Alfonso X de Castilla, conocido también como El Sabio (Toledo, 1221 – Sevilla 1284). Líder militar y político de la Edad Media, quien sucedió en el trono a Fernando III el Santo, convirtiéndose así en Rey de Castilla y León, ejerciendo en reinado desde el año 1252 hasta su muerte ocurrida en el año 1284. Como Rey propulsó el proceso de la reconquista de los territorios bajo el control musulmán. No obstante, su mayor legado reside en el aspecto cultural, razón por la que fue llamado El Sabio.
Vida temprana
Alfonso nació en el año 1221, en Toledo, convirtiéndose así en el primogénito del Rey Fernando III El Santo y su esposa Beatriz de Suabia. Por parte de su padre, era heredero inmediato del trono de Castilla y León, mientras que por el lado materno descendía de la familia imperial de Alemania y Bizancio, lo que también le daba derecho al trono germánico.
De hecho, con tan solo quince meses de edad fue llevado a Burgos, para ser jurado heredero de esta corona. No obstante, se conoce muy poco sobre la infancia de este monarca, por lo que los historiadores no pueden tener claro los hechos y personajes involucrados en la formación inicial de este monarca, quien llegó a convertirse en una de los grandes letrados de la nobleza.
Victorias militares
Tal como dictaba la costumbre de esa época, como infante, Alfonso se inició a muy temprana edad en el arte de la guerra, iniciándose en el año 1231, cuando hizo parte de la campaña castellana contra las tropas musulmanas del rey Ibn Hud. Diez años después, en 1241, tendría una brillante participación en las luchas que conllevaron a la conquista del Reino de Murcia. Igualmente, en 1244, firmaría en nombre de su padre, el Rey Fernando III El Santo, el tratado de Almizra, con el cual sellaba con el Rey de Aragón, Jaime I El Conquistador, nuevos límites de expansión territorial para los reinos de Castilla y Aragón. Acuerdo que además acarrearía su matrimonio con la princesa doña Violante de Aragón, hija de Jaime I, uniendo así políticamente estos dos tronos.
Horas después de la muerte de su padre, ocurrida el 1 de junio de 1252, Alfonso fue coronado Rey de Castilla y de León, adoptando el nombre de Alfonso X. Su padre, con quien para ese momento sostenía relaciones un poco complicadas, le dejaba al frente de un reino con buenas condiciones económicas, así como con un gran impulso de expansión, teniendo como objetivo los territorios en manos musulmanas, ubicados al sur del reino. En este sentido, Alfonso X promovió la Reconquista de estas tierras, logrando progresivamente ganar el poder sobre las Villas de Tejada y Jerez de la Frontera (1252), Lebrija (1255), Niebla y Cádiz (1261-1262), así como Medina-Sidonia, Alcalá de los Gazules, Vejer y Murcia (1269). Durante esta época, también hizo frente y venció, en 1264, a la sublevación musulmana, impulsada por los soberanos de Granada y Túnez. Y trató de continuar el avance contra el Islám, llegando incluso a ordenar la expedición de Sale, la cual en 1260 tenía como objetivo tomar el norte de África.
En cuanto a la política interna, Alfonso X tuvo que lidiar continuamente con el fantasma de la sublevación. En 1255 tuvo que frenar el intento de derrocamiento impulsado por su medio hermano, el infante Enrique, quien en compañía de otros nobles encabezaron la rebelión de Vizcaya. Casi veinte años después, en 1272, tuvo que enfrentar al infante Felipe, en un nuevo intento por arrebatarle la Corona. Igualmente, en 1257 también protagonizó un conflicto por el trino del imperio Alemán, cuando fue elegido por Sajonia, Bohemia, Brandeburgo y otras ciudades italianas, a fin de que fuese coronado. No obstante, en 1276, tras la oposición del Papa, quien prefería a Rodolfo de Habsburgo, Alfonso X renunció a su título como heredero de este imperio. Esta etapa, en espera y lucha por la corona germánica, se conoció históricamente como “fecho del Imperio” y trajo una etapa de grandes gastos para su reinado, lo que se tradujo en la creación de nuevos impuestos, trayendo consigo su impopularidad.
Legado cultural y años finales
En el aspecto cultural, Alfonso X es reconocido como uno de los nobles letrados más importantes de la Edad Media española. Se le considera el fundador de la Prosa Castellana, así como el responsable de la adopción del Castellano como Lengua Oficial, lo cual derivaría en el hecho de que fuese este dialecto el que pasara a regir todo el territorio de la Península Ibérica y sus colonias, en la posterior época de la conquista, dando origen a la Lengua Española. Igualmente, destacó por sus conocimientos y su papel como protector y promotor de las Leyes, la Ciencia, las Artes y la Historia, siendo considerado también como el primer historiador que adopta una postura científica hacia esta disciplina. Su papel fue fundamental para la instauración de tres grandes centros de conocimiento en Toledo, Sevilla y Murcia. Así mismo, fue gran promotor de la Poesía, siendo él mismo un gran escritor de este género en lengua gallega.
Tras un conflicto sucesorio encabezado por su segundo hijo Sancho IV, Alfonso X fue depuesto de su trono en 1278, a raíz del fallo de las Cortes, reunidas en Valledolid. Confinado en Sevilla, falleció antes de poder hacerle frente a su hijo, que en rebeldía por la disposición de su padre de nombrar rey de Jaén al infante de la Cerda, se alió con Aragón y Portugal contra él. Su muerte, sin embargo, no vino a solucionar el conflicto, pues en su testamento desheredaba a su hijo, dejando como heredero los infantes de la Cerda. No obstante, fue sucedido por su hijo Sancho IV, lo cual desató una Guerra Civil entre este monarca y los herederos designados por Alfonso X.
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