Diego de Almagro (Almagro, 1475 – Cuzco, 8 de julio, 1538). Explorador y Conquistador español, quien tomó parte, junto a Francisco Pizarro, de la conquista de Perú. Así también, se le considera oficialmente el primer español en llegar a Chile, a pesar de los conquistadores Gonzalo Calvo de Barrientos y Antón Cerrada, llevaban ya un tiempo en ese territorio, a fin de huir de las fuerzas de Pizarro. Igualmente, se tiene como el primer europeo en pisar la actual Bolivia. Fundó la primera ciudad española de Ecuador, San Pedro de Riobamba, así como la ciudad de Trujillo, Perú. De la misma forma, ayudó al capitán Francisco Pacheco a fundar y poblar la ciudad de Puerto Viejo.
Vida Temprana
Diego de Almagro nació en el año 1475 en la villa manchega de Almagro, ubicada en Ciudad Real, siendo hijo ilegítimo de Juan de Montenegro y Elvira Gutiérrez. A fin de cuidar el honor de su madre, la familia decidió que el niño creciera en otro sitio. Cumplidos los quince años, Diego decidió escapar y aventurarse al mundo. Después de errar algún tiempo, llegó a Sevilla, donde se empleó como criado de uno de los alcaldes de la ciudad, don Luis de Polanco. Sin embargo, una disputa con otro de los criados, terminó en una pelea en la cual Almagro hirió gravemente al otro, iniciándose así un juicio en su contra. Huyendo de la Justicia, Almagro decidió dirigirse a Andalucía. Luego de un tiempo, decidió aventurarse hacia América.
Inicios en el Nuevo Mundo
De esta forma, Diego de Almagro zarpó en una expedición, rumbo al Nuevo Mundo, comandada por Pedro Arias de Ávila, a órdenes del Rey Fernando el Católico. El 30 de junio de 1514, Almagro arribó a Santa María la Antigua del Darién. Se conoce muy poco sobre esta primera etapa de Almagro en América. Al parecer, la mayoría del tiempo lo pasó en Darién, donde llegó a tener una encomienda. Así mismo se conoce que logró construirse una casa, al tiempo que se dedicó a la agricultura. Al año siguiente, el 30 de noviembre de 1515, partió junto a 260 hombres, la cual derivó en la fundación de la villa de Acla. No obstante, tuvo que regresar, debido al deterioro de su salud.
Ya recuperado, participó en una nueva expedición, comandada por Gaspar Espinoza. En ella tuvo la oportunidad de conocer a Francisco Pizarro, ascendido recientemente a Capitán, así como al padre Harnando de Luque, con quienes formaría una futura sociedad. Durante esta expedición, Almagro hizo parte de las incursiones y conquistas logradas en el Golfo de Panamá, cumpliendo el papel de testigo en listas, en referencia a los asuntos indígenas. A su regreso, permaneció en Darién por cuatro años, en los cuales se dedicó a administrar sus bienes, así como los del capitán Pizarro, quien le asignó esta misión. Igualmente, se tiene noticia de que durante esta época concibió, con la india Ana Martínez, a su hijo Diego de Almagro el Mozo.
Principales Conquistas
Hacia principios de la década de 1520, Almagro escuchó sobre el reino indígena Birú, el cual era identificado como el centro del Imperio inca. Pizarro emprendió entonces dos expediciones, las cuales tuvieron lugar en 1524 y 1526, en las cuales pudieron comprobar la gran riqueza de los Inca. Lograda la Capitulación de Toledo, en 1529, los reyes de España dieron su autorización a Pizarro para conquistar Perú. En 1532, Almagro inició junto a Pizarro la empresa por conquistar este reino, la cual partió desde Cajamarca. Participó de la ejecución de Atahualpa y en el grupo que continuó hacia el Cuzco. En 1533, conquistó el litoral peruano y fundó Trujillo.
Entusiasmado ante la posibilidad de más riqueza, Almagro organizó una expedición de quinientos españoles, 100 africanos y al menos 10 mil indígenas, a fin de adentrarse en los nuevos territorios. Según lo que señalan los historiadores, la creencia de Almagro sobre tierras plenas de oro y riquezas, más hacia el Sur, probablemente provenga de un engaño hecho por los Incas con la intención de alejar a los conquistadores de su reino. El 3 de julio de 1535, salió del Cuzco. En el camino hizo alto en Molina, Paria y Aullagas, donde fue sumando hombres a su empresa, mientras esperaba que las nieves de la cordillera de los Andes se derritieran.
Llegado el momento, comenzaron el cruce de la cordillera, el cual estuvo lleno de penurias y trabajos, resultando en uno de los viajes más difíciles a los que Almagro debió hacer frente. Terminada la travesía, que costó la vida de más de un centenar de indigenas, al menos diez españoles y cincuenta caballos, llegaron a Copayapu, actual Valle del Copiapó. De ahí seguiría su marcha hacia la región del Aconcagua, donde los conquistadores Gonzalo Calvo de Barrientos y Antón Cerrada, desertores de Pizarro, habían adelantado negociaciones con los caciques de la región. Luego de ejecutar al indígena Felipillo por aconsejar a su pueblo contra los conquistadores, Almagro y sus hombres continuaron adentrándose en territorio Mapuche, eliminando a un número importante de indígenas.
Años finales
Decepcionado de no encontrar Oro, Almagro decidió regresar a Perú, a fin de tratar de ganar su Gobernación. Su regreso lo hizo a través del desierto de Atacama, travesía que no fue más noble que la realizada a través de la Cordillera. Sus acciones fueron recompensadas por la Corona española, quien lo designó Gobernador de Nueva Toledo, así como con el título de Adelantado, de todos los territorios más allá del lago Titicaca. En 1537, Almagro marchó contra el Cuzco, protagonizando el 12 de junio de 1537, la batalla de Abancay. Aún cuando el rey Carlos I, decidió darle la propiedad de la ciudad de Cuzco a Almagro, Francisco Pizarro lo traicionó, lo cual derivó en 1538, en la batalla de las Salinas, en la cual perdió el bando de Almagro. El 8 de julio de 1538, Diego de Almagro fue ejecutado por Hernando Pizarro.
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