Leyendas de otro mundo
La teletransportación es uno de esos aspectos que las ramas del conocimiento denominadas ciencias malditas intentan con frecuencia estudiar tan afondo como para hallarle aplicabilidad sobre casi cualquier cosa, desde el campo de la neurociencia y la teoría de cuerdas se puede llegar a desenglobar una teoría en la cual se explica que el hombre puede llegar a configurarse así mismo como un holograma (todo esto bajo esquemas más rigurosos de la combinación de la luz en determinado espacio y tiempo).
Entendiéndose como la capacidad de trasladarse de un lugar a otro sin la necesidad de usar un medio de transporte especifico, se explica en pocas palabras como la habilidad de desaparecer de un lugar y aparecer en otro. Actualmente a niveles científicos sólo se ha logrado la teletransportación de fotones, sin embargo esto no impide que las leyendas locales adquieran fuerza, y que incluso se crea firmemente en ellas.
Uno de los seres más antiguos mitológicamente que hasta al sol del día de hoy ha logrado sobrevivir es el de la fémina con dotes místicas, las brujas han acompañado casi que cualquier relato histórico y en todos ellos se les ha atribuido la habilidad de poseer ciertos poderes que el hombre normal carece.
Las brujas usan un mecanismo similar a la teletransportación con la única excepción de que ellas no desaparecen por completo del lugar inicial, denominado bilocación, se trata de la facultad de estar presente en dos lugares simultáneamente y es comúnmente conocido como desdoblamiento.
¿Cómo funciona la teletransportación?
El individuo se proyecta o logra separar su alma del cuerpo físico y siempre en el mismo concepto de espacio-tiempo, logrando realizar un viaje en el cual puede recorrer otros lugares e incluso interactuar con otros seres (personas, objetos, animales). Se cree que si la persona logra la proyección de sí misma en otra línea temporal se denominaría como un viaje astral.
Aunque las brujas puedan estar en dos lugares a tiempo, no significa que tenga pleno uso de conciencia en el lugar inicial, de hecho, para emprender el viaje hacia el segundo plano a visitar el sujeto debe estar sumergido en un estado de trance.
A pesar de no ser un acontecimiento científicamente comprobable si se poseen muchos relatos de personas que supuestamente ha logrado este tipo de teletransporación, en pleno siglo XVII una joven de 22 años se teletransportó en lo que se cree fueron casi 500 ocasiones, la pequeña escapaba del Monasterio de la Concepción, en España, y se trasladaba hacia Texas y Nuevo México con la intención de evangelizar a los indígenas de la zonas quienes la llamaba La Venerable, como era conocida la hermana Maria de Jesús de Agreda quien al parecer, en uno de sus numerosos viajes, les obsequió un cáliz de su congregación.
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