milenarias que, curiosamente, fueron creadas a mediados del siglo pasado.
Fotografías de Many Moon Honeymoon
El Xieng Khuan, (Espíritu de la ciudad en nativo), fue construido en 1958 por Luang Pu, un sacerdote-chamán que intentó integrar las dos religiones en su construcción. Tras la revolución de 1975, huyó de Laos a Tailandia donde construyó otro parque similar en Nong Khai, el Sala Keoku.
La»promiscuidad» escultórica de este anciano se debe a que las piezas no están talladas en roca si no fabricadas con cemento, adornadas y envejecidas con maestría para darles ese aspecto antiguo. Entre los Budas y los personajes de la tradición Hindú se mezclan otros Dioses, animales, humanos y demonios, dando en general un buen repaso al folclore asiático de la zona.
Un edificio de tres plantas, cuya puerta es una boca amenazadora, permite ver desde la cúspide una vista general del parque, en el ascenso las estatuas de cada planta van contando tres historias; la de la Tierra, la del Cielo y la del Infierno. Aunque sin duda el centro de atención del parque es el gigantesco Buda reclinado de 40 metros de largo.
Un trabajo digno de alagar el que realizó el venerable anciano, aunque con el paso del tiempo el lugar ha perdido un poco ese sentido espiritual por el que fue construido y se ha convertido más en un centro de ocio turístico, punto a favor también para que todo el conjunto esté bien conservado y le garantice un futuro seguro que quizás contrasta con los muchísimos enclaves históricos de esta índole que se pueden encontrar en este país y que permanecen completamente olvidados y abandonados.
Fuentes:
https://en.wikipedia.org
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